El inmigrante mexicano Anastasio Hernández Rojas, que fue golpeado salvajemente por elementos de la Patrulla Fronteriza y el Departamento de Aduanas de los Estados Unidos, falleció de un paro respiratorio en el hospital Scrips Memorial de Chula Vista, California. Hernández Rojas, permaneció en estado vegetativo o “muerte cerebral” ayudado por maquinas que le mantenían funcionando los principales órganos. Después de la agresión, fue trasladado al Centro Médico Sharp, donde bajo estricta vigilancia de la Patrulla Fronteriza, impedían a sus familiares verlo y presionaron a su hija de 18 años, a que aceptara desconectarlo de las máquinas que le mantenían en estado vegetal.
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