El mayor número de afectados, 9.500, está en Cochabamba. Defensa Civil llevó 20 t de ayuda al trópico, la gente desde hace varios días vive en el agua. En La Paz, la caída de una piedra de cerca de 20 toneladas mató a un joven. Hay desalojo de viviendas en tres zonas paceñas.
EN COCHABAMBA • Puerto Villarroel lucía así este sábado al mediodía. La ciudad está inundada.
La Razón. Las fuertes lluvias y granizadas caídas en los últimos días causaron estragos en casas, caminos y cultivos de cinco departamentos del país: La Paz, Beni, Chuquisaca, Santa Cruz y, el más afectado, Cochabamba. El último reporte dado a conocer ayer por el viceministro de Defensa Civil, Hernán Tuco, señala que en el país hay 28 mil familias damnificadas. Además, las precipitaciones provocaron la muerte de un adolescente en La Paz, tras la caída de una roca a su dormitorio.
Tuco indicó que son cuatro los sectores declarados en alerta roja: el trópico cochabambino, por la crecida de los ríos Ichilo, Sajta y Chimoré; Santa Cruz por el Río Grande; Beni por el Mamoré e Ibare; y La Paz, por el río del mismo nombre.
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El lunes 1 de febrero, el número de familias damnificadas llegaba a 26.412.
El pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) señala que hoy habrá lluvias, pero de menor intensidad que en los últimos días. Sin embargo, personeros que controlan los ríos en la cuenca del amazonas temen que lo peor de la inundación se dará en 10 días, entre la población de Puerto Villarroel y Trinidad, debido al desborde del río Mamoré y sus afluentes.
La situación más crítica se presenta en el trópico cochabambino, donde están 12 mil damnificados, de los 28 mil. Un reporte de la red Erbol indica que el coronel Maximiliano Morales, director de Defensa Civil del trópico cochabambino, señaló que hay indígenas yuracarés y yukis que están encima de los techos y árboles a la espera de ayuda.
Los ministros de Defensa, Rubén Saavedra; de Desarrollo Rural, Nemecia Achacollo, acompañados por Tuco, llevaron ayer más de 20 toneladas de ayuda para los damnificados.
En La Paz, la lluvia que cayó el viernes por más de seis horas provocó la caída de una roca de cerca de 20 toneladas de peso de un cerro. El material cayó encima del dormitorio de un adolescente de 14 años, en la zona Amor de Dios, en el sur de la ciudad. Con este fallecido, por efecto de los desastres naturales, el número de víctimas sube a 12 en el país.
En las poblaciones del sur de La Paz, la lluvia provocó la crecida del río La Paz. La fuerza del agua socavó la tierra que sostiene el inicio del puente Llakani que une las poblaciones de Carreras y Huancarani. Los comunarios temen la caída de este puente porque les impediría comercializar sus productos.
En la zona de Río Abajo, las autoridades regionales confirmaron que por efecto de las lluvias y la crecida de los ríos se han perdido varias plantaciones de frutas, hortalizas y verduras.
De acuerdo con la gubernamental ABI, ayer el prefecto de La Paz, Pablo Ramos, ordenó el traslado de maquinaria pesada a las poblaciones de Luribay y Río Abajo para atender los efectos del desborde de ríos y, así, coadyuvar en la limpieza de las zonas afectadas por el desplazamiento de la mazamorra que, en el caso de Luribay, ingresó al pueblo, anegando calles y plazas.
El chofer de un camión de alto tonelaje señaló a la red Unitel que varios tramos en la carretera que está detrás del cerro Illimani están en mal estado. “Lo que nos preocupan son los puentes que por la crecida de los ríos pueden verse muy afectados”, señaló.
