De los uniformes a los ponchos


El tener un currículum adecuado es un requisito indispensable para optar a cualquier cargo en una entidad privada y lo era (tiempo pasado) en una estatal. Este requisito trasladado a la vida militar o policial se reflejaba en tener una hoja de servicios sin tacha para acceder al generalato.

imageEl ministro de Gobierno, Alfredo Rada en un acto en la Academia Nacional de Policía el pasado 31 de diciembre (foto Abi)

Sin embargo, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, ha descubierto que el tener una hoja de servicios impecable no es suficiente para acceder al generalato en la Policía Nacional. Dice que también deben tener una “experiencia operativa”.



Hasta ahora, para aprobar el ascenso al grado más alto del escalafón policial, existía una norma, la Ley Orgánica de la Policía, en la que se establecía un cierto puntaje para los conocimientos académicos y el desempeño que tuvieron durante toda su trayectoria en la institución.

Rada argumenta que no se quiere “generales de escritorio” lo cual podría estar muy bien, pero, como en todo lo que hace el MAS, se debe estar muy bien prevenidos y leer entre líneas que es lo que en realidad se pretende. Se sabe que una cosa es la que se dice y otra, muy distinta, la que se hace.

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En realidad lo que pretende el gobierno es introducir un elemento altamente subjetivo en la calificación de los postulantes y no solamente al grado de general. Se esta ante el peligro de que la “experiencia operativa” sea en realidad valorada como el grado de identificación política con el proyecto masista.

Todavía está en la memoria las “células” militares y policiales en la época de la revolución nacionalista del MNR, cuyos miembros tenían indudable ventaja respecto a sus colegas apolíticos a la hora de acceder los ascensos o a los puestos de mando. Fue también una práctica recurrente durante las dictaduras y que se mantuvo en una forma atenuada aunque no desapareció, en la etapa democrática.

Lo que pretende el MAS es institucionalizar una práctica prebendal. Es decir, quienes se muestren como adictos al gobierno serán quienes asciendan con mayor rapidez en el escalafón de manera independiente a cual haya sido su rendimiento académico o si tuvieron problemas disciplinarios. Las consideraciones serán por tanto, esencialmente políticas.

Se trata de otro paso más del gobierno de Evo dentro de su proyecto de sistemático desmantelamiento de las instituciones republicanas. El MAS ha comprobado que sabe agradecer el respaldo que le brindan los uniformados. Basta con revisar la lista de militares y policías que ahora cumplen funciones burocráticas y diplomáticas bien pagadas.

Hasta ahora el MAS no ha valorado la formación profesional o la experiencia a la hora de asignar puestos en la administración pública, bastan la militancia y un aval y no hay razones para pensar que habría un cambio y menos en la Policía.

Es evidente que Morales no está dejando ni un solo cabo suelto mientras que la oposición sigue papando moscas incentivando la división entre ellos, al extremo que algunos esperan todavía que el proyecto masista sea un fenómeno pasajero cuando en realidad el gobierno está haciendo todo lo necesario para quedarse un periodo bastante largo y con resultados que, como van las cosas, se muestra sombrío para la verdadera democracia.