Evocruz


EXPO 1 Penosa situación la vista esta noche en la inauguración de Expocruz, casi convertida en acto masista, con asistentes que levantaban el puño izquierdo. Y por supuesto, el presidente no dejó escapar la ocasión para reñir a sus anfitriones, señalando que “tuvieron que pasar cuatro años y siete meses” para ser invitado. Un dato curioso: en su discurso, Evo Morales contó que alguien le dijo que “lo mejor para un presidente es hacer negocios para el país”; estamos en condiciones de afirmar que fue el ex mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada durante una negociación con los dirigentes cocaleros en un hotel de Cochabamba. Por su parte, Rubén Costas optó por no estar presente en la inauguración, dizque porque tendría ciertos “compromisos en Camiri”, delegando su representación en el secretario general de la Gobernación. Como quien dice, la gente llegó a la iglesia y el cura dejó al sacristán dando la misa. A diferencia del presidente cívico, quien indicó frontalmente que no asistiría en protesta por la invitación a Evo Morales, el gobernador optó por la excusa vergonzante e inverosímil, en una decisión probablemente surgida de algún brillante cenáculo de asesores. El ausentismo de la principal autoridad política del departamento (que parece correr a provincias “cuando las papas queman”) y la genuflexión de la dirigencia empresarial son los síntomas (¿y la causa?) de una Santa Cruz tomada. Al final, un ciudadano de a pie puso la nota de protesta, “escrachando” a García Linera…

La estatización que Evo teme

El gobierno boliviano ha prodigado en los últimos tiempos las estatizaciones de industrias de manera discrecional, supeditadas a intencionalidades políticas que tienen que ver, a veces, con la necesidad de remontar algunos puntos porcentuales en las encuestas y en otras con el objetivo de golpear a sectores de la oposición. Sin embargo, al mismo tiempo la administración Morales ha evitado sistemáticamente hablar de una estatización que sí sería estratégica para el país: la nacionalización de la producción y comercialización de la hoja de coca. En momentos en que 25.000 toneladas de coca salidas del Chapare se desvían hacia los mercados ilegales -es decir, el narcotráfico- urge encontrar mecanismos que corten el circuito coca-cocaína, separando ambos factores. Un control estatal sobre toda la cadena de la coca podría reducir significativamente su desvío, preservándola para el consumo tradicional. Inclusive, la empresa estatal creada a tales efectos -digamos, Cocabol- podría promover la tan mentada industrialización de la coca, que en el presente gobierno quedó en el discurso (o reducida a la introducción de molinos eléctricos en El Chapare para la fabricación de cocaína). Romper el circuito coca-cocaína también tendría efectos benéficos para la economía, desbaratando las causas de la actual narco-inflación. Pero el proyecto del MAS para El Chapare parece ser el neoliberalismo sin trabas, el capitalismo salvaje. ¿Se animará Evo a ser socialista con sus bases electorales?

Autonomía Cangrejo y Asamblea Tortuga

Cuatro meses y medio después de instalada, la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz logró sancionar dos leyes regionales, una de ellas sobre la instauración de un feriado. Uno ya no sabe si reír o llorar.



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