La actriz recibió el galardón de manos de su compañero de reparto Javier Bardem, con el que se fundió en un cariñoso abrazo sobre el escenario
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Muy pocos, sean aficionados o no al séptimo arte, no conocen a Julia Roberts. La artista sigue encandilando desde la gran pantalla con esa sonrisa que la encumbró como novia de América, un gesto que volvió a mostrar en ante un auditorio Kursaal abarrotado. La ocasión lo merecía y es que en esta edición del festival de cine de San Sebastián su nombre se ha inscrito ya como merecedora del premio Donostia. El galardón reconoce una carrera de éxito que comenzó en los ochenta con cintas como Mystic Pizza (1988) y Satisfaction (1988). Su talento en Magnolias de acero (1989) ya puso su nombre en la lista para un Oscar, pero el premio no llegaría hasta el 2000 gracias a Erin Brockovich.
Pretty Woman la convirtió en un mito y títulos como La boda de mi mejor amigo (1997) y Ocean’s Eleven (2001) en un éxito de taquilla. Logros y satisfacciones profesionales que pasaron ante sus ojos en una pantalla durante el evento, en el que Javier Bardem, su último compañero de reparto, ejerció de maestro de ceremonias. Una actriz “versátil”, con gran “facilidad creativa” y que deja en cada película su “marca personal” son algunos de los piropos que el español le dedicó durante la presentación. “Es una suerte haber compartido escenas con Julia Roberts, es una actriz valiente” dijo el intérprete.
Fuente: Hola