El sistema de generosos subsidios para desempleados en el Reino Unido genera contradicciones. Por un lado, en muchos casos resulta más cómodo permanecer en casa en vez de ir al trabajo. Pero por otro, algunas personas quedan descontentas con su situación. Sandra Hague, de 39 años, es madre de 4 hijos y nunca en su vida trabajó. Recibe más de 20 mil dólares de prestación social al año y además un subsidio de invalidez por un problema con sus piernas.
Sin embargo, se queja de que le falta mucho para llevar una buena vida. Lamenta no tener ninguna ocupación. “Sólo arrastro una existencia. No puedo ir a donde quiero, y no puedo hacer nada para mis hijos, porque nunca gané ningún dinero.
Sólo pago siempre por muchas cosas para mejorar su vida y nuestra casa”, dice. Sandra reconoce que hay personas menos capacitadas que, pese a todo, siguen trabajando. Además de sus propios niños, ella se ve obligada a cuidar al bebé de su hija, mientras ésta asiste al colegio, lo que el Estado también cubre.
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Noticias: RT Noticias.