En la ladera este de la urbe paceña, la Alcaldía procedió ayer al desalojo de 29 personas que habitaban en siete viviendas ubicadas en la zona de Pampahasi, en el sector de ingreso a la zona de Callapa. “Si bien la gente tiene en orden sus papeles de propiedad de los terrenos, éstos no cuentan con planimetrías autorizadas y es una zona considerada de alto riesgo”, dijo el director de Gobernabilidad del municipio, Pedro Susz. La autoridad edil añadió que “una de las casas sufrió, el viernes por la noche, el deslizamiento de la mitad de su patio. Es decir, el peligro es muy grande y las familias desalojaron el lugar de manera concertada”.
Agregó que si no se procedía de esa manera, se ponía en riesgo al conjunto de casas que están construidas sobre el talud.
En la zona de Alto Vino Tinto, en la ladera noreste de la ciudad, una familia desalojó su vivienda por voluntad propia y con ayuda de la Unidad de Bomberos. El riesgo de deslizamiento está latente. En esta zona varias viviendas están afectadas por las aguas subterráneas, lo que se agravó más con las lluvias y granizadas.
Funcionarios de la Alcaldía también atendieron ayer un sifonamiento sobre la avenida Costanera, frente al Cementerio Jardín, en el inicio de la zona Sur. Otro caso se atendió en la autopista que une las ciudades de La Paz con El Alto. El deslizamiento de tierra de la ladera impidió, por unos 30 minutos, la libre circulación de los vehículos.
Anoche, un árbol cayó sobre la avenida Costanera, en la zona Sur de la ciudad de La Paz. Este hecho provocó una colisión en la que tres vehículos quedaron seriamente dañados. El tráfico vehicular fue perjudicado, debido a que se debía esperar el retiro del árbol y de los motorizados.
En la ciudad de El Alto, el desborde del río Seke provocó que unas 25 casas se inunden. Funcionarios de la Alcaldía informaron que, por esta razón, en la zona Cosmos 79 del Distrito III, dos viviendas deben ser desalojadas y advirtieron de la caída de varios muros de viviendas golpeadas por las aguas.
En el departamento de Chuquisaca, según un reporte de Enlared, hasta el último viernes eran 1.624 las hectáreas de cultivos que fueron afectadas por las lluvias.
En Yapacaní, donde hay 1.632 familias perjudicadas, Defensa Civil distribuyó alimentos y carpas. Este jueves se llevará la ayuda a las poblaciones del Beni; será alrededor de 14 toneladas de alimentos.
Puerto Villarroel: 3 mil familias damnificadas
Desde hace varios días la gente está viviendo en el agua, el río Ichilo arremetió en 8 oportunidades
Puerto Villarroel: 3 mil familias damnificadas – James Daniel Los Tiempos
Los Tiempos. (Eliana Ballivián). Viviendo con el agua hasta las rodillas y tras soportar ocho arremetidas en lo que va del año del río Ichilo y el Sajta, los pobladores de Puerto Villarroel y sus alrededores sienten que ya lo perdieron todo. La ayuda tarda en llegar y aún consideran si evacuaran a los más afectados a las dos escuelas que hay en la zona urbana.
Hasta la fecha ya hay más de 3 mil familias damnificadas y aún no determinaron cuánto perdieron debido a que su producción de arroz, banano y otros cultivos fueron dañados. Además, a este panorama poco alentador se agrega que hay poca accesibilidad a la zona, debido a que el agua no deja caminar y obliga a los habitantes a refugiarse sobre los techos de sus viviendas.
Puerto Villarroel y sus alrededores, de Carrasco, es la zona más castigada por el desborde de ríos y producto de las persistentes lluvias desde enero pasado.
En un recorrido por la zona se constató que las 7 familias que fueron dadas por desaparecidas, en un primer informe, estaban aisladas por el desborde de los ríos Ichilo, Sajta y Pari, eso provocó su aislamiento y la sospecha de su desaparición, pero ya fueron halladas.
El productor de arroz Juan Veizaga que llegó a Puerto Villarroel en 1974, no recuerda haber vivido en esa zona inundaciones tan seguidas por el desborde de los ríos, ocho en lo que va de este 2010, hasta el pasado sábado, cuando las aguas del Ichilo y el Sajta no dejaban de avanzar sobre las riberas del pueblo, en medio de la impotencia y el temor de sus habitantes que, infructuosamente, han intentado hasta lo imposible para detenerlas.
