Un Premio Nobel que nos atañe


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Éste es "el Nobel del bicentenario de la América hermana. Es el premio merecido a la lengua española. Es el Nobel a las dos orillas del español"

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Un premio por la libertad

  2. Bajo el Penoco, El Día: El reto de Revilla

  3. Los Tiempos: UN PREMIO NOBEL QUE NOS ATAÑE

  4. El Deber: Periodismo amenazado

  5. Cambio: Racismo no es libertad de expresión

  6. La Prensa: En defensa del voto ciudadano

  7. El Diario: Destrucción de bosques para cultivo de coca

  8. El Mundo: Vivir bien

  9. Opinión: La página en blanco como símbolo limpio de nuestra protesta

  10. Clarín, Argentina: Distorsión del cálculo de pobreza




El Día: Un premio por la libertad

Cuando un miembro de la Academia Sueca llamó a Mario Vargas Llosa para comunicarle que le habían concedido el Premio Nobel de Literatura 2010, el escritor de origen peruano se encontraba leyendo la novela del cubano Alejo Carpentier, “El reino de este mundo”. El libro trata sobre la revolución haitiana y muestra como muy pocos, el sojuzgamiento de los negros en América y la brutalidad que han ejercido las clases privilegiadas en este continente, “de larga y arraigada tradición autoritaria”, según palabras del novelista, que ayer por la mañana todavía no salía de su asombro por el galardón que lleva esperando por más de dos décadas y que lo tenía prácticamente descartado.

“Estoy releyendo ese libro y se los recomiendo especialmente”, dijo Vargas Llosa, quien erróneamente ha sido calificado como un escritor de tendencias reaccionarias, cuando en realidad, lleva toda una vida defendiendo la libertad y la democracia, al mismo tiempo que ha denunciado incansablemente las tiranías que han agobiado al continente americano durante toda su historia.

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Como muchos escritores e intelectuales de la época, Vargas Llosa se convirtió en un ferviente admirador de la Revolución Cubana, proceso que más tarde lo desilusionó tras comprobar que se trataba de otra dictadura más, como todas las que había combatido desde su trinchera literaria. “Espero que este premio sea un reconocimiento a mis libros, pero si también es una distinción a mis ideas políticas, enhorabuena. Nunca he hecho otra cosa que luchar contra el autoritarismo que lamentablemente sigue seduciendo a muchos en América Latina”, dijo el literato en Nueva York.

No hay duda que el premio que se le otorga a este brillante latinoamericano es una excelente noticia para un continente que está sumido en grandes contradicciones y sobre todo, que está enfrentado por la influencia de líderes populistas que han estado provocándole serias lesiones a la democracia, que todavía es joven y que necesita ser reforzada. Vargas Llosa, justamente, ha sido un enérgico combatiente de las regresiones que traen aparejados los procesos políticos que, de pronto, han puesto al decadente régimen cubano como el ejemplo a seguir, mientras que van eliminando paulatinamente las libertades y garantías ciudadanas que tanto esfuerzo les costó a los pueblos que derrotaron a las dictaduras militares.

El premio es un reconocimiento a la lengua española, que identifica a más de 500 millones de personas en el mundo; es la reverencia a la cultura latinoamericana, a los novelistas del continente que han reflejado la historia de los pueblos mejor que nadie, al Perú, un país sufrido y que ha soportado cruentas dictaduras y terrorismo, pero que ha hecho grandes progresos en el fortalecimiento de la democracia en los últimos años.

Obviamente, este premio, el más prestigioso del planeta, es también una señal muy clara sobre los grandes valores que encarna la producción literaria de Vargas Llosa y que han entrado en conflicto con líderes que jalan a los países en el sentido opuesto. El mismo se autodefine como un “conflictivo” y afortunadamente, promete seguir escribiendo hasta el último de sus días.

El premio Nobel es una señal clara sobre los valores de Vargas Llosa y que entran en conflicto con líderes que van en sentido opuesto.

