Presidente o ministro ¿a cual creer?


Morales califica de infame al capitalismo norteamericano y su ministro Arce al mismo tiempo pide a empresarios en Nueva York que inviertan en Bolivia, donde les aseguró, sus capitales estarán «muy seguros».

image El presidente y el Vice escuchan al ministro Luis Arce sobre el plan económico del gobierno. (foto archivo)

Durante la llamada “conferencia mundial de los pueblos sobre el cambio climático” el presidente Evo Morales no ahorró calificativos contra el infame capitalismo. Lo acusó de ser el causante del deterioro del medio ambiente, de agredir a la “madre tierra”y hasta del ser el causante del homosexualismo y la calvicie.



Pero la vida tiene sus vueltas y sus pliegues. Mientras Evo lanzaba sus denuestos contra ese maléfico e inhumano sistema, su ministro de Economía Luis Arce Catacora, se reunía con empresarios estadounidenses en Nueva York para pedirles que inviertan en Bolivia, donde les aseguró, sus capitales estarán «muy seguros».

En varias ocasiones ya habíamos hecho notar la inconsecuencia que caracteriza al gobierno del MAS. Tiene un discurso para consumo de las bases indígenas y los activistas ecologistas y otro, muy diferente y hasta contrapuesto para los capitalistas.

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Ante los empresarios, los funcionarios gubernamentales deben retirar todo lo dicho por Evo Morales y atribuirlo a una conspiración de los medios de comunicación que estarían empeñados en perjudicar la imagen del autoproclamado “líder espiritual de los indígenas”.

Esta ya es una cosa de locos. Una situación en la que la cordura «brilla» por su ausencia. Se gimen plañideras frases por la salvación de la Pachamama pero se invita a invertir a aquellos a los que se acusa de agredirla hasta matarla.

En una de sus intervenciones que serán recordadas más por sus «teorías» que provocaron risas y burlas en todo el mundo que por sus aportes para defender el medio ambiente, el presidente Morales pidió que los recursos ahora destinados a comprar y producir armas, vayan a aliviar los efectos de la acción humana sobre la naturaleza.

Una propuesta realmente digna de ser tomada en cuenta pero que lamentablemente se perdió en ese mar de torpes comentarios que lanzó de manera inmisericorde. Pero tampoco en este caso Evo es consecuente. No se debe olvidar que está muy entusiasmado en recibir un crédito de Rusia para adquirir armas por un valor de 300 millones de dólares y que el vicepresidente Álvaro García dijo que sería interesante que Bolivia adquiera misiles rusos.

Es decir, mientras se afirma que los indígenas vienen de la cultura de la paz, se pretende adquirir armas con objetivos dudosos (que estarían dirigidos a defender al gobierno de los «enemigos internos») y con un procedimiento en el que solo queda claro el afán de hacer algunos negocios muy rentables.

Tampoco es muy consecuente que digamos pretender que se resuelvan los problemas ambientales en el mundo y se evite tratar los que existen en el país. El propio Consejo indígena Conamaq, que no puede ser calificado como un organismo opositor al gobierno, ha hecho notar esta incongruencia.

Por tanto, no es desacertado afirmar que la protección de la “madre tierra” o de la Pachamama en realidad es para  Morales un medio para ganar protagonismo internacional que le fue esquivo cuando utilizó el tema de la reivindicación de los pueblos indígenas.

Es claro que con la conferencia sobre el cambio climático, Evo ganó protagonismo mundial (por sus «metidas de pata») pero evidentemente no lo hizo en los mejores términos.