Para Veizaga es la primera vez que la naturaleza se ensaña de esa manera.Pese a la cantidad de riadas que ha sufrido este pueblo y que podría seguir sufriendo, las autoridades de Defensa Civil dejaron por primera vez en este año 523 raciones de alimentos y algunas herramientas, luego de un sobrevuelo por las zonas afectadas en Puerto Villarroel, Chimoré, Villa Tunari e Ivirgazama donde se constató el rebalse de los ríos Ichilo, Chapare, Chimoré, Sajta y Cesarzama.
En su afán por controlar el curso de las aguas y evitar el desmoronamiento del edificio, los vecinos del centro turístico El Cliper, en Puerto Villarroel, construido con su propia inversión, han comenzado la semana colocando defensivos en la orilla, pero las aguas del incansable afluente los han obviado, inundando no sólo el pueblo, sino también los chacos de los productores, a los costados de la carretera de ingreso hasta donde han comenzado a salir manadas de escuálidos animales en busca de comida.
Los animales sufren
"El ganado come pasto limpio, no lo puede hacer con lodo. Ahora tienen que buscarse la vida, no. Qué les vamos a dar nosotros si ni siquiera tenemos para comer", lamentó Veizaga, uno de los 74 socios del proyecto gubernamental Emapa que se prestaron dinero para sembrar arroz, que ya no sirve, pues está enlodado. El comenta que mientras en Puerto Villarroel, las aguas llegaban hasta el muslo de los adultos, en la carretera a Yapacaní estas llegaban a la altura de la cintura la noche del pasado viernes.
En tanto, en la central de Ayopaya, en Ivirgazama, los ríos Chimoré y Cesarzama, han comenzado a retroceder, dejando todos los cultivos, mayormente platanales, enterrados en lodo, luego de que desde la madrugada del viernes el agua anegó un área colectiva de terrenos dañando 500 de las 800 hectáreas de banano que allí se produce para la exportación.
Pérdidas en la producción
Los productores de banano han visto impotentes desde sus techos y los árboles, cómo el agua subió hasta dos metros de altura, en el sector de los cultivos y aunque las aguas han bajado considerablemente gracias a que dejó de llover unas cuantas horas, las huellas dejadas son notorias: en las casas las marcas de la humedad se han calcado en las paredes y en los cultivos, los han dejado rotos y embarrados.
Pacífico Flores dijo que junto a la central de Ayopaya, también están afectados unos cien socios productores de banano de la Asociación de Bananeros Ingavi, de las centrales Puerto Alegre y 6 de agosto; unas dos mil familias, cuyos cultivos están incluso a mil metros de distancia del río.
"Estamos en espera de que madure la fruta, teníamos que venderla ayer, pero por la riada ya no hemos podido cargar, teníamos que bajar (la) pero si lo hubiéramos bajado ya se lo hubiera llevado el agua.
Ya hemos perdido 120 chipas (de plátano) desde el año pasado que llegó la primera riada, ahí se llevó 40 y en otro 40 y en otro 40", expresó.
En Ayopaya, ya van por la quinta riada con la que han sufrido el viernes y los productores están intentando llevar adelante la idea de colocar estacas de metal y madera para colocar mallas que contengan aunque de manera temporal, la fuerza de las aguas, ya que han intentado con dragado del río y no ha funcionado y los defensivos les resultan demasiado costosos.
No hay desaparecidos
Tras el rumor de la desaparición de siete familias que después se dijo que se trataba de siete personas en San Isidro, Ivirgarzama, el director de Defensa Civil anunció que no existe ninguna persona desaparecida en el trópico, por efecto de las riadas y las lluvias y aclaró que se trataba de dos hombres que el viernes fueron a recoger sus pertenencias a sus chacos y quedaron momentáneamente aislados, pero que ya aparecieron.
