Marcando rumbos


Daniel A. Pasquier Rivero

PASQUIER El proceso de cambios que vive el país se acelera a ratos, al punto que es difícil seguirle el ritmo y hasta la pista. Lo que está más claro es la voluntad del gobierno de llegar cuanto antes a controlar el poder total, a través de la toma de todas las instituciones. Esto, que no es ninguna novedad, coincide casi cronológicamente con medidas similares en la Venezuela de Hugo Chávez. Parece que allí se decide “meterle nomás” y eso vale tanto para el Caribe como para el Estado Plurinacional (EP).

La burla a la voluntad popular. El ejercicio electoral, después del 4 de abril, debería haber concluido en una etapa de paz o de tranquilidad en los espíritus, ya que en cada convocatoria se presentan opciones por las cuales la ciudadanía es llamada a expresar opinión y a definir causas. En democracia estos resultados son sagrados y deben ser acatados como “la voz del soberano”.



Sin embargo, en el EP la experiencia es distinta, la constante “revolucionaria” ha traído como novedad democrática que el voto no resuelve nada, y que los resultados a favor o en contra todavía pasarán por el tamiz de los trucos, artimañas, trampas y todas las zancadillas que se le puedan ocurrir a los hombres del gobierno, que cuenta además con la colaboración “técnica” del ingenio extranjero, en abundancia; ya se habla abiertamente de la “cubanización” de Venezuela.

La CPE del EP constitucionalizó la Autonomía, contra la que luchó violentamente este gobierno, pero sobre la que giró en 180º hasta convertirla en su bandera cuando se convenció de que no podría doblegar la vocación autonomista arraigada en al menos cuatro departamentos. A los otros, en gran medida, se los manejaba a control remoto. Ahora se trata de aprobar una Ley Marco para las Autonomías, redactada por el gobierno central (centralismo vs autonomía) que obviamente desconoce lo avanzado por los cuatro departamentos autónomos y sus estatutos aprobados mediante referendos legales y legítimos.

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A empezar de nuevo, no para “compatibilizar los Estatutos a la nueva CPE”, sino, para recoger en la ley lo que el gobierno central “quiere” que sea autónomo, en la práctica, llevar a mayor concentración del poder central y las competencias “delegadas por graciosa voluntad del jefe” se convierten en caricatura de lo pretendido para los autonomistas. En el colmo del cinismo, de paso, se procesará con el aparato judicial preparado por el gobierno, a las autoridades legales y legítimas que convocaron a referéndum para la aprobación o rechazo de los estatutos en cada departamento, obedeciendo el mandato de sus pueblos y, repitiendo, reconocidos por la CPE.

Se decreta suspensión de la democracia y el Estado de Derecho en el EP mediante una Ley Transitoria que desconoce en los hechos los resultados de la última elección de autoridades, a nivel nacional. Aunque está concebida originalmente para no permitir que gobernadores y alcaldes opositores asuman el cargo para el cual fueron elegidos, se convierte en el arma que arbitrariamente y en cualquier momento permitirá prescindir de cualquier autoridad electa. Y enseguida se nombrarán los acostumbrados “eternos interinos”, en cargos convertidos en algunos casos en verdaderos “pasanakus”, como es en YPFB.

J.C.Urenda, ideólogo de las autonomías departamentales, señala además que el art. 7 de esta ley pone techo presupuestario al gobierno departamental, con lo cual, atados de pies y manos, ¿qué queda de la autonomía? La lucha es frontal, porque el Ministro de Autonomía, conocido como “ojo saltado” o “cara de piedra”, ha reconocido que “el gobierno no ha consensuado con nadie”. O sea que, para los de la revolución democrática los 515.370 votos de los cruceños no valen un bledo, algo lógico, porque ya también desconocieron la voluntad expresada en el Cabildo del Millón y al 86% que aprobó los Estatutos Autonómicos para Santa Cruz.

Es la hora de preguntarse, ¿quién gobierna el EP? Porque el presidente, mientras tanto, se dedica en cuerpo y alma a causas planetarias (la defensa de la Pachamama, el cambio climático), compite por el liderazgo mundial antiimperialista y la divulgación científica. Sus recargadas jornadas han inducido al gobierno a la compra de uno, dos, o una flotilla de aviones último modelo, según dicen, siguiendo el ejemplo del presidente francés, para tratar de atender sus múltiples compromisos, que alcanzan hasta la lucha por abolir el celibato de curas y monjas en la Iglesia Católica. Su experiencia “deshumanizadora”, más de 70 muertos, miles de heridos y exiliados, en tan sólo cuatro años, lo lleva ahora a clamar por la humanización en el Vaticano.

Mientras tanto, los mañosos de la Comibol paran el proyecto de la explotación del Mutún y se embarcan en lo que les gusta, viajar y charlar, les gusta tanto como los “beneficios” colaterales, ahora es a Corea del Sur, porque hay “interés de la Hyundai” en el proyecto. Igualito que la política sobre el gas y los hidrocarburos, que se ha reducido a sacar grandes avisos los días que Argentina o Brasil solicitaron más, sin publicar la caída en picada de la exportación mensual o anual, la caída en los ingresos, ni el aumento millonario en la importación, ahora es al revés, de gas, gasolina y diesel. ¿Cuántas veces se van a licitar plantas para YPFB, sin preguntarse, ¿porqué no se presentan empresas o se adjudican de una vez?

El país mira atónito el desgobierno. Acaso no es eso el ofrecer “gratis” conexiones de gas domiciliario en La Paz, transferencia directa de unos 550 dólares por domicilio en medidores e instalaciones, sin prorratear estaciones distritales, etc., ¿la urgencia de recuperar al electorado con prebendas?, después seguramente vendrá el subsidio al consumo, cuando ya se está pidiendo dinero prestado para cumplir con los bonos. ¿Qué diría el resto del país, incluyendo los departamentos productores, si se les consultara sobre el tema? Se exploran reservas de uranio en Potosí, mientras se pierden los mercados del gas y con ello las inversiones de las petroleras. Los maestros marchan, en nutridas columnas, por un aumento mínimo a un salario paupérrimo, ¿se buscará la solución tipo Caranavi?

El Día – Terra Nostra