Con la censura de prensa en puertas


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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: ¡Fair Play, Presidente!

  2. Bajo el Penoco, El Día: Siguen las trampas

  3. Los Tiempos: BRASIL, NUESTRO VECINO

  4. El Deber: Cambios en Brasil

  5. Cambio: Replantear la estrategia

  6. La Prensa: Con la censura de prensa en puertas

  7. El Diario: Exagerado aparato policial sin razón

  8. El Mundo: Opciones

  9. Opinión: Brasil, una democracia madura

  10. Clarín, Argentina: Opacidad de los actos de gobierno


El Día: ¡Fair Play, Presidente!

Daniel Cartagena es el funcionario de la Alcaldía Municipal de La Paz que el domingo pasado le dio un pisotón al presidente Morales y a cambio recibió un alevoso rodillazo en la parte del cuerpo que más duele. El incidente ocurrió en el inicio de partido que disputaron el equipo del Gobierno central, cuyo capitán es el Primer Mandatario y el combinado de la comuna paceña, al mando de Luis Revilla. La iniciativa era interesante y esperanzadora, pues se trataba de llevar al plano deportivo, la rivalidad política de dos ex aliados, el MAS y el Movimiento Sin Miedo, que hoy están enfrascados en denuncias y amenazas.



Tras el hecho violento, el Presidente jugó el resto del partido que terminó 4-4, precisamente con un gol convertido por Evo Morales en el último minuto. Ocurre que hoy, el jefe de Estado, quien derrochó energía para el rodillazo y para corretear durante más de media hora, dice estar lesionado, con un certificado médico en la mano, que le recomienda reposo de diez días. Es más, en declaraciones posteriores a la prensa, el Mandatario ha justificado su respuesta, ante una jugada que puede suceder en cualquier cancha del mundo y que no merece ni siquiera una amonestación.

Lo peor de todo no fue el rodillazo, sino la reacción de las fuerzas de seguridad que acompañaban al Presidente ese día, que intentaron llevarse detenido a Daniel Cartagena, en represalia por la falta que le había cometido al presidente Morales. Tiene suerte el empleado municipal de no estar tras las rejas, como están decenas de líderes políticos que se han atrevido estos años a “marcar” de cerca al régimen político actual.

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Platón decía que en media hora de juego se puede conocer mejor a una persona que en un año de conversación. Al presidente Morales le conviene no seguir jugando fútbol en público, porque cada vez le será más difícil disimular la personalidad vengativa y pendenciera que manifestó el domingo contra ese humilde trabajador. Qué triste espectáculo el que brindó el Mandatario y sobre todo, qué lamentable es constatar que esa conducta es la que pinta de cuerpo entero, tanto al caudillo como a su Gobierno.

Una reacción desproporcionada, hormonal, “descuidista”, tramposa, frente a un incidente sin importancia, como lo sabe muy bien Evo Morales, un fanático del deporte, que traslada a este plano la soberbia que le ha dado el uso indiscriminado del poder. Y tal como está sucediendo en el país, el domingo no había en esa cancha un árbitro imparcial, honesto y con autoridad, capaz de aplicar las normas deportivas. ¿Y qué hubiera ocurrido si el referí, hubiera expulsado al “jefazo”, tal como correspondía? La respuesta es obvia y tiene que ver con autoritarismo reinante y creciente, que coloca a los dueños del poder en la libertad de recurrir a cualquier arma para destruir a sus rivales.

Y Evo Morales no sólo goza de la inmunidad para cometer semejante ataque contra su adversario ocasional, sino también para darle vuelta a la realidad, de tal forma que el agredido resultó siendo el culpable,  bajo amenaza de cárcel sólo por el hecho de medir fuerzas con el caudillo. Tampoco hay reglas claras, ni siquiera para el fútbol, mientras Evo esté en la cancha.

 

Evo no sólo goza de inmunidad para agredir a su rival, sino también para cambiar la realidad, y que el afectado resulte siendo culpable.

