Pocos, pero no están pintados en la pared


Los tres monos sabios no ven, no escuchan y no hablan. Esas son las tres “virtudes” que quisiera el MAS para la oposición parlamentaria de acuerdo al reglamento general que regiría el funcionamiento de la llamada Asamblea Legislativa Plurinacional.

imageLa victoria que obtuvieron en las últimas elecciones generales evidentemente ha significado un exceso de vitaminas para el partido gobernante que no está mostrando disposición a concertar o por lo menos mostrar algo de buena voluntad respecto a una oposición, que se diga lo que se diga, le allanó considerablemente el camino y le facilitó en mucho las cosas.

No se les puede pedir a los masistas que sean más claros respecto a lo que desean de la oposición en la Asamblea Legislativa. Quieren que esta no solo sea sorda, ciega y muda sino que también esté amarrada de pies y manos y cumpla una función simplemente decorativa.



Es claro que si el MAS pudiera, sencillamente impediría la presencia opositora por esmirriada que esta pueda ser. Sin embargo deberá aguantar a ese molesto grupo porque debe guardar, por el momento, las apariencias democráticas. Eso no significa que dará a la oposición alguna libertad de acción y ha dejado bien claro que esa presencia deberá ser única y exclusivamente testimonial.

Para el vicepresidente Alvaro García, la oposición sencillamente no existe y en el reglamento que quiere hacer aprobar se refleja claramente esta percepción. La Asamblea legislativa masista, porque lo de pluri sale sobrando, deberá aprobar y en forma expedita las leyes y disposiciones que convengan al Ejecutivo y evitará la más mínima posibilidad de que la oposición tenga derecho al pataleo.

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El proyecto de reglamento elaborado por el MAS apunta a reproducir con creces sus dos tercios en las comisiones y comités y relegar a la oposición a aquellas instancias y niveles en los que no tendrá posibilidad de ejercer una labor fiscalizadora de la gestión de Evo Morales.

De igual forma se intenta anular el derecho de los parlamentarios o asambleistas de la oposición para pedir informes a los ministros o cualquier autoridad del Ejecutivo y ni que decir de censurarlos.

De esta forma, si la independencia del legislativo respecto al ejecutivo resultaba más que dudosa en los pasados cuatro años, en los próximos, esta habrá desaparecido totalmente y por lo que se ve, el MAS no está interesado en guardar las apariencias.

Es evidente que la oposición se encuentra en inferioridad numérica en la futura Asamblea Legislativa pero eso no significa que no existe. Su presencia, si bien minoritaria, es importante si la labor fiscalizadora es adecuadamente encaminada lo cual resulta un imperativo en la actualidad. Los masistas son cantidad, la oposición debe mostrar calidad.

Existen varios antecedentes que dan cuenta que no es necesario contar con una mayoría para fiscalizar a un gobierno y hacer política que marque la diferencia. Tal vez sería bueno recordar la labor de Marcelo Quiroga Santa Cruz. En más de una ocasión hizo escuchar su voz solitaria pero a la vez tan fuerte y sonora que los poderosos de ese entonces quedaron sin palabras.

Sin ir muy lejos en el tiempo hay que recordar que en la legislatura que está por concluir, la oposición también fue minoría en la cámara baja, sin embargo algunos diputados desarrollaron una meritoria labor fiscalizadora al denunciar e investigar las irregularidades y la corrupción del oficialismo, lo que provocó desenfrenadas rabietas a los jerarcas del gobierno; de manera que si se quiere se puede porque en política una golondrina puede hacer la diferencia.

La oposición tiene, esta vez sí, una labor histórica y deberá actuar en condiciones claramente adversas. El tiempo dirá si los nuevos escenarios tienen los actores adecuados para la batalla.