Gabriela Ichaso Elcuaz en ideariapuntog.blogspot.com
Las frases del día pertenecen a dos cruceños de cepa. Consultados cada uno en su ámbito sobre la extraña y violenta destrucción de un paredón de cemento y el histórico mural sobre las gestas cruceñas de Lorgio Vaca en el medio del Parque El Arenal, Pippo Galarza y Sergio Antelo dijeron su palabra. Hasta ahora, las primeras versiones oficiales adujeron que la explosión se debió a una fuga de gas y luego se supo que sólo había dos garrafas y estaban en exteriores. La Policía aún no ha concluído las investigaciones y las preguntas van desde bajo qué condiciones técnicas se remodeló el lugar hasta si se trataría de un atentado.
Pippo, peinador de reinas y organizador desde hace 28 años de la Serenata a Santa Cruz que se desarrolla en el Parque El Arenal, aquejado de una afonía que él mismo atribuyó a los últimos acontecimientos, dijo: "Prefiero que se llame garrafa". (declaración realizada en un programa televisivo de variedades)
Sergio Antelo, arquitecto, ex Alcalde y autor del proyecto que se construyó originalmente 42 años atrás, dijo: "Este es el tercer atentado. El primero fue que se destruyó un paisaje urbano patrimonio histórico y cultural de Santa Cruz de la Sierra con las obras de remodelación. El segundo fue que originalmente el lugar estaba destinado a oficina de información turística y luego a Museo Etnográfico Regional y ahora se los reemplazó por un restaurant. Y el tercero, fue el encerramiento que asemeja un corral y lo convirtió en un canchón privado". (declaración realizada al programa Sin Letra Chica, de Carlos Valverde)
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Lapidarias y reales afirmaciones. Ahora, el desastre de la infraestructura destruída será tapado con gigantografías mientras pasan las fiestas septembrinas cruceñas, este año de Bicentenario.
Cuando comenzaron las obras, publicamos en la revista Piedra Libre el año pasado la opinión de otro urbanista reconocido, el arquitecto Víctor Hugo Limpias, quien aseveró que el estilo arquitectónico de las obras originales estaba siendo sustituido por otro estilo. Pero ahí quedó y nadie más dijo nada.
El Parque El Arenal es un emblema urbano. Canciones como "No hay tierra como mi tierra", de Charles Suárez y tantas otras, al igual que poemas, narraciones y gráficas referidas al sentir cruceño, evocan este Parque histórico de la ciudad. Lo que hay ahora es un parque como cualquiera que pueda encontrarse en otro lado. Quienes conocimos el Parque El Arenal o el turista que lo busca luego de la referencia de las postales que circulan en todo el mundo, ya no lo encontramos en el lugar.
El tema está en que parece que nada puede objetarse de las obras municipales sin caer en la verborragia agresiva e intimidatoria en la que incurre el Alcalde y algunos de sus funcionarios para impedir el debate amplio y participativo al que tenemos derecho todos los vecinos de la ciudad. Mientras tanto, el Parque El Arenal no está como era. Como sucedió con la Plaza Principal, ahora tan bonita y tan distinta a la vieja Plaza arbolada y pueblerina del Centro Histórico.
Y llama la atención porque el Alcalde es un imbatible defensor de nuestro modo de hablar, de nuestra flora, de nuestra fauna, de nuestra identidad. Incluso, fue -en sus épocas de empresario constructor- quien ejecutó las obras del Parque El Arenal.
En la lógica "del progreso y la modernidad" que viene aplicando el Gobierno Municipal, París debió correr el Arco del Triunfo a otro lado para habilitar autopistas en favor de la circulación vehicular o Roma debió convertir el Coliseo en un Estadio en 3D y Buenos Aires tendría que haber agrandado los balcones del Cabildo porque como se lo ve parece muy michi para una ciudad de ahora 10 millones de habitantes.
El colmo es que no se haya hecho un zafarrancho de movilización mediática con semejante explosión que los vecinos denunciaron asustados a través de las redes sociales que llegó como tremendo bombazo y ola expansiva a varias cuadras a la redonda. Cuando medio portón del Cardenal voló hecho pedazos, estuvimos semanas exigiendo el esclarecimiento del hecho.
¿Qué nos está pasando, cruceños que nos llenamos la boca diciendo "hagamos historia"? Es una buena reflexión a propósito del Bicentenario y los 200 años que vienen. A lo mejor, entre fiesta y fiesta, hacemos un alto para ponernos a pensar e intentar poner las cosas en su lugar.