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Bajo el Penoco, El Día: Siguen las trampas

Cuando hace un par de semanas el presidente Morales reconoció que había hecho trampa para poder reelegirse en el cargo, el vicepresidente García Linera apareció días después para tratar de acomodar los términos y afirmó que lo que quiso decir el jefazo fue “estrategia envolvente”, un término de uso militar con el que los estalinistas definían al acto de pisotear las leyes para conseguir un objetivo concreto.
La opinión pública boliviana está esperando el rato en el que el devorador de 25 mil libros haga su aparición para tratar de explicar el rodillazo en los testículos que Evo Morales le dio a un pobre muchacho que le hizo una marcación fuerte durante un partido de fútbol. 
Complicado va a ser para el sesudo intelectual tratar de explicar algo de lo que seguramente sabe poco, pero tratándose de un sofista como él, no sería raro que resulte más versado que Menotti o que Del Bosque. Lo más interesante, sin embargo, será ver renguear al Presidente por la supuesta lesión sufrida el domingo.

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Los Tiempos: BRASIL, NUESTRO VECINO

Brasil ha dado un ejemplo democrático a la región este fin de semana que bien haríamos en emular antes que copiar, más bien, a Venezuela

Las elecciones generales que se han realizado en Brasil el pasado domingo son una otra muestra más de que esta nación se encuentra instalada plenamente en la modernidad. En el mismo día se conocieron los resultados con el 99 por ciento de los votos emitidos.

En el caso de la elección presidencial, la campaña electoral fue corta, intensa y libre -salvo por el abierto apoyo del presidente Lula a su candidata, Dilma Rousseff, lo que fue debidamente sancionado por el órgano electoral, y los clásicos intentos de transgredir normas de comportamiento en el día de la elección-. De esta campaña, además, ha estado ausente el temor al fraude o a la venganza postelectoral, tan presente en otras naciones de la región.

La candidata oficialista obtuvo el 46,74 por ciento del respaldo popular; su inmediato competidor, el socialdemócrata José Serra, alcanzó al 32,60 por ciento, y la sorpresa fue el 19,4 por ciento obtenido por Marina Silva, quien fuera ministra del presidente Lula y renunció al cargo y su militancia al Partido de los Trabajadores por su radical política conservacionista y de lucha contra la corrupción.

Como está normado, estos guarismos obligan a realizar una segunda elección el próximo 31 de octubre entre Rousseff y Serra, para lo cual éstos ya han anunciado su disposición a trabajar con el deseo de conquistar el electorado de Silva, el mismo que la ha convertido en un referente central de la política brasileña en los próximos años.

Viendo estas elecciones con ojos bolivianos, se puede señalar que para los intereses del Gobierno boliviano puede ser más favorable una victoria de Rousseff, en la medida en que Serra fue un tenaz opositor a la posición del presidente Lula sobre Bolivia. Sin embargo, por los mensajes que ha lanzado el electorado brasileño, son claros en sentido de que tiene tres prioridades internas: la seguridad ciudadana, la lucha contra el narcotráfico y la defensa del medio ambiente, incluso si gana Rousseff el país puede pasar a ser visto más como un problema que como aliado.

Si a ello se añade el permanente cuestionamiento al acercamiento del presidente Lula a Venezuela e Irán no sólo por causas políticas sino por evidentes contradicciones en lo que se refiere a políticas democráticas de respeto a los derechos humanos, el pluralismo y la tolerancia -que son, además, sustento del ascenso de Brasil como potencia emergente-, se puede concluir en que gane quien gane habrá cambios importantes en esa nación que nos afectarán directa o indirectamente.

Este contexto ratifica que si hay algo en lo que el país está preocupantemente rezagado es en la formulación de una política de Estado respecto a Brasil. Esta omisión -que es muestra de desconocimiento de los factores de poder en el mundo actual- debe ser subsanada, tarea que, empero, exige miras de mayor alcance y acuerdos internos, objetivos aún lejanos en el proceso de cambio que vivimos.

Más allá de estas hipótesis, lo cierto es que Brasil ha dado un ejemplo democrático a la región este fin de semana que bien haríamos en emular antes que copiar, más bien, a Venezuela, donde quienes perdieron tienen más legisladores que quienes ganaron.

