El caso de David Olorio podría generar un escándalo de proporciones similares al que se produjo allá por los años 60 en relación al atraco de Calamarca cuando se descubrió que los autores de ese hecho eran nada menos que policías a los cuales, paradójicamente, se les encargo investigar el caso.
En círculos policiales se hace cada vez más intensa la versión sobre la existencia de una red policial-delincuencial que sería la autora de varios atracos ocurridos durante los últimos meses. Se indica que Olorio sabía mucho acerca de esta red y cuáles eran sus alcances por lo que evidentemente se constituía en un testigo incómodo que debía ser eliminado.
Quieren apoyo de los medios para amordazarlos
El presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Arce, confunde las cosas. Pide que los periodistas se conviertan en aliados del gobierno en la lucha contra el racismo. Se trata, sin duda, de una muy deseable alianza por cuanto el racismo en una aberrante anomalía social, pero ocurre que la cosa va por otro lado por más de que el gobierno quiera aparentar lo contrario.
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Sucede que la decisión de definir cuando un medio de comunicación ha incurrido en apreciaciones racistas estaría en manos, exclusivamente, del oficialismo y sabemos a qué atenernos cuando eso ocurre. No se trata de un prejuicio lo que ocurre es que la ecuanimidad no es precisamente una cualidad de los masistas.
Una bonancible situación que nadie ve
Las reservas internacionales están creciendo; la situación económica es de bonanza; crecemos a ritmo acelerado, repiten como letanía los funcionarios gubernamentales. Sin embargo algo debe suceder que los bolsillos de los bolivianos no se han enterado de esa situación de maravillas.
Es más, algo debe preocupar mucho al gobierno que el propio vicepresidente Álvaro García ha tenido que salir a la palestra para tratar de convencernos de que vivimos en el país de las maravillas y que somos envidia de todos debido a un visionario manejo de la economía.