Lejos de la controversia que enturbia las relaciones entre distintas religiones en occidente, los feligreses en todo el mundo musulmán acudieron a mezquitas, parques y cafés al concluir el mes de ayuno del Ramadán.
Las autoridades reforzaron las medidas de seguridad en algunos países por temor a posibles hechos de violencia, pero para la mayoría de los musulmanes fue un día de paz, reunión en familia y alimentos.
Familiares y amigos disfrutaron de cordero, kebabs y arroz con azafrán, mientras los fumadores gozaron con sus cigarros al comienzo del festival de Eid al-Fitr de tres días el viernes.
Durante el Ramadán, los fieles deben abstenerse de alimentos, bebidas, cigarrillos y relaciones sexuales entre la salida y la puesta del sol, como una prueba de fe y disciplina.
"Es agradable comer, beber y fumar de día", comentó el banquero jordano Mutaz Kurdi, de 37 años, mientras paseaba con sus dos hijos por un parque de Amán. "Este año fue difícil ayunar debido al calor del verano".
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El ambiente era sombrío en Pakistán donde millones de damnificados por las inundaciones se esforzaron por sumarse a la celebración el sábado en sus carpas y albergues donados, mientras los líderes del país, censurados por su respuesta al desastre, prometieron más ayuda.
Organizaciones de caridad enviaron bolsas de regalos y golosinas para los niños desplazados por las inundaciones, que afectaron a 18 millones de personas. El agua descendió en muchos sitios, aunque sigue a alto nivel en otros.
"No tenemos la felicidad de Eid. ¿Dónde está la felicidad?", se preguntó Amana Bibi, de 25 años. "No tenemos hogares".
Los negocios fueron jugosos para los vendedores de helados en Bagdad, donde los niños disfrutaron en parques de diversiones. Algunos jugaron con pistolas de plástico, ignorando una prohibición de usar armas de juguete para que los niños no sean confundidos con los milicianos.
De todos modos los soldados custodiaron los jardines de juegos y parques públicos y se instalaron puestos de control adicionales en la capital iraquí, en un recordatorio de que el país todavía padece de bombas y tiroteos casi diarios pese a una fuerte reducción en el número de ataques.
El Nuevo Herald – Miami