Entrevista a Antanas Mockus: “Estoy en las antípodas de Chávez”


MOCKUS Antanas Mockus está en camino de provocar un cataclismo electoral en Colombia. Hace dos meses, las encuestas apenas le daban el 5 % en intención de voto. Hoy es el favorito para ganar las elecciones en segunda vuelta. Desde lo alto de la cresta de la ola, el candidato presidencial del Partido Verde, tiene que hacer frente a los infundios que lanzan sus adversarios para socavar su credibilidad: dicen que será blando con Chávez, que será complaciente con la guerrilla, que es poco coherente…

-¿Cómo un filósofo se ha convertido en pocos días en líder de masas?

-En parte gracias a las redes sociales como Facebook y a la cooperación y entendimiento que hemos conseguido cuatro ex alcaldes de Bogotá y Medellín que convertimos la competencia en ejemplo de cooperación, lo que nos dio credibilidad. 



-El ex presidente peruano Alberto Fujimori fue condenado a 25 años por su responsabilidad en el asesinato por militares de ocho universitarios y dos profesores. En Colombia hay denuncias de 2.000 jóvenes muertos por militares para hacerlos pasar por guerrilleros y cobrar recompensa. ¿Qué responsabilidad tienen en esos crímenes Uribe como presidente y Santos como ex  ministro de Defensa?

-El presidente Uribe no tiene relación que yo sepa, que yo pueda conjeturar, con esos crímenes. La puesta en marcha de un sistema de incentivos pudo distorsionar la actividad de los soldados, que buscaron permisos con asesinatos simulados. Mataban a campesinos, incluso a gente con algún retraso mental o con historial delictivo, las vestían con uniformes de la guerrilla de las FARC, y lo reportaban como rebeldes muertos. Así conseguían permisos para visitar a la familia o incentivos económicos. Fueron meses terribles, muchos nos indignamos y protestamos.

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-Rafael Pardo, ex ministro de Defensa, dijo a La Vanguardia que había responsabilidad por parte de Uribe y Santos, al menos por no controlar la veracidad de los informes falsos del ejército sobre asesinatos de tantos jóvenes.

-Hay una responsabilidad eventual por omisión. Es preocupante. Confío en que la Justicia colombiana será capaz de esclarecer estos crímenes, de tal modo que no quede ni la sombra de una duda sobre la actuación de los militares.

-¿Uribe puede ser enjuiciado por su presunta responsabilidad en asesinato de jóvenes por militares o por los comprobados sobornos a los parlamentarios para lograr su reelección en 2006?

-En ningún caso veo clara la responsabilidad del presidente Uribe. Parece impropio de su estilo ordenar algo como asesinatos de jóvenes. En cuanto a los sobornos a congresistas para lograr la reelección de 2004 yo sí veo claramente la implicación de los colaboradores de Uribe, que deberían responder ante los tribunales. En algún momento yo pedí en una carta pública la renuncia del presidente Uribe a raíz de ese escándalo de sobornos a parlamentarios. Para Colombia es importante esclarecer a fondo ese cohecho.

-El lema de su campaña es legalidad democrática. ¿Se ha violado mucho la legalidad democrática durante el mandato de Uribe?

-Sí. En la cultura colombiana, no en todos los sectores, hay como una tentación del atajo, y la gente cae en la tentación del atajo para buscar resultados. En el pasado hubo asesinatos de candidatos presidenciales por la dificultad del establecimiento colombiano de soportar las opciones alternativas. Es algo así como sólo pueden participar en el juego democrático si salen como yo lo preveo, como yo lo deseo. En la sociedad a veces se dan reacciones violentas absolutamente injustificadas y antidemocráticas.

-¿Teme que Santos desencadene la guerra sucia contra su candidatura?

-Ojalá no. Cada uno es responsable del color ético que le pone a su campaña.

-¿Uribe es un Chávez de derechas?

-En este momento no quisiera molestar al presidente Uribe ni al presidente Chávez con las comparaciones.

-Dicen de usted que si gana la elección sería un presidente débil con Chávez.

-Procuro establecer relaciones razonables, prudentes, constructivas. Tengo muy claras las obligaciones constitucionales y los derechos de los países en sus relaciones internacionales. Confío mucho en el sistema multilateral y estoy dispuesto a no molestar ni a enrarecer la relación. Pero es importante hacer respetar las posturas de los países en el seno de una discusión.

-Sus adversarios intentan aprovechar su presunta debilidad con Chávez.

-Ante la crítica, el mejor antídoto es la claridad. Gústennos o no, no existe otro camino que el entendimiento. No me importa que para atacarme digan que Chávez odia a Santos y me prefiere a mí. La relación entre países vecinos traspasa el grado de simpatía o antipatía de sus presidentes. En mi gobierno cultivaré el respeto, haré uso de la diplomacia para llevar buenas relaciones. El mejor camino es la prudencia.

– ¿Cómo responderá si Chávez pretende expandir por Colombia su revolución bolivariana?

-Cero tolerancia con Chávez. Aunque yo tengo más preocupación social, estoy en las antípodas de Chávez. Colombia trazó un rumbo y es el correcto. La base es el respeto. Hay múltiples vías que un país puede tomar sin entrometerse con las del vecino. Si el camino que adoptó Venezuela la lleva a terminar siendo otra Cuba, para el continente sería una tristeza

-¿Cuál será su política para pacificar Colombia y erradicar la guerrilla?

-Con más fuerza, más justicia, más educación, más presencia del Estado, no sólo para combatir la guerrilla, sino para luchar contra la desigualdad. Eso supone más recursos. Hay que tener el coraje de decirle a la sociedad cómo enfrentar el espantoso déficit fiscal que nos van a entregar, la altísima deuda y el terrible atraso en infraestructuras que vamos a heredar, Es prioritario salvar el sistema de salud que está a punto de naufragar.