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El Deber: Cambios en Brasil

Con los resultados de una sola elección, la que se dio en Brasil el fin de semana, casi la mitad de Sudamérica muestra un cambio político que podría sentirse en la otra mitad, donde pertenece Bolivia.

El hecho de que la candidata del partido del presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, Dilma Rousseff, no hubiera alcanzado la mitad más uno de los votos en la primera vuelta, es un cambio que no puede pasar inadvertido para Sudamérica y el mundo.

La posibilidad, cierta o remota, de que en la segunda vuelta, prevista para el fin de mes, gane el opositor José Serra, del Partido Social Demócrata, viene a señalar una salida que hasta hace poco parecía totalmente improbable.

Pero la sorpresa mayor de esta elección, superior incluso a que el presidente Lula no hubiera podido transferir su enorme popularidad a su pupila, es el 20% obtenido por Marina Silva, la candidata del Partido Verde, oriunda del Acre. La conciencia de los brasileños por el medio ambiente y la ecología ha sido medida en estas cifras.

Bolivia tiene mucho interés en las elecciones del más grande de sus vecinos, con el que comparte 3.000 kilómetros de frontera.

La señora Rousseff estuvo en el cargo de ministra de Energía de Brasil el 1 de mayo de 2006, cuando el presidente Evo Morales hizo la ceremonia de ‘nacionalización’ en el campo San Alberto, administrado por Petrobras en ese momento. Se sabe que todo lo que ocurrió entonces la molestó mucho, pues generó un clima de inseguridad en la provisión de gas natural desde Bolivia, pero sobre todo lo interpretó como un gesto hostil hacia una empresa que había respaldado a YPFB incluso en los momentos de capitalización y disgregación de esta empresa.

La molestia que sintieron los líderes brasileños por aquel gesto boliviano quizá haya cambiado, porque la incertidumbre sobre el abastecimiento de gas los llevó a impulsar la búsqueda de alternativas, y los esfuerzos que hicieron en esa dirección convirtieron a Brasil en una potencia petrolera.

La otra opción que deja abierta la segunda vuelta es más difícil para Bolivia, porque el gobernador Serra ha convertido el tema de la droga boliviana en el principal de su campaña. Durante esa campaña, el candidato Serra llegó a decir que el Gobierno boliviano era “cómplice” de los narcotraficantes bolivianos que llevan la droga a Brasil.

Se sabe que la candidata Rousseff ha tomado muy en cuenta ese mensaje y también se propone pedir al Gobierno boliviano una posición muy firme respecto de la droga.

La elección brasileña, por lo tanto, deja abierta la posibilidad de un cambio muy profundo en la agenda bilateral de la octava potencia del mundo con Bolivia.

Será bueno que el Gobierno del presidente Evo Morales tome en cuenta todo lo que ocurre en Brasil, principal comprador del gas natural boliviano.

Los astros de la geopolítica sudamericana se están alineando de otra manera. Los cambios en Brasil, además del cambio en Venezuela, registrado por las últimas elecciones, exige que nuestros líderes comiencen a entender que nada es eterno y que lo único constante en la política es el cambio.

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Cambio: Replantear la estrategia

Pese a no haber alcanzado el 50% más uno de los votos en la primera vuelta electoral que se desarrolló este domingo en Brasil, el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y las fuerzas políticas aliadas salieron fortalecidos ya que la candidata petista y heredera política del saliente presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, se impuso holgadamente con 47,6 millones de sufragios válidos (46,91%), aunque con miras al balotaje del 31 de octubre esa alianza progresista deberá replantear su estrategia política.

Poderosas razones señalan que ése es el camino para consolidar la victoria popular en la segunda vuelta, porque al frente se encuentran millonarios intereses oligárquicos y transnacionales que se esconden detrás del conservador José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien obtuvo 33,1 millones de votos (32,61%).

En ese contexto, esa estrategia política también apuntará a capitalizar en las urnas gran parte de los 19,6 millones de votos (19,33%) que alcanzara la ex ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, del Partido Verde (PV), aliada de Serra en algunos Estados de ese país.

