Universitario vence a Cerro por la Sudamericana


La ‘U’ se midió con un Cerro Porteño que sólo vino a defenderse, Galindo hizo el único gol

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Universitario tiene su ángel de la guarda, es Roberto Galindo, su hombre-gol, porque ya lleva tres en la Copa Sudamericana, uno por cada partido jugado, y el de anoche, ante Cerro Porteño, fue tan o más trascendental que los anteriores, porque fue el único, el de la victoria ante el conjunto paraguayo en el partido de ida de la segunda fase.



“Ojalá que alcance”, declaró Galindo a la Cadena FoxSports ni bien terminó el partido. Puede que sí, puede que no. Por ahora sirve para que la ‘U’ siga soñando y pensando en dar un pasito más cuando le toque ir a Asunción.

Además, fue un gol de aquellos que se gritan más fuerte, porque llegó casi en la agonía del partido. Habían transcurrido 82 minutos de un Universitario rebotando una y otra vez ante la barrera de Cerro, hasta que Galindo, en el 83, tuvo la llave, tras un magnífico pase de Sacha, y sacó un bombazo, haciendo inútil la estirada del buen arquero Barreto.

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Le costó a Universitario por dos factores: su rival —líder del torneo paraguayo— se presentó con un esquema ultradefensivo, pobló con la mayoría de su gente desde la mitad de la cancha hacia atrás, jugó a cerrar todos los caminos y virtualmente renunció al ataque; mientras que el equipo local —y ese el factor dos— no tuvo habilidad como para sortear las excesivas líneas de choque que puso su oponente.

Universitario dominó, pero jugando de manera lateralizada. No había manera de meter la pelota entre tantos jugadores ‘amarillos’ (Cerro utilizó esa extraña camiseta, que no tiene nada que ver con sus colores azul y rojo), y por eso, en la medida que fue transcurriendo el encuentro, apeló a los disparos de media y larga distancia, válidos pero que no le sirvieron de mucho.

Los últimos seis minutos fueron los más intensos de la primera mitad, desde el 39’, cuando remató Gallegos, encontrando bien a Barreto, hasta el 45, otra atajada del guardameta ante un zurdazo de Bejarano. Entre medio, Albarracín se perdió la apertura cabeceando desviado.

En la segunda mitad, Cerro trató de alejar lo más posible el balón de su arco y de rato en rato intentó algún contragolpe, pero su opción más clara fue un disparo desde lejos de Zeballos, que exigió a Lampe cuando el partido ya estaba 1-0.

Acicateado por el gol de Galindo, en los últimos minutos la ‘U’ tuvo alguna chance más, del propio goleador mediante un cabezazo. Hubiera sido lindo un gol más, aunque el objetivo primordial era ganar y lo logró.

Tras los 90’
A muerte

Roberto Galindo manifestó que en el partido de vuelta la ‘U’ defenderá “a muerte” la mínima diferencia.
La altura
El DT de Cerro dijo al final: “Estuvimos cerca del empate, ha sido difícil jugar en la altura”.

Lorenzo Carri
Galindo es cosa seria

Me quedo con dos imágenes de Roberto Galindo que tiene un 2010 de fiesta: el gol, que no fue nada fácil ante una defensa poblada de piernas duras, y el cabezazo posterior (que Barreto salvó de modo notable) que fue tanto o más difícil que la jugada del gol.

Roberto anda tan derecho que salvó a su equipo de un empate amargo, y la jugada del gol decisivo —toque por abajo— demostró que la “U” se equivocó feo con tanto centrito ingenuo (justo ante los paraguayos, que son los virreyes del cabezazo en Sudamérica) de los ochenta minutos anteriores.

Pero, por favor, que los árboles no nos impidan ver el bosque. El primer tiempo fue un calvario para los que mirábamos el partido por televisión.

Universitario creyó que Cerro Porteño podía ser más peligroso que Colo Colo, y durante más de media hora lo respetó, se plegó a la lentitud del visitante, intentó poco por los costados —salvo centros poco efectivos— y el arquero Barreto (el único del equipo que fue al Mundial) vivió tranquilo.

Hasta que cerca del final de esa etapa, Universitario comprendió la verdad (que su adversario era un tigre de papel, el más gris de todos los planteles de Cerro Porteño —y fueron varios, les aseguro— que he visto desde los años sesenta) y entonces reapareció en parte la “U” de Sucre que le ganó al líder chileno.

Dos balazos, uno de Gallegos y otro de Bejarano, pusieron en apuros al arquero que estuvo perfecto en las atajadas, y pareció que el dueño de casa había encontrado la punta del ovillo.

En parte, fue un espejismo. Si bien la “U” fue un modelo de perseverancia, Cerro Porteño consiguió capear el temporal, aunque algunos torpes despejes  de sus defensores hacían ver que la procesión iba por dentro. El equipo paraguayo parecía tranquilo, pero el único sereno era Barreto, el guardameta.

Quiero elogiar, en el esfuerzo sin pausas de todo el equipo nacional, a Marvin Bejarano, Gallegos, Liendo y Vaca Díez, un cuarteto que creyó en la victoria ante un rival enamorado del cero-cero. Hasta que llegó Galindo con su historia repetida.
Lorenzo Carri
es periodista y estadístico.

Fuente: La Razón