Sacha la metió feo


Resulta que su "descubrimiento" de arsenal explosivo para volar 15 manzanos de Sucre solo existió en su imaginación; es que Sacha no admite rivales en eso de meter la pata.

image Con bombos y platillos el ministro LLorenti exhibía y denunciaba que había descubierto una red de traficantes de explosivos en Sucre, el pasado mes de junio (foto Abi)

Ni duda cabe que los sucesivos ministros de Gobierno de Evo Morales han demostrado tener una imaginación febril y desbocada a la hora de inventar supuestos complots y truculentas conspiraciones. Tal vez hubieran tenido mejor futuro en el campo de la llamada “literatura negra”. Es seguro que Edgar Allan Poe hubiera quedado muy opacado.



Ahora resulta que las 23 cajas de dinamita descubiertas en Sucre, supuestamente destinadas para ser utilizadas en las movilizaciones en apoyo del alcalde electo Jaime Barrón, habían sido trasladados en sujeción a la norma y pertenecían a la Fábrica Nacional de Explosivos (Fanexsa), para uso completamente legal.

Hay que reconocer que el ministro de Gobierno Sacha Llorenti no admite términos medios en eso de meter la pata y hacer el ridículo. En este campo le gusta llegar a extremos. Recordemos que llegó a Sucre el 22 de junio pasado en medio de movilizaciones en respaldo de Barrón y muy suelto de cuerpo anunció que la cantidad de explosivos "descubierto" podía haber hecho volar 15 manzanos de la ciudad.

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Pero el tiempo que siempre se encarga de poner las cosas en su lugar fue implacable con el metepata ministro y demostró que mentía, como lo hicieron también sus antecesores que no se cansaron de inventar conspiraciones, a cual más imaginativa, para supuestamente “dividir a la patria” y para cometer un “magnicidio”.

Con este último hecho lo que si ha quedado demostrado de forma irrefutable es que el gobierno no tiene escrúpulo alguno para inventar historias que se acomoden a su objetivo político, en este caso, desbaratar el respaldo a un alcalde elegido por el voto popular.

Se quiso mostrar a los explosivos como la prueba fehaciente de que algunos grupos en Sucre no dudarían en ensangrentar a la capital para evitar que Barrón fuera desplazado del cargo. Naturalmente con eso se quería justificar una sañuda represión contra la oposición, en términos similares a los que se están dando en Santa Cruz con el pretexto del “terrorismo”.

Existen dos posibilidades para explicar esta situación: el ministro Llorenti adolece de un profundo desorden mental que en términos psiquiátricos se conoce como paranoia o delirio de persecución, lo que en una autoridad gubernamental, precisamente aquella encargada de velar por la seguridad de la población, resulta muy peligroso.

La segunda es que su falta de escrúpulos ha llegado a tales extremos que no duda en atribuir a la población sucrense intenciones “terroristas” y hasta la intención de hacer volar con explosivos gran parte de su ciudad.

Queda ahora esperar que actitud asumirá el presidente Morales respecto de su ministro sobre el cual ya son muchas las dudas sobre su capacidad e idoneidad para ocupar el cargo.

En cualquier parte del mundo una embarrada de estas proporciones significaría la destitución inmediata pero es poco probable que esto ocurra con el marrullero Sacha. Finalmente no está haciendo más que reproducir prácticas que son recurrentes en los masistas. Por su acusación infundada, Llorenti si tuviera algo de ética pediría disculpas al pueblo de Sucre, pero obviamente no forma parte de la "moral revolucionaria" de los oficialistas reconocer sus errores.

Lo bueno es que la población ya conoce perfectamente cual es el grado de credibilidad que merecen los discursos, las  declaraciones y la actuación de los funcionarios gubernamentales.