Esclavos blancos

Manuel Molares do Val

molares do val Que se afirme que el número de esclavos negros llevados a lo que hoy es EE.UU. fue inferior al de esclavos blancos que eran explotados en los mismos siglos en Äfrica parece una declaración racista.

Pero es lo que dice uno de los intelectuales más brillantes y respetados de EE.UU, el economista, sociólogo y filósofo Thomas Sowell, profesor e investigador en la Universidad de Stanford, California.



Aunque sea un sabio, parece hablar como un blanco supremacista, se piensa. Pero Sowell, de 80 años, es negro y desciende de aquellos esclavos llevados a las 13 colonias de las que nació su país.

De familia paupérrima, su esfuerzo y una sociedad abierta lograron que se convirtiera en un pensador admirado por economistas, filósofos y antropólogos de todo el mundo.

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Es enemigo de la discriminación positiva porque cree que retrasa el progreso de las minorías. Sin necesitarla fue precursor de innumerables afroamericanos triunfadores mucho antes de Obama. Entre sus 35 libros destacan los canónicos “Etnic America” y “Race and Culture”.

En un reciente artículo Sowell advierte que la esclavitud no es sólo de blancos hacia negros: el esclavismo es parte de la historia humana.

Lo que caracteriza a los occidentales, a la cultura judeocristiana, es que han creado una conciencia antiesclavista, destacada en literatura, cine y televisión, que se autodenuncia. Sentimiento que no existe en otras culturas.

La esclavitud se mantiene aún en zonas norteafricanas que comerciaban con esclavos blancos, entre los que había abundantes españoles capturados por argelinos y otomanos, ayudados desde España por los moriscos, razón alegada para su expulsión.

Cualquiera que conozca África o Asia descubre enseguida el trato despótico y esclavista de los amos sobre sus criados.

Sí: hay aún muchos millones de siervos esclavizados, con vida más dura que la de los antepasados de Sowell.

Diario Exterior.com