Entre paréntesis…. Cayetano Llobet T.
Parto de la base de que en estos días, a nadie le importa la política: todos, casi todos, estamos en el fútbol. Supongo que por estas tierras no hay nada importante que atender ni comentar dado que el propio Presidente Evo Morales ha decidido irse unos días hasta Sudáfrica. Nos han dicho que va allí para fomentar el deporte, aunque lo más probable es que sea el gustito de viajar -¡ya viene el poderoso Falcon!- y estar presente en cuanto acto multitudinario se le pone al frente. A los caudillos les encanta esa sensación y siempre terminan creyendo que ellos son los más importantes en el evento: se creen la novia de todas las bodas, aunque les gusta menos pensar que son el muerto de todos los entierros. Evo no ha ido a alentar a nuestra brillante selección que estará entre los televidentes locales. Tampoco para alentar a sus amigos de Venezuela, Ecuador, Nicaragua o Cuba. Todos se aplazaron y allí va él, en representación de las estrellas.
¿Irá Lula? Para él es esencial el triunfo de Brasil. Si a Brasil le va bien en el fútbol, la candidata de Lula gana las próximas elecciones. Y más todavía: un Brasil campeón es la antesala del regreso triunfal de Lula para 2014, ¡nada menos que como anfitrión del próximo campeonato mundial en el mismísimo Brasil! ¡O mais grande do mundo, con consagración de su nuevo Emperador, Lula I. Ya imagino esa campaña electoral, Brasil campeón, Brasil anfitrión, Lula competidor de Dios, acompañado de Ahmadineyad y Erdogan como edecanes, echándole incienso y reconformando el nuevo mundo.
A Honduras la menciono porque es el chiquito bien colado. Nadie le hacía caso y le plantó un sopapo a Chávez que la consideraba una más de sus dependencias bolivarianas y dejó a Lula atendiendo a su invitado Zelaya –una finura de tipo- en su embajada en Tegucigalpa. Menos mal que la FIFA tuvo mejor criterio que la OEA y la aceptó sin ningún problema.
¿Y qué tal si Argentina es el campeón? Aparte del espectáculo prometido de Maradona desnudo paseando por la Av. 9 de Julio -invitación gratuita a lo grotesco y ordinario- no descarten la posibilidad de que el divo se convierta en candidato a la Presidencia de la República. Total , después de un Menem, de Kirchner -en versión masculina y femenina-, Maradona hasta puede pasar por un Miguel de Unamuno. La política argentina, desde hace muchos años, no admite ninguna duda: si no eres mediocre, no llegas a Presidente.
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Chile puede ser una sorpresa. Después de veinte años de Concertación, la derecha aprendió a meter goles. Por ahí anda cojeando todavía de nostalgias pinochetistas, pero no hay duda de que, a pesar de terremotos, sigue dando lecciones de competitividad y de buen juego.
España es una gran posibilidad, pero dudo que las cosas cambien mucho con un campeonato de la roja. Lo que pasa es que los españoles no tienen otra cosa que sus deportistas: tienen al mejor equipo del mundo: el Barcelona, una gran selección, a un gran tenista como Nadal, grandes basquetbolistas, fenomenales motociclistas y ciclistas, pero tienen un gobierno que no puede ser peor. Mejor dicho, lo único peor que el gobierno es la oposición. Sus sindicatos fracasan rotundamente, su franquismo resucita al menor estímulo, su adorada Iglesia sigue instalada en la Inquisición. Si España es campeón, no le hará un favor a sus políticos: les dará un respiro a sus ciudadanos.
¿Ya ven? No hay de qué ocuparse si no es de fútbol. Creo que valía la pena darme una licencia: no hablar nada de política: solo de fútbol.