¿Pero cuáles son las razones que obligan al PT a replantear su estrategia electoral, si muchos observadores daban por seguro un triunfo con más del 50% de los votos en la primera vuelta, tomando en cuenta la enorme popularidad del presidente Lula, que deja la Presidencia con un respaldo de al menos 80%?

Pese a contundentes victorias electorales en varios estados considerados estratégicos, el Partido de los Trabajadores y sus aliados deberán enfrentar no sólo a la oligarquía neoliberal, sino a una guerra mediática declarada contra el presidente Lula y su candidata Dilma Rousseff antes de la primera vuelta y a favor del postulante del derechista Partido de la Social Democracia Brasileña, José Serra. Esta guerra mediática —disfrazada de "libertad de expresión"— tiene en las grandes corporaciones comunicacionales a sus principales protagonistas.

Según el teólogo y analista brasileño Leonardo Boff, lo que ocurre ya no es un enfrentamiento de ideas o de interpretaciones en el uso legítimo de la libertad de prensa, sino que previendo una derrota electoral en la primera vuelta (lo que finalmente ocurrió aunque no con el 50% más un voto), esos medios desataron una guerra sucia en la que todo vale, incluso la ocultación de hechos, la distorsión y la mentira.

Detrás del terrorismo mediático se esconden poderosos dueños de esos medios de comunicación. Son familias que cuando ven contrariados sus intereses comerciales e ideológicos se comportan como una "familia mafiosa", es decir, son empresarios privados que pretenden hablar para todo Brasil y mantener bajo tutela a la llamada opinión pública.

Son los dueños de O Estado de São Paulo, A Folha de São Paulo, O Globo y la revista Veja, en los cuales se instaló la razón cínica y lo que hay de más falso y mafioso en la prensa brasileña. Están al servicio de un bloque histórico asentado sobre el capital que siempre explotó al pueblo brasileño y que no acepta a un Presidente proveniente de ese pueblo. Más que informar y suministrar material para la discusión pública —la misión de la prensa—, estos medios empresariales se comportan como un feroz partido de oposición.

Hay un hecho que ellos no consiguen digerir en su estómago elitista: aceptar que un obrero, nordestino, sobreviviente de la gran tribulación de los hijos de la pobreza, haya llegado a ser Presidente y que una ex guerrillera, como es Dilma, sea hoy la abandera de un proceso político que tiene en  ese pueblo, cansado de tanta impostura, a su principal protagonista.

Y como acertadamente señala Leonardo Boff, éste es el sentido de la guerra que montan contra Lula; es una guerra contra los pobres. La oligarquía brasileña no teme al pobre sumiso; le tiene pavor al pobre que piensa, que habla, que progresa y que hace una trayectoria ascendente como Lula. Es decir, la causa de esa guerra sucia contra Lula y Dilma es una cuestión de clase: los de abajo deben quedarse abajo, pero ocurre que alguien de abajo llegó arriba y se convirtió en el presidente de todos los brasileños, y esto para ellos es sencillamente intolerable.

Por eso, y aunque el Partido de los Trabajadores consiguió trascendentales triunfos en estados clave —tendrán mayoría en el Senado y ampliaron su presencia en la Cámara de Diputados—, esa derecha conspira a través de sus poderosos medios de comunicación y una millonaria campaña destinada a impedir, a cualquier costo, que la candidata de Lula, Dilma Rousseff, gane la presidencia en la segunda vuelta.

En ese contexto, urge que el Partido de los Trabajadores replantee su estrategia electoral, consciente de que Dilma no tiene el carisma de Lula, aunque sí es la heredera de un gobierno popular que alcanzó lo que nunca antes ningún otro: buena situación económica, gran influencia internacional de Brasil, justicia social que sacó de la pobreza a 35 millones de brasileños que se incorporaron a la clase media, escolaridad del 97% de niños y jóvenes, un país productor de alta tecnología. Son algunos logros del obrero metalúrgico, cuya candidata es Dilma.

