Naciones Unidas repliega a su personal del norte de ese país. El Gobierno paquistaní ofrece cinco millones de dólares de recompensa por los líderes talibanes.
Luto: paquistaníes observan los cadáveres tras la explosión de ayer.
La Prensa. Al menos 35 personas murieron y otras 60 resultaron ayer heridas en Rawalpindi, unos 15 kilómetros al norte de la capital paquistaní, Islamabad, cuando se perpetró un atentado suicida contra los clientes de un banco que esperaban cobrar sus sueldos, según informa el diario mexicano La Jornada.
El mencionado rotativo dio cuenta de que, como consecuencia de la violencia religioso-política desatada en esa nación asiática, Naciones Unidas anunció el retiro de su personal extranjero del noroeste del país.
Las sospechas sobre la autoría del atentado se dirigen contra los talibanes, y el ejército anunció la toma de Kanigurram, una de las principales plazas fuertes de este grupo en el distrito de Waziristán del Sur.
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El atentado se perpetró contra una fila de clientes que esperaban su turno en una sucursal bancaria en un complejo que incluye un hotel de lujo y locales comerciales, cerca del cuartel general del Ejército.
Según el oficial de Policía Aslam Tarinl, el hecho ocurrió cuando el suicida llegó al lugar en una motocicleta y “la hizo volar cerca de una fila de personas. Encontramos los restos de una chaqueta con explosivos y trozos del cadáver del suicida”.
En el sitio quedaron restos de cuerpos mutilados o carbonizados por la explosión.
El atentado aún no fue reivindicado por grupo armado alguno, pero las autoridades apuntan a los talibanes porque desean vengar una ofensiva militar en curso en su principal bastión.
Islamabad condenó el atentado y ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por datos que conduzcan a la captura del líder del grupo, Hakemullah Mehsud, y otros 18 jefes talibanes.
Un mes antes, cerca de este mismo sitio, otro atentado causó la muerte de 23 personas y la toma de rehenes.
Además, el 28 de octubre, en Peshawar se produjo el peor atentado cometido por los talibanes, en el que el estallido de un coche- bomba causó la muerte de 90 personas e hirió a otras 170.
Entretanto, un comunicado oficial de Naciones Unidas dio cuenta de que “el secretario general Ban Ki-Moon declaró el paso a la etapa IV (operaciones de emergencia) en la provincia de la frontera del noroeste y las zonas tribales, con efecto inmediato”, por lo que el personal fue replegado de inmediato.