-¿Qué les ofrece a los guerrilleros para que abandonen las armas?

-La Constitución. La Carta Magna establece y fija un marco para los rebeldes que abandonan las armas. Mi política frente a la guerrilla se resume en una palabra, firmeza. Es la firmeza frente al uso del secuestro como lenguaje. No me parece aceptable este lenguaje. Hemos sido manipulados demasiadas veces de idéntica manera. Hay como un sadismo en la explotación del dolor de las familias. Lo más evidente es decirle a la guerrilla, señores de las FARC acójanse a la Constitución colombiana. Si se acogen a la Constitución, habrá alternativas, habrá soluciones. Si no lo hacen no veo nada, nada, que hablar con ellas.

– Sus detractores aseguran que con campañas didácticas no se derrotará el terrorismo.

-Las FARC tienen que aprender a hablar un lenguaje distinto al del secuestro. Mientras hablen con el lenguaje del secuestro, mientras pretendan tomar el poder por medio de las armas, mientras pretendan zonas desmilitarizadas para negociar están presas de su pasado. Hay que aceptar la Constitución colombiana.

-Predica la legalidad democrática frente a la seguridad democrática que impulsa Uribe. ¿Qué es para usted la legalidad democrática?

-La legalidad democrática es presencia de la Fuerza Pública en todo el territorio colombiano y eso es muy importante. Es el monopolio de la Fuerza Pública por parte del Estado. Ese es el primer peldaño. Pero el segundo peldaño es tener jueces en el territorio. Que la gente cuando requiera justicia acuda a la justicia del Estado y que no haya cantidad de bandas de diverso tipo haciendo justicia por mano propia.

-¿Favorecería un intercambio humanitario de guerrilleros presos por los militares y civiles que tiene retenidos la guerrilla?

-Uno es preso de lo que dice y libre de lo que calla. Si la guerrilla sigue con el terrorismo y la colocación de minas no hay posibilidad de diálogo. Las FARC quieren intercambio porque quieren sentirse Estado pleno, con ejército propio, y esa reconocimiento no lo admitimos ni se lo vamos a dar. Si hiciéramos un acuerdo humanitario con canje de presos y prisioneros, seis meses después volveríamos a tener a 20 o 40 policías y soldados secuestrados.

-Una manera de acercase a la pacificación podría ser que usted se volcara más en el campo social, que Uribe lo ha dejado desatendido. Uribe se ha dedicado más a la guerra, usted se dedicaría más al tema social.

-Esas son las disculpas, los pretextos, que sacan las FARC adelante para prolongar la guerra. Yo reto a las FARC a evaluar lo que hicimos en la alcaldía de Bogotá, Lucho Garzón, Enrique Peñaloza, yo, Sergio Fajardo en Medellín. Durante nuestros mandatos como alcaldes construimos igualdad social, ofrecimos protección a los más débiles en materia de educación, salud, bienestar. Fueron tan contundente los resultados que me sometería a cualquier jurado internacional que comparara con las FARC lo que hemos hecho en las alcaldías. Hemos hecho mucho más que las FARC por los sectores populares. Las FARC pretenden  hacerse llamar el ejército del pueblo, si es así tienen que respetar los gobiernos del pueblo.

¿Usted prestaría más atención a la inversión social?

-Por supuesto que prestaremos más atención al desarrollo social. Habrá más inversión social, pero eso significa mejorar el cobro de impuestos y que la gente entienda que los impuestos producen igualdad. Tal como hicimos en la alcaldía de Bogotá, usaremos los recursos públicos como recursos sagrados. Es como las hostias, robar una hostia consagrada es un sacrilegio, es más grave que robar  una hostia sin consagrar. En Colombia hay mucha gente con el “chip” zanahorio, como yo llamo a la mentalidad de cumplir las normas, trabajar, entregar las tareas a tiempo y no hacer trampita. Pero también hay gente con el chip remolacho, el “chip” que le autoriza a hacer trampa…

-Los cuatro alcaldes agrupados en su plataforma transformaron Bogotá y Medellín. ¿Serán capaces de transformar a toda Colombia?

-Sí. Claramente creo eso. Si pudimos cambiar Bogotá y Medellín, podremos cambiar Colombia.

-¿Uribe ha pecado de autoritarismo durante su mandato?

-No me corresponde  a mí utilizar calificativos tan duros con él. En cierta  manera concentró mucho los poderes personalmente y con gran habilidad resolvió muchos problemas, pero dejando un poquito debilitada la institucionalidad. Hay que recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones y lograr que  que esa confianza sea permanente, y esté por encima de la confianza en la persona.

-Si bien sus contrincantes electorales han tenido la nobleza de no utilizar su enfermedad de Parkinson para atacarlo, es lógico que los ciudadanos se preocupen por su capacidad para gobernar.

-Entiendo la preocupación, pero espero que no me descalifiquen por tener una enfermedad de tipo físico y no mental. Tengo algo de temblor en las manos, pero los médicos me confirman 12 años o más de vida normal gracias a la medicación. El tema está bajo control y no afecta mis actividades mentales, la creatividad y el conocimiento.

Prototipo del antisistema

Un ex alcalde de Bogotá conmocionó la campaña electoral colombiana. Es poco fluido al hablar y a veces difícil de entender, tan excéntrico como para casarse en un circo, tan poco convencional como para bajarse los pantalones ante centenares de estudiantes de la universidad de la cual era rector, hace unos días declaró que sufre de Parkinson. Aún así, según  las encuestas, Mockus, filósofo y matemático de 59 años, descendiente de lituanos y prototipo del antisistema, puede ser el próximo presidente de Colombia.

La Vanguardia – España