Alcoholismo, un problema creciente en el fútbol boliviano


Según el especialista en traumatología deportiva, Fernando Zalles, el efecto diurético del alcohol ocasiona la deshidratación y una fatiga temprana, añadiendo que el abuso crónico lleva a la dependencia.

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El abuso en la ingesta de bebidas alcohólicas, es una práctica que tiende a crecer entre los futbolistas del país.



El Diario

Alcoholismo, un problema creciente en el fútbol nacional

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El especialista en traumatología deportiva, Fernando Zalles, en diálogo con EL DIARIO abordó puntos importantes referentes a un tema candente, el alcoholismo en el balompié nacional.

En ese marco, indicó que pese a que el consumo de bebidas alcohólicas es una práctica social y común, el abuso tiende a crecer entre los futbolistas de nuestro país.

Los integrantes de los equipos que conforman los diversos clubes no quedan exentos de estar inmersos en esta problemática, lo que se refleja en los problemas en los que muchas veces se ven envueltos, al ser sorprendidos en estado de ebriedad en los diversos centros nocturnos de las ciudades.

Al respecto, el traumatólogo deportólogo, Fernando Zalles, realizó un artículo referido a este tema, donde en su condición de médico de la Selección Boliviana le permitió ver muy de cerca los principales problemas por los que atraviesa el fútbol nacional, uno de ellos el alcoholismo.

En ese sentido, mencionó que como profesional coadyuvó en la elaboración de un programa para la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), y posteriormente, para la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), donde se realizó un curso denominado “Coca Cola futuro dos”, el mismo que tuvo como resultado el estudio de la fisiopatología de las bebidas alcohólicas, el tabaco y el tipo de influencia del sexo en los deportistas.

El estudio refleja efectivamente que el alcohol, además de ser un problema social, lo es también en el deporte, pero cuida de no hacer un “tabú” del consumo de alcohol, porque en cantidades moderadas no afecta intensamente en cuanto a la producción deportiva de cada futbolista, pero si en el caso de que se abuse y exagere la dosis, sobretodo en altas horas de la noche.

Según declaraciones vertidas por Zalles, está comprobado que hay un mayor gasto de energía, e inclusive esto conllevaría a una intoxicación, porque generalmente la vida alcohólica va acompañada de tabaco y eso intoxica al organismo. “A pesar de que el alcohol disponga de un valor calórico, no tienen ningún valor para el jugador”, dijo.

Según el artículo, el alcohol no ayuda a elevar la existencia glucógena en los músculos, requerida para una actividad física porque interfiere en la temprana resíntesis del glucógeno muscular y su substitución es más óptima en la primera hora después de la actividad física.

Sin embargo, sostiene que el consumo de grandes cantidades de alcohol conducirá a un aumento de las grasas corporales, afectando así el estado físico del jugador. Los efectos agudos del abuso de bebidas alcohólicas conducen a un deterioro de la capacidad de discernimiento y coordinación y fomentan de mala conducta en el terreno de juego y fuera del mismo.

A su vez reduce los reflejos y afecta la temperatura del cuerpo (hipotermia), particularmente en condiciones climáticas frías. El efecto diurético del alcohol ocasiona la deshidratación y una fatiga temprana.

Zalles, en su estudio, menciona que el abuso crónico de alcohol lleva a la dependencia.

Por regla general, una copa al día no produce efectos desfavorables en la condición física, pero no deberá ser consumida inmediatamente después de una actividad física. En ese sentido, afirma que beber alcohol está siempre asociado a noches largas y falta de reposo, especialmente sueño, lo cual afecta a la recuperación y la frescura física para un partido, es por eso que se deberá evitar su consumo antes de todo partido o torneo.

DEPRESIVO

El alcohol es un depresivo, lo que significa que hace más lento el funcionamiento del sistema nervioso central. El alcohol, en realidad, bloquea algunos de los mensajes que intentan llegar al cerebro. Esto altera las percepciones, las emociones, los movimientos, la vista y el oído de una persona.

En pequeñas cantidades, el alcohol puede ayudar a que una persona se sienta más relajada o menos ansiosa, pero una mayor cantidad del provoca cambios más grandes en el cerebro y produce una intoxicación. La gente que bebe cantidades excesivas de alcohol suele tambalearse, pierde la coordinación y tiene dificultad al hablar. Es probable que estas personas se sientan confundidas y desorientadas.

Dependiendo del individuo, la intoxicación puede hacer que una persona se muestre simpática y conversadora o agresiva y enojada. Los tiempos de reacción se vuelven más lentos; por eso es que se aconseja no conducir cuando uno bebe.

Las personas intoxicadas llegan a pensar que se están moviendo correctamente cuando, en realidad, sucede todo lo contrario. Es posible que actúen de una manera completamente diferente de la habitual.

“Si se toman grandes cantidades de alcohol en un lapso de tiempo breve, puede haber envenenamiento por alcohol. El envenenamiento por alcohol es exactamente lo que estás pensando: el cuerpo está envenenado o intoxicado con grandes cantidades de alcohol. El primer síntoma del envenenamiento por alcohol son los vómitos violentos, porque el cuerpo intenta deshacerse del alcohol”, afirmó

Otras consecuencias son la soñolencia excesiva, la pérdida de la conciencia, dificultades para respirar, una peligrosa baja del azúcar en sangre, convulsiones o incluso la muerte.

Durante la adolescencia, es común que se experimente con el alcohol. Algunos de los motivos por los que los adolescentes beben alcohol o prueban las drogas es por curiosidad, para sentirse bien, reducir el estrés y relajarse, para no sentirse diferentes e incluso para parecer mayores.

Son varios los riegos de un adolescente que consume alcohol, corresponde a los padres protegerlos.