Pragmatismo de doble vía


maggy_talavera Maggy Talavera – Periodista | Urupesa urbana | Página 7

Si no fuera la posibilidad que tenemos hoy de cotejar informaciones, gracias al acceso a diferentes y diversas fuentes, muchos estaríamos convencidos de que, como lo dijo hace algunas semanas el Vicepresidente de Bolivia, “la guerra política ha terminado” y los bolivianos “estamos bien”, como dice el Presidente. Pero no es cierto. Nada mejor que contrastar los hechos que nos ofrece a diario la realidad para percibir las contradicciones, así que acá va uno. Hoy miro las portadas de los diarios cruceños y veo al Presidente de Bolivia dando un apretón de manos al presidente de la Cainco, ambos sonrientes, y a otros también sonrientes espectadores que comparten testera en un acto de Cainco en la Villa Primera de Mayo. Entre ellos, el Gobernador cruceño. En los discursos de Evo Morales y Eduardo Paz destaca un tono amable y conciliador en el que intercambian convites a trabajar de manera conjunta “por el bien del país”.

En el acto, ninguna alusión a la “nacionalización” de Soboce, ordenada días atrás por el Gobierno central. Salvo algunas tímidas declaraciones registradas por la prensa, de un par de empresarios, lejos de la testera y de los discursos oficiales, no hubo ni una sola mención a la confiscación de inversiones privadas en el complejo cementero Soboce que, como registran otras notas de prensa, ya puso en alerta a los accionistas privados del Ingenio Azucarero Guabirá, por citar un ejemplo. ¿Acaso no resulta extraña esta omisión, considerando el rol de “vanguardia” que jugó hasta hace poco la llamada institucionalidad cruceña en la defensa de la libre empresa? Porque si hay algo que no da para considerar es que las elites empresariales ignoraban lo que acababa de ocurrir en Soboce. Imposible. ¿De qué otra manera se puede explicar lo sucedido, si no de que estamos nuevamente frente a un pragmatismo empresarial en el que parece seguir prevaleciendo el “sálvese quien pueda”?



En el mismo acto hubo otro hecho que llamó la atención. El programa oficial no incluyó al Gobernador cruceño entre los oradores, pese a ser éste la principal autoridad del departamento. Y autónomo, dizque. ¿Simple cuestión de protocolo o acaso una más de las condiciones que pudo haber impuesto el Gobierno central para asegurar la presencia del Presidente en el acto? Vaya a saber una. Tal vez sea hilar demasiado fino, una cuestión de exagerada susceptibilidad. Pero es que no da para menos, si es que de verdad estamos acompañando los hechos que se registran en el país bajo las presiones de un Gobierno central que no escatima esfuerzos en imponer su visión única, y una oposición cada vez más dispersa, acobardada, falta de ideas y convicciones, tomada por un pragmatismo que sólo beneficia a una de las partes. Al oficialismo. ¿O alguien desconfía de que el ganador en el acto de Cainco fue el Gobierno central? Allí, lejos de ser censurado por la apropiación de Soboce, fue pues aplaudido.

Pero una cosa es que algunos sectores resuelvan transar en su lucha por un beneficio mayor, asegurándose pequeñas (¿o grandes?) ganancias, dejando una sensación de “guerra acabada” y de “bienestar”, y otra muy distinta asegurar que basta un par de ocasionales “sana-sana” entre también ocasionales contrincantes para afirmar que no hay más batallas en el país y que la paz está sellada. Otra vez, el ejemplo lo vuelve a dar Soboce, cuyo principal accionista privado, Samuel Doria Medina, hizo lo suyo al actuar con pragmatismo durante la convulsionada Asamblea Constituyente, creyendo así, seguramente, que su patrimonio estaba a salvo. Los hechos (“la dura y rebelde realidad”, diría un amigo) vuelven a demostrar lo contrario. ¡Ay, agridulce inocencia la de pragmáticos de esta índole, que no terminan de darse cuenta que están frente a un régimen muy, pero muy distinto a los que enfrentaron antes!

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Santa Cruz, 4 de septiembre 2010