En Ciudad Juárez, Chihuahua, considerada la ciudad más violenta de México, unos 300 policías federales arrestaron a sus propios jefes, a quienes acusan de extorsionarlos y de proteger a organizaciones criminales. Los agentes incluso entraron al hotel donde se hospedaban cuatro comandantes, a quienes sacaron por la fuerza y golpearon.
El Ministerio de Seguridad separó de su cargo a los jefes policíacos, que fueron trasladados a Ciudad de México para investigar "presuntos actos indebidos en el desempeño de sus funciones y deslindar, en su caso, las responsabilidades que resulten", señaló en un comunicado.
Los policías federales acusaron a los comandantes de cancelar el patrullaje de la ciudad, ubicada en la frontera con Estados Unidos, en los días en que cruzan cargamentos de droga por la zona. Según los inconformes, sus jefes solían cobrarles una cuota diaria para permitirles trabajar, y a los agentes que se rebelaban les acusaban de traficar droga. En los últimos dos años, más de 6.000 personas han sido asesinadas en Ciudad Juárez, de acuerdo con datos oficiales.
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