El otrora matrimonio entre Álvaro García Linera y la mexicana Raquel Gutiérrez (foto) fue la espina dorsal ideológica del Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK). Como teóricos y militantes del movimiento guerrillero compartieron la prisión y al salir de la cárcel dividieron sus caminos, no sólo en aspectos personales sino también políticos. Mientras Álvaro se convirtió en un estratega de la realpolitik, tejiendo un pacto con los restos de la élite paceña para asegurar el acceso de Evo Morales al poder, Raquel se fue transformando progresivamente en una voz crítica del denominado “proceso de cambio”, denunciando la manera en que los movimientos sociales han ido siendo cooptados por la burocracia gobernante. “Ganamos pero perdimos”, dice Raquel, interpretando el pensamiento de los sectores populares. “Nosotros que dimos el inicio a todo esto, nos vamos a quedar afuera, ladrando como perros a los muros”. Cada vez más, la dicotomía principal del proceso político boliviano parece ir instalándose sobre ambos polos ideológicos: el representado por el pensamiento oficial burocrático, encarnado en García Linera, y el que reivindica la autonomía de los movimientos sociales. Álvaro y Raquel…
Sacha el destripador
Lo dijo Gustavo Torrico, quizás sangrando por la herida, pero sangrando verdad: “Como todo psicópata, Sacha Llorenti se parece a Jack el Destripador”. Palabras que evidencian el grado de conflicto al interior del Ministerio de Gobierno y que ponen una seria interrogante sobre el futuro del titular de esa cartera.
¿Qué sabe Schmidt del caso Rozsa?
El alemán más célebre de los últimos tiempos (después del pulpo Paul) ha confesado que asesora al Ministerio de Gobierno desde el 2006, contándose entre sus muchos logros el “diálogo” con los marchistas del cerco campesino en septiembre de 2008. Lo que no han dicho Schmidt ni los personeros gubernamentales es si el germano tuvo algún papel en el trágico caso Rozsa, teniendo en cuenta su protagonismo en las principales crisis de seguridad que se desarrollaron en el departamento. Falta aclarar también la fuente presupuestal de donde se retribuían los servicios de Schmidt. Supuestamente, los gastos reservados fueron eliminados hace varios años, ¿o no?
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