"Todos los niños y las señoras tienen sus refugios, pero los varones van a trabajar a su chaco y en este caso estos señores fueron sorprendidos por el río Sajta, aunque han salido por sus propios medios ilesos", dijo Morales.
De acuerdo a una evaluación preliminar que las autoridades realizaron ayer, tras un sobrevuelo en helicóptero, en Chimoré existen alrededor de 1020 familias damnificadas que son prácticamente todas las que pertenecen a tres centrales, 1 de agosto, 14 de enero y estaño.
En Puerto Villarroel se han detectado hasta el momento 523 familias que ayer recibieron algo de ayuda en alimentos y herramientas de trabajo, mientras que en Ayopaya se calcula que son 2.000 familias las que han sido afectadas en sus bienes y propiedades.
Un muerto y 3.000 familias aisladas por lluvias y riadas
Alerta: Los productores de alimentos son los más perjudicados por la pérdida de sus cultivos. Los defensivos no pudieron con la fuerza de las aguas. La ayuda gubernamental tarda en llegar a la zona cochabambina del Chapare.
Peligro: dos jóvenes caminan por una de las calles de Puerto Villarroel, que está inundada en su integridad
La Prensa. Puerto Villarroel / Los Tiempos.- Viviendo con el agua hasta la cintura y tras soportar ocho arremetidas de los ríos Ichilko y Sajta en lo que va del año, los pobladores de Puerto Villarroel y sus alrededores sienten que ya lo perdieron todo. La ayuda tarda en llegar y aún consideran si evacuarán a los más afectados a las dos escuelas existentes en la zona urbana.
Hasta la fecha ya hay más de 3.000 familias damnificadas y aún no se determinó cuánto perdieron debido a que su producción de arroz, banano y otros cultivos fue dañada. A este panorama se agrega que hay poca accesibilidad a la zona, que está casi aislada porque el agua no deja caminar y obliga a los habitantes a refugiarse sobre los techos de sus viviendas.
Puerto Villarroel y sus alrededores, principalmente Carrasco, son la zona más castigada por el desborde de ríos y producto de las persistentes lluvias desde enero del año pasado.
En un recorrido por la zona se constató por qué siete familias fueron dadas por desaparecidas el pasado viernes: estaban aisladas por el desborde de los ríos Ichilo, Sajta y Pari, pero ya fueron halladas.
El productor de arroz Juan Veizaga, que llegó a Puerto Villarroel en 1974, no recuerda haber vivido en esa zona inundaciones tan seguidas por el desborde de los ríos, ocho en lo que va de este 2010.
Las aguas del Ichilo y el Sajta no dejaban de avanzar el viernes sobre las riberas del pueblo, en medio de la impotencia y el temor de los habitantes que, infructuosamente, han intentado hasta lo imposible para detenerlas.
Las autoridades de Defensa Civil dejaron por primera vez en este año 523 raciones de alimentos y herramientas, luego de un sobrevuelo por las zonas afectadas en el Chapare cochabambino: Puerto Villarroel, Chimoré, Villa Tunari e Ivirgarzama, por el rebalse de los ríos Ichilo, Chapare, Chimoré, Sajta y Cesarzama.
En su afán por controlar el curso de las aguas y evitar el desmoronamiento del edificio, los vecinos del centro turístico El Cliper, en Puerto Villarroel, construido con su propia inversión, comenzaron la semana colocando defensivos en la orilla, pero las aguas del afluente los han obviado e inundaron no sólo el pueblo, sino también los chacos de los productores. A los costados de la carretera han comenzado a salir manadas de escuálidos animales en busca de comida para su sobrevivencia.
“El ganado come pasto limpio, no lo puede hacer con lodo. Ahora tienen que buscarse la vida. Qué les vamos a dar nosotros si ni siquiera tenemos para comer”, lamentó Veizaga, uno de los 74 socios del proyecto gubernamental de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), que se prestaron dinero para sembrar arroz, que ya no sirve, pues está enlodado. Él cuenta que mientras en Puerto Villarroel las aguas llegaban hasta el muslo de los adultos, en la carretera a Yapacaní éstas estaban a la altura de la cintura, la noche del viernes.