La oligarquía no teme al pobre sumiso; le tiene pavor al pobre que piensa, que habla, que progresa y que hace una trayectoria ascendente como Lula. Es decir, la causa de esa guerra sucia contra Lula y Dilma es una cuestión de clase: los de abajo deben quedarse abajo.

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La Prensa: Con la censura de prensa en puertas

No es posible que la búsqueda del derecho a la igualdad tenga como doloroso precio la eliminación del derecho a la libertad de expresión…

La libertad de expresión está en serio riesgo de ser conculcada en el país y, con ello, desaparecer la democracia. Y no se trata de una afirmación antojadiza del periodismo boliviano. Es un concepto invariable de la humanidad, defendido por normas sobre derechos humanos que se han instaurado en el mundo entero.

Está en manos de la Cámara de Senadores aprobar la Ley de Lucha Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación con los artículos que liquidan la libertad de expresión y de prensa o dar una muestra de verdadera vocación democrática, eliminándolos del proyecto y hacerle así un gran favor al país, al mismo Gobierno y, sobre todo, a la democracia.

Aprobar el proyecto como está es implantar en el país la censura de prensa previa y la autocensura, vulnerando además la Constitución Política del Estado y todas las leyes superiores internacionales que representan los convenios suscritos por todos los Estados, entre los que está Bolivia, sobre derechos humanos.

Si se aprueba esa ley sin eliminar el artículo 16 que establece la suspensión de licencia de los medios de comunicación por los que se emitan juicios con contenidos racistas o discriminadores, no sólo se habrá eliminado una fuente de trabajo para decenas o centenas de personas, sino que se habrá implantado la censura previa. Desaparecerán las entrevistas ?en vivo y en directo? y los responsables de programas informativos radiales y televisados, y los de las noticias de los medios impresos estarán obligados a incurrir en la más degradante de las prácticas periodísticas, la de censurar el material de sus colegas periodistas, columnistas, colaboradores, para que de esa manera el medio no pierda su licencia y de esa manera dejar a todos sin trabajo y evitar que alguno vaya a la cárcel a cumplir pena de uno a cinco años, como lo establece el artículo 23, que ilegalmente elimina la Ley de Imprenta que establece penas pecuniarias y no de cárcel, camuflada con la frase ?pena privativa de libertad?.

El artículo 23 de la mencionada ley instaura la autocensura, la más ruin de las censuras, a la que deberán recurrir los periodistas para que no se les escape una frase o transmita un juicio racista o discriminatorio y de esa manera eludir las penas de cárcel.

Este peligro ha llevado a los periodistas a las calles. No es posible que se nos condene a incurrir en prácticas viles utilizando para ello una ley noble, necesaria y aceptada por todo el mundo. No es posible que un derecho como es el de la búsqueda de la igualdad tenga como doloroso precio la eliminación de otro derecho fundamental como es el sagrado derecho a la libertad de expresión, considerado por el mundo entero como el principal soporte de un Estado verdaderamente democrático.

Por eso es necesario que quienes integran la Cámara de Senadores se apeguen a la legalidad, a la Constitución Política del Estado, a las convenciones internacionales y antepongan los intereses del país y la democracia a las consignas políticas sectarias, y de esa manera se abstengan de imponer la censura de prensa de modo indirecto, eliminando de esa manera la libertad de expresión, uno de los pilares fundamentales de un régimen democrático.

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El Diario: Exagerado aparato policial sin razón

Toda sospecha de manejo discrecional de recursos fiscales, malversación, peculado, etc., que se hubiera efectuado en cualquier época o gobierno debe ser debidamente investigada, pero dentro de un concepto de debido proceso, esto es, por jueces imparciales, con estricto apego a la ley y garantizando el sagrado derecho de defensa y a los descargos que correspondieran, pero es muy distinta una suerte de persecución política a través de una Justicia sometida a presiones desde otros Órganos o Poderes del Estado, o amedrentada para que falle en determinado sentido. Suman muchos los casos de ex autoridades y ex aliados del actual Gobierno que se puede citar como confirmación de lo señalado, con la agravante de un impedimento de libertad por dos años y más, sin que siquiera se hubiera ingresado al juzgamiento propiamente dicho, como sucede en algún caso muy notorio.

