Insultan los bravucones de palacio, mientras el canciller trata de convencer a los gringos para firmar un nuevo acuerdo y para que aumenten el apoyo a Bolivia.
El Ministro Coca (izq), muestra libros para «probar» la injerencia de USAID en temas políticos, en tanto el canciller Choquehuanca afina un acuerdo con el Secretario Adjunto para Latinoamerica de EEUU, Arturo Valenzuela. (fotos Abi)
Con frecuencia el presidente lanza sus teorías sobre supuestas conspiraciones en contra de su gobierno y aún para asesinarlo, para cometer “magnicidio” según sus propias palabras. Por todos los antecedentes es fácil deducir que se trata de una muletilla a la que acude cuando las cosas se le ponen un tanto complicadas.
El “antiimperialismo” es un recurso al que se puede acudir con buenos réditos políticos por cuanto se apela a ese sentimiento de dignidad y rebeldía tan propio de la ingenuidad de los pueblos. No hay nada que enorgullezca más que pararle el coche el imperio, a ese Goliath que nos oprime y nos avasalla.
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Evo sabe esto y cuando las papas queman no duda en apelar a ese sentimiento antiimperialista. En este caso se trata del supuesto financiamiento que estaría otorgando la agencia estadounidense para el desarrollo USAID a organizaciones indígenas como la Cidob, Conamaq y otras ONGs que desarrollan actividades en diversos campos.
Sin embargo el “antiimperialismo” de Evo, al igual que el de su admirado Hugo Chávez tiene sus límites y se circunscribe al ámbito discursivo. Se puede hablar pestes contra el “imperio” pero sin dejar de hacer buenos negocios con él y sin dejar de recibir su colaboración.
“No me va a temblar la mano para echar a USAID” dice Evo con el tono del bravucón y chilla aún más cuando esta al lado de su mentor Chávez y de sus amigos, como ocurrió horas atrás en la «cumbre» del ALBA. Sin embargo sabe que sus palabras no tendrán mayores consecuencias y que serán consideradas como uno más de los tantos dislates a los que nos tiene acostumbrados, como otra muestra de su aguda incontinencia verbal.
Es que la cooperación de USAID para diversos proyectos dirigidos principalmente al área rural alcanzan los 75 millones de dólares anuales. Habría que preguntarle a Evo Morales con que reemplazaría esos recursos una vez que el sátrapa caraqueño se está mostrando cada vez menos dadivoso como producto de la profunda crisis que afecta su país.
El ministro de la Presidencia, Oscar Coca (que hizo carrera viviendo a costilla de los cocaleros varios años en calidad de asesor), ha llegado a extremos risibles. Mostrar como “prueba” de la supuesta conspiración de USAID algunos libros editados con el respaldo de esta organización resulta sencillamente delirante y una muestra de que se trata de una manipulación grosera para intentar tapar el sol con un dedo.
El tema de los pueblos indígenas del oriente y también del occidente tiene un componente relacionado con expectativas no satisfechas y su situación de pobreza que Evo no ha resuelto en casi cinco años en el gobierno. Se les ha prometido amplias autonomías pero se ha visto que esto no pasaba del discurso emitido al calor electoral. El papel del MAS como “paladín” de los pueblos indígenas y sus reivindicaciones está siendo puesto en duda.
Es claro que el gobierno del MAS no está dispuesto a cumplir sus promesas en cuanto al tema indígena se refiere y por supuesto como justificativo tiene a la mano la supuesta “conspiración” de USAID. El binomio gobernante ya echó a la DEA, saboteó los proyectos de Usaid en el Chapare y sacó a sus funcionarios de la región cocalera; todavía no se atreve a echar a la NAS porque sería el tiro de gracia para terminar de hundir a la fuerza antidroga que hasta ahora esta sobreviviendo con el apoyo de esta agencia.
Los bravucones del gobierno saben que el atacar a Estados Unidos trae más perjuicios que beneficios y por ello mientras el dúo de Evo y Álvaro insulta, el canciller indígena hace lo posible por convencer a los gringos de firmar un nuevo acuerdo y de ser posible que aumenten la ayuda al país. Es decir, con la mano derecha reciben apoyo y con la izquierda golpean: es la «diplomacia» del «estado plurinacional».