Morales maneja un doble discurso en el tema de la lucha contra el narcotráfico. Mientras que durante sus viajes al exterior se proclama como paladín en esta lucha, en los hechos lo promueve al permitir el aumento de los cultivos de coca, la materia prima insustituible para la fabricación de cocaína.
La cadena del narcotráfico tiene muchos eslabones que van desde la producción de la hoja de coca hasta el lavado de dinero, es decir la legalización de las ganancias obtenidas por esta ilícita actividad. Sin embargo, para Evo solo existen algunos de estos eslabones y en su imaginario la producción de coca no tiene nada que ver con el narcotráfico.
Se trata de una actitud típica en Evo: mientras achaca al resto la causa y el origen de todos los males, el se hace depositario de todas las virtudes. Hay que reconocer que tiene mucha habilidad para imaginar coartadas y, lo que es más destacable, en algunos casos logra que se las crean.
Dependiendo de las circunstancias apela a enemigos, reales o imaginarios. Es así que de tanto en tanto revive al Estado neoliberal o colonial para justificar el fracaso o la falta de convicción en la aplicación de algunas de sus políticas entre ellas la lucha contra la corrupción.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
El presidente Evo Morales en un acto de masas el pasado domingo en México. (Foto Abi).
Cuando se trata del narcotráfico apela al “imperio” al cual atribuye la totalidad de las causas de este mal y se apresura a librar de culpas a sus compañeros cocaleros a los que pretende mostrar como angelicales y esforzados campesinos dedicados única y exclusivamente a satisfacer las demandas ancestrales de los secularmente oprimidos y excluidos indígenas y originarios.
Es esta la imagen que vende de él y los cocaleros en el exterior; una imagen que es ávidamente comprada y promovida por algunos sectores de la izquierda marginal como ocurrió en los últimos días en México. Se trata de sectores que no tienen mucho de indígenas y sí son expresiones de una corriente que ya ha sido sepultada por la historia. Ojo que esto no implica decir que la justicia social, la equidad y la igualdad no sea una asignatura pendiente; lo que se cuestiona son los métodos, que en el caso que nos ocupa están produciendo resultados contrarios a los que se dice buscar.
La imagen que vende Evo no refleja la realidad boliviana. Es que no se puede decir que se combate al narcotráfico mientras que en casa los cultivos de coca se incrementan en forma ostensible. No se puede decir que se combate al narcotráfico cuando representantes de los cultivadores de la hoja de coca ocupan importantes funciones de Estado y como es fácil de suponer aprueban leyes y disposiciones que facilitan su actividad.
“Del dicho al hecho hay mucho trecho”. Esto es fácilmente comprobable en el caso de Evo Morales que mientras fuera del país se llena la boca haciendo fervientes llamados a luchar contra el narcotráfico, en los hechos fomenta esta actividad, por cuanto los proveedores de materia prima (hoja de coca) son los afiliados de las federaciones cocaleras de las que él sigue siendo máximo dirigente, a la vez que Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.