Otro aspecto muy vinculado a lo anterior es el extraordinario aparato policial activado a la llegada de personajes sindicados por la comisión de delitos en el ejercicio de sus funciones y que fueron objeto de expulsión de países vecinos. Esta parafernalia fue visible a la llegada de los señores Luis Alberto Valle, ex prefecto de La Paz y Guillermo Fortún, quien ocupó distintos cargos importantes en el pasado, y sobre los que ahora pesan acusaciones.

Ambos son personas de avanzada edad y alguno con signos visibles de salud quebrantada, previamente detenidos por varios días en cárceles del exterior y sometidos a su arribo a un trato inhumano y degradante, injustificable aunque se tratara de delincuentes convictos. Nada se puede temer de personas detenidas bajo la custodia de comisiones destacadas al efecto, sin embargo, descendidos de la nave aérea militar les espera personal policial enmascarado y una numerosa guardia armada hasta los dientes; se les coloca esposas y se los introduce a un vehículo de vidrios ahumados, seguido de una decena de otros similares con fuerte contingente armado. Un despliegue como el indicado parece un acto de auto-compensación por la poca efectividad de algunas reparticiones policiales frente al delito que opera cada día de manera creciente. Un alarde de poderío policial absolutamente innecesario en dichas circunstancias, como no sucede en los momentos precisos y mientras la dieta cotidiana de la población no es otra que la inseguridad y la indefensión.

Ni frente a los asaltos a mano armada con derramamiento de sangre, ni a la actividad de los agentes de los cárteles del narcotráfico en el país -reconocida por la propia FELCN- se aprecia un aparato semejante, como tampoco el esmero demostrado en un simple recorrido desde el aeropuerto a las dependencias policiales para resguardar a inofensivas personas. Ante la segura presencia de los medios audiovisuales en las llegadas en cuestión, parecería que el objetivo es amedrentar al público televidente y particularmente a los correligionarios de los llegados y a los opositores.

Si bien tal parecería lo buscado, las apariencias no dejan de ser tales para la población, a la cual no le interesa un teatro más o menos bien montado, sino la eficiente protección de sus derechos, entre los que exige especial atención la seguridad personal, la de las familias y de sus bienes. De nada sirve la recurrencia verbal de los altos mandos policiales sobre los valores institucionales, lamentablemente en creciente proceso de desaparición y que sólo quedan como conducta de cada vez menos efectivos de la institución del orden.

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El Mundo: Opciones

Como no podría ser de otra manera, en especial ahora que las Fuerzas Armadas son sus aduladas, por razones de seguridad, de seguridad en el cargo, el Presidente ha defendido la realización del Servicio Militar y no ha querido entrar en otros detalles.

Las informaciones relacionadas con la reunión de Unasur dan cuenta de que ese organismo, que agrupa a los países de Sudamérica y en particular a los que siguen la línea especial trazada por el chavismo, ha decidido crear un centro de entrenamiento para preparar las fuerzas armadas de la región.

Mientras el mundo pretende marchar por el camino de la paz, por lo menos en teoría; los países se encuentran en constante preparación para la guerra e invierten una gran parte de sus recursos en armamentismo. En los países industrializados se justifica hasta por un motivo de aparentar mucha fuerza, pero para aquellos que apenas pueden cubrir sus necesidades y que en muchas ocasiones deben recurrir a préstamos para equilibrar sus cuentas, el contar con un ejército fuertemente armado resulta una exageración innecesaria.

Desde que en nuestro país comenzaron a surgir gobiernos populares, hablamos de la Revolución Federal de 1899 que llevó al poder a los liberales; de la Revolución Nacional de 1952 con sus antecedentes en la post Guerra del Chaco y también desde el retorno de la democracia, se ha pensado dar a las Fuerzas Armadas una función social que permita apoyar el crecimiento de las grandes mayorías, en el camino al desarrollo.

