Consejos de Mujica a Chávez y Evo


MUJICA CHÁVEZ Aunque el presidente uruguayo José Mujica no sea santo de nuestra devoción, por el triste papel que le cupo décadas atrás al impulsar la lucha armada en plena democracia, hay que reconocer que sus recientes palabras llegan en el momento oportuno y deberían ser escuchadas atentamente por los nuevos “líderes revolucionarios” del ALBA. En una entrevista concedida a la revista brasileña Veja, Mujica ha expresado su desacuerdo con las estatizaciones, a las que considera “una receta para desarrollar una burocracia opresora”, y aconsejó que los gobiernos tengan “políticas estables, previsibles y cuidadosas, con reglas claras y definidas”. Sobre Hugo Chávez, dijo que no cree que pueda “seguir en el camino del socialismo” y que “Venezuela tiene demasiados recursos, mucho petróleo, mucho dinero, pero el resultado es una gran burocracia”. Por si esto fuera poco, el mandatario uruguayo afirmó que “la mejor ley de prensa es la que no existe”, consejo que debería ser tomado muy en cuenta en Bolivia. Mujica se manifestó a favor de una prensa totalmente libre, sin presiones de ningún tipo, sosteniendo que los gobernantes “deben soportar las críticas” y que si “se muestran tolerantes con la diversidad, ayudan a formar una prensa respetuosa”. Las palabras del ex guerrillero tupamaro pueden inscribirse dentro del clima de arrepentimiento abierto por las declaraciones de Fidel Castro, como un creciente fenómeno de “viejos revolucionarios” que, aunque de manera tardía, reconocen los errores cometidos. Ojalá que los pupilos tengan oídos para sus mayores y eviten la reincidencia en trágicas aventuras del pasado.

Representación al estilo ALBA

Con 5.780.764 votos para la Mesa de la Unidad y 5.144.873 para el PSUV, la oposición se convierte en la primera fuerza política de Venezuela. Sin embargo, el resultado en votación no se ha visto reflejado en la asignación de bancas, ya que un engañoso sistema de reparto de escaños acabó dándole al chavismo la mayoría en la Asamblea Nacional. Algo de eso mismo vimos en Bolivia en las últimas elecciones nacionales y departamentales, donde un polémico sistema de asignación de escaños acabó dándole al MAS una sobre-representación. Por ejemplo, el oficialismo se alzó con más de dos tercios de los curules del Legislativo, cuando su votación fue de poco más del 60%. Tal vez el caso más extremo fue el de Oruro, ya que con un 79% de apoyo electoral el partido de gobierno ha reclamado que se le asigne el 100% de los escaños. El problema se repitió en las elecciones de abril, cuando las trampas a la representación proporcional hicieron que el MAS acrecentara sus bancas en las Asambleas Departamentales. En Chuquisaca el oficialismo obtuvo el 60% de los votos pero controla el 90% de los curules y en Santa Cruz se dio también una distorsión, con la complicidad de poderes locales, para excluir de la Asamblea a la tercera fuerza política del departamento. Por lo visto, el método del ALBA para la destrucción de la democracia “desde adentro” también incluye trampear la representación proporcional, además de otros platos más conocidos del menú, como las restricciones a la libertad de prensa, la judicialización de la política y la ruptura de la división de poderes.

Y llegaron los apagones

Lo advertimos meses atrás desde esta columna y finalmente se hizo realidad. El racionamiento de energía eléctrica ha llegado a Bolivia, dispuesto por el gobierno con la excusa de distintos problemas coyunturales, pero se sabe que la razón es estructural y tiene que ver con una generación deficitaria. Esta “venezolanización” sólo podrá ser remontada con iniciativas de fondo como el proyecto Rositas, priorizando el mercado interno sobre los “negocios eléctricos” de algunas autoridades más preocupadas en la venta de energía al mercado del Brasil.



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