Envenenamientos: Las personas que decidieron autoeliminarse utilizaron, en la mayoría de los casos, los venenos agrícolas que utilizan en sus cultivos. Dos suicidas se lanzaron al caudaloso río del lugar.
Chulumani. Foto Qhana
La Prensa
Ola de suicidios en Chulumani, al menos hay uno por semana
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En Chulumani, capital de la provincia Sud Yungas de La Paz, se registraron al menos 10 suicidios en lo que va del año, según el Ministerio Público, lo que significa un promedio de una muerte de este tipo cada semana. Según la Fiscalía, estas personas utilizaron veneno para acabar con su vida.
Desde el inicio de esta gestión hasta el anterior sábado, el fiscal de esta región, Luis Ferrufino Castellón, informó que ya existían más de 10 suicidios de personas de diferentes edades, hecho que, afirmó, causa “mucha preocupación”. Además, esta cifra puede aumentar con el reporte de los hospitales del lugar, a los que solicitó informes.
El municipio de Chulumani tiene unos 14.000 habitantes, se halla a 1.740 metros de altura sobre el nivel del mar. Ubicada a 120 kilómetros de La Paz, en su ambiente cálido y húmedo se desarrolla principalmente el cultivo de hoja de coca, además de mangos, cacao y cítricos. Su clima subtropical es atractivo para la actividad turística.
En los casos denunciados este año prevalece el uso de órganos fosforados o venenos agrícolas, como el Tamarón y Estermin, que la gente del lugar tiene, según Ferrufino, al alcance de la mano. “Los campesinos utilizan estos insecticidas para fumigar las plantas”.
Otros dos suicidas se lanzaron al río Chulumani, conocido por su fuerte caudal, el cual llega a arrastrar grandes rocas y troncos de árboles.
La causas más comunes de estos suicidios, dijo el Fiscal, fueron problemas familiares y no así la falta de recursos económicos. Las peleas intrafamiliares, líos con la pareja e incluso celos fueron las causas más probables, según las investigaciones del Ministerio Público, para que estas personas tomaran esta fatal decisión.
El rango de edad de los fallecidos oscila entre los 30 y 40 años, y, según el Fiscal, hay un sólo caso de una persona joven, un muchacho de 18.
Las observaciones de Ferrufino son corroboradas con las estadísticas de su repartición de justicia, que afirma que más del 50 por ciento de los 74 casos denunciados durante este año tienen relación con riñas familiares, en las que existen, incluso, problemas de agresiones y lesiones.
El funcionario añade que “la mayoría de los casos son resueltos en una audiencia de conciliación”, y aprovecha en informar que Chulumani no cuenta con una carceleta adecuada para que los reos cumplan una sentencia, por lo que estas personas deben ser enviadas a La Paz.
Los otras demandas recurrentes están relacionadas con diferencias por límites y por la propiedad de terrenos, así como se abren investigaciones por intentos de violación o violaciones consumadas. Estos últimos suman más de cinco casos.
Los suicidas no proyectan un futuro
La psicóloga Margaret Hurtado explica que, en general, una persona se suicida durante una fase depresiva acompañada de angustia, porque a través de esa angustia el presente se hace agónico y en ningún momento se proyecta el futuro.
“En el medio donde se desenvuelve, no ha encontrado eco de respuesta a sus demandas y eso constituye una llamada de atención a su comunidad, a su grupo de base, que no lo ha escuchado, no la ha comprendido”.
La gente, afirma, no halla posibilidades de construir estructuras de futuro a las cuales sujetarse, a lo que se suma la soledad, ya que en su medio social no cuenta con personas que la entienden. “Por ejemplo, si la persona indica que está triste, es frecuente que le digan que no piense en cosas feas y no se toma en cuenta que la persona quiere hablar, necesita expresarse, ser escuchada para poder ser ayudada”.
Hurtado asegura que, en el caso de Chulumani, pese a ser un área de frecuente visita de extranjeros, los lugareños tienen actitudes muy tradicionales, y parte de ello es el no hablar de los sentimientos. Tienen mucho contacto, pero no comunicación.