Dentro de esa concepción, las Fuerzas Armadas eran vistas como una institución destinada a capacitar a la juventud y habilitarla para el trabajo y además de aprovechar la preparación previa de los jóvenes para incorporarlos en campañas de alfabetización y otras encaminadas al desarrollo.

La polémica ha surgido en momentos en que los jóvenes que se incorporan a las Fuerzas Armadas son sometidos a malos tratos y al extremo de llegar a torturas y lo poco que se aprende en la institución no los habilita para la vida. Ni siquiera podemos hablar del civismo que en nuestro país ha sido disminuido, ya que la solución no era crear más símbolos patrios sino venerar los existentes y crear conciencia y honrar a los próceres que nos dieron libertad e independencia.

Por el contrario, en las Fuerzas Armadas se repiten lemas de la revolución cubana, se habla del Che Guevara y sea adoptan símbolos que tal vez representaron a la región durante la colonia, pero no a la patria que fue creada en 1825 y que los militares bolivianos honraban en la Jura a la Bandera y en otros actos que se realizaban a lo largo del año, no sólo en los cuarteles sino también en los colegios.

Tal vez lo importante sería analizar algunas situaciones alternativas, como el servicio civil obligatorio que ha dado resultados positivos, en especial en Europa, donde se lo practica con mayor intensidad.

Los aprestos bélicos de nuestro gobierno, con la compra de armamento y ahora con el anuncio de centros de entrenamiento de tropas, no hacen otra cosa que crear susceptibilidad en los países vecinos que si bien en alguno momentos han manifestado su preocupación, son conscientes de que lo que se está haciendo es distraer una buena parte de los pocos recursos con que se cuenta, para una tarea que en ningún caso, por la diferencia de fuerzas, daría resultados positivos.

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Opinión: Brasil, una democracia madura

Al presidente Lula, jamás se le hubiera ocurrido prorrogarse indefinidamente en la primera magistratura de su país. En otros lugares de nuestra América, ciertos caudillos, no tienen el menor inconveniente de instaurar verdaderas dinastías, entregando el poder incluso a sus hermanos o a sus esposas. Es que Brasil es el octavo país capitalista más grande del mundo. En tales Estados los individuos, como en toda la historia, desempeñan algún papel pero no imponen sus intereses unilateralmente.

En ámbito de un país con más de 200 millones de habitantes, con una de las Fuerzas Armadas más grandes y poderosas de Sudamérica, con una amplia y moderna industria, con un nivel intelectual equivalente a las naciones más avanzadas del mundo, sería no sólo difícil, sino ridículo que apareciera algún político con pretensiones totalitarias.

Se supone que, actualmente, las estructuras intermedias, en el sector privado, tienen la capacidad suficiente para frenar los impulsos totalitarios del sector público. Entonces podemos decir que la democracia, es la manifestación superestructural del desarrollo integral de los países. Esto sucede en la mayor parte de los países europeos y obviamente en los Estados Unidos de Norteamérica. Países maduros en los que los políticos están controlados por otras estructuras más amplias y equitativas.

Luiz Inácio Lula da Silva, es uno de los mejores presidentes del continente y, obviamente, el mejor que el Brasil ha tenido en los últimos años. Goza del respaldo mayoritario de su pueblo, merece el respeto del mundo y ha consolidado una economía próspera y evidentemente soberana. Con esos méritos y con ese capital social, podía haber logrado su reelección una y otra vez. Pero, en la proyección de un gran estadista y respondiendo lealmente a la dimensión de su país, se está retirando de la primera magistratura con una dignidad, ciertamente, histórica. Este hombre merece ser respetado en ámbito mundial.

La experiencia brasilera contrastada con otros países de nuestra América, es admirable. Es cierto, no fue siempre así, en el pasado hay también hechos vergonzosos. Pero ha evolucionado aceleradamente. Respetando profundamente los derechos de todos los pueblos, Brasil, seguramente será pilar estabilizador de nuestra América y bastión de una democracia en permanente evolución. Ojalá que este ejemplo fuera recogido por algunos líderes que presumen ser imprescindibles, providenciales y eternos en la penosa historia de pueblos débiles e inestables.

