Duelo final de Serra y Rousseff en los estados más poblados


SERRA RIO Cuando falta una semana para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, los dos candidatos, la oficialista Dilma Rousseff y el opositor José Serra, encabezaron ayer un duelo de caravanas proselitistas por las calles de Río de Janeiro, donde se dieron un baño de masas en sus esfuerzos por convencer a los indecisos en los estados más poblados del país.

Aunque se temía que estas demostraciones de fuerza política terminaran en enfrentamientos, no se registraron incidentes, en parte por la mayor presencia policial y también porque los actos simultáneos se realizaron en puntos alejados uno de otro. Acompañada por su padrino político, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, Dilma, del Partido de los Trabajadores (PT), paseó en auto con el techo descubierto por los populares barrios de Realengo y Bangu, en la deprimida zona oeste de la ciudad, mientras que Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), eligió para su marcha la turística rambla de Copacabana.

Agitando banderas rojas del PT, familias enteras salieron al paso de Dilma y Lula, que eran vivados por la multitud y seguidos por una larga fila de autos y camiones de sonido que inundaron el ambiente de canciones propagandísticas.



"Fue una cosa maravillosa. Pueden ver que esto es algo que se fortalece. Es una energía que sube y pasa por toda la gente; muestra un final de campaña para arriba", dijo emocionada Rousseff, ex jefa de Gabinete de Lula, que pese a los escándalos de corrupción que salpicaron su candidatura sigue siendo favorita para suceder al popular presidente.

Según la última encuesta de Datafolha, difundida el viernes pasado, Rousseff cuenta con el 50% de las intenciones de voto frente al 40% de Serra, ex gobernador del estado de San Pablo. Después de la primera vuelta electoral, los indecisos suman aún un 6%, mientras que un 10% admite que puede llegar a cambiar su voto en el ballottage del domingo.

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Es por eso que en este último tramo, ambas campañas han decidido concentrarse en captar más simpatizantes en los tres estados más poblados del país: San Pablo (30,2 millones de electores), Minas Gerais (14,5 millones) y Río de Janeiro (11,5 millones).

Según las encuestas, Serra ganaría en San Pablo, donde ya se impuso en la primera vuelta, mientras que Rousseff tendría asegurada su victoria en Río de Janeiro, donde también venció en los comicios de principios de mes. En tanto, en Minas Gerais, donde en la primera vuelta ganó la delfín de Lula, hoy se registra un empate; así, ambos candidatos preparan para el último día de campaña eventos en la capital minera, Belo Horizonte.

"Va a ser una elección muy disputada", pronosticó el ex alcalde de Río César Maia, que apoya a Serra.

En el caluroso recorrido petista, la sorpresa la dio un hombre que se acercó al auto de la candidata con un cartel en el que se leía: "¿Dónde está Erenice". Se refería a Erenice Guerra, ex asesora de Rousseff y su sucesora en la Jefatura de Gabinete, que tuvo que renunciar en septiembre luego de que se reveló que era el eje de un esquema de tráfico de influencias diseñado por su hijo.

"No tenemos que aceptar provocaciones, porque la paliza que queremos darles es en las urnas", había advertido el día anterior Lula, que ayer se limitó a irradiar su carisma en su contacto con el pueblo.

En tanto, en las playas de Copacabana, miles de simpatizantes del PSDB llenaron la avenida Atlántica y, a pie o desde balcones, vitorearon a Serra, que desde lo alto de un camión estuvo acompañado por el ex presidente y ahora senador Itamar Franco; el popular ex gobernador de Minas Gerais y senador electo Aecio Neves, y por uno de los fundadores del Partido Verde, Fernando Gabeira.

"Esta manifestación muestra que podemos y vamos a dar la vuelta en dirección a la victoria", afirmó confiado Serra, que la semana pasada fue blanco de críticas luego de afirmar que un petista lo había atacado con un objeto contundente, cuando en realidad fue un bollo de papel.

Después del episodio casi ridículo, su campaña ofreció una visión más graciosa al colocar ayer en su caravana grandes muñecos de Serra con una curita en la cabeza, mientras repartían cascos de plástico ante una eventual ofensiva de "papeles enemigos".

De todos modos, Serra se mostró serio y advirtió sobre los riesgos de que el PT se mantenga en el poder otros cuatro años. "Tenemos que ver el gobierno como una entidad de todos los brasileños y no apenas de un partido político. Necesitamos un gobierno que tenga carácter, que se traduzca en verdad y honestidad", resaltó, al criticar la corrupción en el aparato estatal.

Sus temores fueron replicados por los militantes que lo seguían y otros que no eran simpatizantes pero igual votarán por él. "Mi voto no es por Serra, que ha sido un buen administrador pero un candidato muy flojo. Mi voto es contra el PT, porque Dilma no podrá controlar el sector del PT que asumirá como lo hizo Lula. Ella es un fantoche que será manejado por los más corruptos dentro del partido", estimó Carmen Castello Branco, secretaria ejecutiva que seguía la caravana del PSDB.

La Nación – Buenos Aires