Venezuela: éxito de la unidad sin caudillos


MUD Las elecciones legislativas de Venezuela arrojaron un resultado paradójico: mientras la oposición alcanzó más votos (alrededor del 52%), el chavismo logró copar más bancas, aunque no las suficientes para tener la mayoría calificada de dos tercios en la Asamblea Nacional, lo que lo obligará a consensuar las leyes orgánicas. La fractura entre votos y bancas se origina en un sistema electoral perverso, que redibujó el mapa de circunscripciones para darle mayor representación a las zonas de probable victoria oficialista. De cualquier manera, el resultado marca un punto de inflexión fundamental en la construcción de una nueva mayoría. Este éxito es atribuible a la creación de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que reúne a una decena de organizaciones políticas en pie de igualdad y conducida por un directorio colegiado. En Bolivia, la última experiencia similar de unidad exitosa fue el CONALDE hasta mediados de 2008, cuando liderazgos personalistas rompieron el bloque al aceptar de manera unilateral la participación en un referéndum revocatorio inconstitucional y en condiciones desiguales. Curiosamente, los mismos líderes de la fragmentación han intentado recientemente articular un “discurso de unidad” sobre la identificación entre causa y caudillo, confundiendo la autonomía con la simple permanencia de una persona en determinado espacio burocrático. Muy por el contrario, la lección de la histórica jornada de Venezuela nos muestra que reencontrar un verdadero rumbo unitario para la oposición boliviana exigirá desarrollar mecanismos de concertación amplios y plurales. Una unidad sin caudillos.

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