La situación cubana, es algo que merece un análisis más cuidadoso y sereno. Sin duda, Fidel Castro es una de las personalidades más capaces que ha producido nuestra América, pero eso no es suficiente para que se prorrogue en el poder indefinidamente. El argumento de una concurrencia voluntaria de su pueblo es inaceptable. Era como lo es ahora, necesaria por lo menos una relativa apertura para corrientes disidentes, para otras voces y proyecciones. Es difícil demostrar que haya un pueblo tan uniforme, tan resignado, tan sencillo como para no pensar de otro modo, como para no tener otras ideas, otras propuestas respecto de la organización política de la sociedad. Es difícil aceptar que todos los cubanos profesen las mismas ideas, los mismos planes, los mismos líderes durante más de medio siglo.

La verdadera democracia va más allá del juego simple de mayorías y minorías. Es una determinada formación intelectual de la gente. Esto quiere decir que los verdaderos demócratas, aun pudiendo, no toman nunca más de lo que les corresponde. En política no es difícil lograr el apoyo de las masas, utilizar ese respaldo para prorrogarse indefinidamente, no es civilizado ni democrático. Lo grande, en ámbito de estadistas genuinos, es que aun teniendo el respaldo de las mayorías dejen el poder en cumplimiento de principios, valores y normas. Esto es lo que tenemos que aplaudir en Lula, se va precisamente cuando tiene mayor respaldo, cuando la mayoría de su país quiere seguir teniéndolo como su presidente. En el pasado, ahora y también en lo porvenir es ésta la conducta que deben asumir los políticos verazmente democráticos. Claro que, el desarrollo de los países juega un papel importante. En Europa o los Estados Unidos a nadie se le ocurriría hacer modificar la Constitución Política del Estado sólo para hacerse reelegir, una y otra vez. Como hemos dicho, la democracia es un grado de evolución y una conducta de grupos y personas en ese nivel.

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Clarín, Argentina: Opacidad de los actos de gobierno

La falta de transparencia de la Administración Pública obstaculiza el control republicano de los actos de gobierno, deja impunes las arbitrariedades y fomenta la corrupción. De esta manera, la estrategia oficial que se basa en el ocultamiento de informes clave y en la promoción de la opacidad burocrática como modo de ejercicio de un poder discrecional, lesiona severamente la calidad institucional.

Esta política pública antirrepublicana es la que orientó la decisión de que la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), el organismo del Poder Ejecutivo encargado de vigilar el cumplimiento de la legalidad contable y financiera, dejara el año pasado de publicar en Internet sus informes. Esta restricción lesionó el control que debe efectuar la Auditoría General de la Nación, el organismo que vigila las cuentas públicas desde el Poder Legislativo y que, por disposición constitucional, preside un representante de la oposición. Ante la falta de publicidad de las auditorías de la SIGEN, la Auditoría ha debido solicitar expresamente esos informes, pero se ha encontrado con una reticencia ilegítima, que la ha obligado a recurrir a la Justicia.

Así, la SIGEN no ha cumplido con su obligación de proporcionar unas trescientas auditorías concretadas en 2009 y referidas algunas de ellas a entes que recibieran diversos cuestionamientos, como la Administración de Programas Especiales -involucrado en la causa que investiga la mafia de los medicamentos y sus aportes a la campaña presidencial de Cristina Kirchner-, la Comisión Nacional de Regulación de Transporte, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario y al órgano de Control de Concesiones Viales. En esta reticencia habría tenido un papel determinante la Jefatura de Gabinete, pretendiendo ejercer un control sobre la información requerida por la SIGEN.

Es de esperar que la Justicia le ponga fin a este criterio abusivo e ilegítimo que restringe la transparencia a fin de impedir el ejercicio del control de los actos de gobierno. Mientras tanto, el manto de opacidad favorece la corrupción y la impunidad.

El Ejecutivo le está negando información a la Auditoría General de la Nación, referida a unas 300 auditorías realizadas en 2009, impidiendo el control republicano de los actos de gobierno.

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