En la central de Ayopaya, en Ivirgarzama, los ríos Chimoré y Cesarzama han comenzado a retroceder, dejando todos los cultivos, mayormente platanales, enterrados en lodo, luego de que desde la madrugada del viernes el agua anegara un área colectiva de terrenos, dañando 500 de las 800 hectáreas de banano que allí se producen para la exportación.
Los productores de banano vieron impotentes desde sus techos y los árboles cómo el agua subió hasta dos metros de altura en el sector de los cultivos, y aunque las aguas han bajado considerablemente gracias a que dejó de llover unas cuantas horas, las huellas dejadas son notorias: en las casas las marcas de la humedad se han calcado en las paredes, y los cultivos han quedado rotos y embarrados.
Pacífico Flores dijo que junto a la central de Ayopaya también están afectados unos cien socios productores de banano de la Asociación de Bananeros Ingavi, de las centrales Puerto Alegre y 6 de Agosto; unas 2.000 familias, cuyos cultivos están incluso a mil metros de distancia del río.
“Estamos en espera de que madure la fruta, teníamos que venderla ayer, pero por la riada ya no hemos podido cargar, teníamos que bajar (la), pero si lo hubiéramos hecho ya se lo hubiera llevado el agua. Ya hemos perdido 120 chipas (de plátano) desde el año pasado que llegó la primera riada, ahí se llevó 40 y en otro 40 y en otro 40”.
En Ayopaya ya van por la quinta riada con la del viernes y los productores están intentando llevar adelante la idea de colocar estacas de metal y madera con mallas que contengan la fuerza de las aguas que amenazan con retomar su ataque por las lluvias. Ahí se calcula que son 2.000 familias las que fueron afectadas en sus bienes y propiedades.
De acuerdo con una evaluación preliminar que las autoridades hicieron ayer, tras un sobrevuelo en helicóptero en Chimoré, existen alrededor de 1.020 familias damnificadas que son prácticamente todas las que pertenecen a tres centrales de productores en el Chapare cochabambino.
Hay poca accesibilidad a la región afectada por lluvias y riadas.
Precaución en El Sillar
El servicio de transporte de buses desde Cochabamba hacia el oriente del país se reanudó ayer luego de que la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) habilitara los tramos afectados en El Sillar, informó Edilberto Mendoza Mercado, jefe de Tránsito de la Terminal de Buses.
Las empresas que cumplen servicios de transporte hacia Santa Cruz, tanto por la ruta nueva como antigua, procedieron a la venta de pasajes desde las 07.00 de ayer.
Mendoza dijo que personal de la ABC envió la correspondiente autorización para que se reanude el flujo del autotransporte hacia Santa Cruz por la carretera nueva.
Sin embargo, el personal de la ABC, como de Tránsito, recomendó transitar con precaución, especialmente por El Sillar. “La ABC nos indicó que informemos a los choferes de las diferentes empresas de transporte que marchen en caravana por El Sillar, puesto que en este lugar se habilitó una sola vía”.
Las emergencias
De acuerdo con datos oficiales, el número de familias damnificadas por las lluvias en el país llega a 28.000.
El Viceministerio de Defensa Civil anunció ayer el envío de 14 toneladas de alimentos y vituallas al Chapare.
Las autoridades sobrevolaron la zona pero no pudieron aterrizar debido a la crecida de las aguas de los ríos.
En el trópico cochabambino se han desbordado los ríos Ichilo, Chapare, Chimoré, Sajta y Cesarzama.
Desde el inicio de la época de lluvias se registraron 12 decesos, incluido el joven de 14 años fallecido ayer en La Paz.
El adolescente murió aplastado por una roca de 20 toneladas que se desprendió de un cerro por la humedad.