La COB suscribió un “acuerdo estratégico” con el MAS. Lo que en realidad hizo Montes es conducir a la COB a una derrota mediante una “huelga indefinida” que no tuvo planificación alguna. Le entregó al MAS una victoria en bandeja para justificar los pagos que recibe.
No se puede negar que en ocasiones el gobierno de Evo Morales actúa con mucha astucia. Pedro Montes, quien a nombre de la COB suscribió un “acuerdo estratégico” con el MAS, resulta ser quien negocia los planteamientos salariales de los trabajadores y, es más, encabezaba una marcha laboral desde Caracollo a la cual él mismo se encargó de desarticular.
No hay que ser muy suspicaz que esa situación implica, nada más y nada menos, que el gobierno está negociando consigo mismo. Pedro Montes es totalmente funcional al MAS y nadie puede suponer que defenderá de manera adecuada los intereses de quienes dice representar. El hecho de que haya firmado un acuerdo con el gobierno, que no es aceptado por el magisterio, los trabajadores en salud y los fabriles, es una prueba de ello.
Que Montes haya encabezado una marcha no es más que parte de una burda maniobra diseñada en la Vicepresidencia para mostrar una “negociación” que en los hechos no existe. Montes acabó aceptando todos los términos del gobierno y este se llenará la boca indicando que el exiguo aumento salarial fue producto de una “negociación”.
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Los históricos dirigentes sindicales seguramente deben estar revolviéndose en su tumba. Montes está mostrando la cara más abyecta de ese “sindicalismo” que ha surgido al influjo del masismo. Se trata de un dirigente que se vendió, no por unos centavos, pero se vendió por un lujoso vehículo y por algunas prebendas que incluyen el cobrar un sueldo bajo la mesa aparte de su jubilación.
Lo que en realidad hizo Montes es conducir a la COB a una derrota mediante una “huelga indefinida” que no tuvo planificación alguna. Le entregó al MAS una victoria en bandeja para justificar los pagos que recibe.
Como es su costumbre, el vicepresidente Álvaro García se va por las ramas y no duda en calificar como “derechistas” y “ultraconservadores” a aquellos sectores que piden un mayor aumento y seguramente ubica en la “izquierda” a todos aquellos dirigentes que negociaron un oscuro acuerdo a espaldas de sus bases.
Para satisfacción suya la COB, que se caracterizó por su defensa de la democracia y los derechos de los trabajadores, se encuentra en estado de coma. El MAS ya tiene la pieza de recambio. A una organización laboral prefiere una organización política que le sea absolutamente funcional como el Conalcam.
A pesar de su terminología de “izquierda” los métodos del MAS y de su principal ideólogo, Álvaro García son claramente corporativistas, es decir fascistas. No se debe olvidar que Mussolini y después Hitler y Franco, lo primero que hicieron fue destruir las organizaciones sindicales clásicas para reemplazarlas por otras que les sean afines, que no tengan la función de defensa de los derechos laborales sino las del Estado al que dan una categoría absoluta. En la España de Franco eso se llamó “nacional-sindicalismo”.