La purga interna siempre ha sido una de las fases ineludibles en la construcción de todo régimen totalitario. Tras acabar con la oposición externa, los gobiernos con tendencias dictatoriales pasan a aplastar a los disconformes al interior del oficialismo. Así sucedió en 1934 en la Alemania nazi, con la trágica “Noche de los cuchillos largos”, cuando Adolf Hitler decidió acabar de manera expedita con las Secciones de Asalto (SA), las tropas de choque de su partido que se habían vuelto inconformistas y respondonas. Pasó en la Unión Soviética con las purgas de Stalin, que incluyeron a los famosos “procesos de Moscú” en los que se eliminó a la vieja guardia bolchevique. Sucedió durante el terror jacobino, cuando la guillotina se posó sobre el cuello de los propios revolucionarios y también en Cuba, donde los guerrilleros que combatieron a Batista acabaron llenando las cárceles de Castro. La purga interna parece ser una ley histórica de los despotismos. Ahora, son las Secciones de Asalto del MAS (los movimientos sociales) las que parecen estar en la mira, con la nueva depuración de “infiltrados de la derecha” anunciada por la cúpula del partido de gobierno. Se viene la noche de los chicotes largos, un tiro que puede salirle por la culata a sus impulsores y terminar amplificando la rebelión de las bases.
Lo rescatable en la oposición
Desde esta columna hemos sido muy críticos de la funcionalidad de varios sectores de la oposición, tanto regional como parlamentaria, en el entendido de que es imprescindible una reconducción de las fuerzas democráticas para una mejor defensa de las libertades y de los intereses nacionales. Pero dentro del panorama general no muy alentador que presentan esas fuerzas es necesario rescatar a algunos hombres y mujeres, que le ponen el hombro a esa tarea desde la -cada vez más modesta- trinchera de la Asamblea Legislativa Plurinacional. Mencionemos, entre otros, al diputado orureño Franz Choque, quien desnudó el carácter claudicante de la política marítima de Choquehuanca. A Luis Felipe Dorado, joven parlamentario chiquitano que no ha cejado en la lucha por el desarrollo productivo del Mutún. A Jaime Navarro, quien logró que la fiscalía abriera un proceso contra el Ministerio de Gobierno por las muertes de Uncía. A Norma Piérola, permanente fiscalizadora de la corrupción gubernamental, en casos como los del avión presidencial o del “Ministerio de Transparencia”. A la diputada Alejandra Prado, con su denuncia sobre la penetración iraní en busca del uranio boliviano. Al grupo conformado por Jessica Echeverría, Vanessa Moreno y María Cristina Viscarra, que han sabido explotar el manejo mediático para protestar por los presos políticos y reclamarle firmeza a las autoridades departamentales. A la asambleísta Adriana Gil, destacada como la parlamentaria que no ha faltado nunca a una sesión… Son algunos de los nombres que nos vienen a la mente, lista que podrá ser ampliada o discutida con el aporte de los lectores en nuestro foro.
Tras el mando en Diputados
Las luchas internas en el MAS surgen como hongos en todos los niveles del Estado. El Congreso no es la excepción y así es como la Cámara Baja se ha transformado en el escenario de disputa entre el presidente de la misma, Héctor Arce, y la diputada Rebecca Delgado, que al parecer estaría buscando liderar ese cuerpo legislativo en la gestión 2011, frustrando el anhelo reeleccionista del primero. Una pugna que sin duda veremos crecer en los próximos meses…
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