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Bajo el Penoco, El Día: El reto de Revilla

El presidente Morales terminó disculpándose con el joven trabajador municipal al que dejó hecho un nudo en la cancha después de un tremendo rodillazo en los “compañones”. Pero fue una disculpa a medias, puesto que luego salieron los “dizques” y “conques”, en la misma línea de los certificados médicos que le dieron diez días de reposo por lo que él definió como un planchazo y que para todo el mundo no fue más que un pisotón que no hubiera alborotado ni a un hormiguero. El jefazo ya dijo que el muchacho que le salió a marcarlo también lo insultó y que todo fue parte de un plan orquestado por el alcalde paceño Luis Revilla, para hacerlo quedar mal. Mientras que en Francia andan comparando a Morales con Zidane, el jefe municipal de La Paz le ha sugerido que dejen a un lado las excusas y los lamentos y lo ha retado a un nuevo partido para la revancha. Sería algo así como el revocatorio, pero no hay que confiarse, pues ante una derrota, nunca falta un Quintana para un Pando. El problema más grave es que en Bolivia no hay árbitro que se anime a sacarle por lo menos la amarilla al dueño de la cancha, de la pelota y de… mejor no sigamos.

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Los Tiempos: UN PREMIO NOBEL QUE NOS ATAÑE

Éste es "el Nobel del bicentenario de la América hermana. Es el premio merecido a la lengua española. Es el Nobel a las dos orillas del español"

Después de 20 años, un latinoamericano recibe el Premio Nobel de Literatura. Se trata del peruano Mario Vargas Llosa, eximio escritor, agudo periodista, polémico político y, en un acompañamiento consecuente, severamente principista.

Es posible creer que, a diferencia de otros premiados, con Vargas Llosa no habrá mayor polémica, pues su obra literaria es de gran calidad y, por lo demás, ampliamente conocida y reconocida en el mundo entero.

Es posible creer que tampoco surgirá polémica por el lado de su defensa de las libertades humanas. Más allá de su posición política, hay una constante en su línea de denuncia de la violación de los derechos humanos y allí donde considera que se erige un régimen autoritario, ahí está su voz de protesta.

En este sentido, en momentos en los que en varios países de nuestra región se mantienen o aparecen proyectos autoritarios, este Premio Nobel tendrá un sabor amargo para los conductores de esos procesos porque, de seguro, Vargas Llosa se encargará de bregar con más ahínco en la denuncia de los atropellos y exigir el respeto a las libertades del ser humano. De hecho, en su propio país renunció no hace mucho a un sitial de dignidad como era presidir la comisión encargada de la construcción e instalación de una especie de Museo del Horror para que los crímenes cometidos en contra de los derechos humanos, particularmente durante la guerra impulsada por Sendero Luminoso y en el régimen de Alberto Fujimori, no sean dados al olvido, y lo hizo porque se aprobó (y luego felizmente derogó) una disposición que abría una brecha para que uniformados comprometidos en la violación de derechos humanos pudieran ser amnistiados.

Donde sí habrá polémica -pero no viene al caso comentar por el carácter del premio obtenido- es sobre las posiciones políticas de literato con las cuales habrá gente que comulga y otra que las rechaza.

Empero, más allá de estas especificidades, lo cierto es que si bien la obra de Vargas Llosa ya ha alcanzado por sí misma valor universal y, por tanto, proyección perenne, con el Premio Nobel este prolífico autor ingresa al mundo en el que lo esperaban Gabriela Mistral (1945), Pablo Neruda (1971), Gabriel García Márquez (1982) y Octavio Paz (1990), los latinoamericanos en los que el planeta ha reconocido a lo más representativo de la región en el campo de la creación literaria.

Además, no es menor tema recoger la afirmación del propio laureado en sentido de que éste es "el Nobel del bicentenario de la América hermana. Es el premio merecido a la lengua española. Es el Nobel a las dos orillas del español", más aún en tiempos en que hay corrientes en que quieren desconocer el español como la lingua franca de la región.

Por último, es pertinente recordar que el premiado ha relatado, en innumerables oportunidades, que los años más felices de su existencia los vivió de niño en Cochabamba, razón por la que expresa su afecto especial por estas tierras. De hecho, está emparentado con una familia de este terruño, relación que es ricamente narrada en una de sus célebres obras así como en un libro autobiográfico en el que revela, sin concesión alguna para sí mismo, su discurrir por la literatura, el amor y la política.

Por esas razones, la verdad es que el Premio Nobel 2010 nos atañe y nos alegra.

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El Deber: Periodismo amenazado

El país ha llegado a uno de los momentos más tristes de su historia. Las libertades esenciales de que gozan los ciudadanos de las sociedades civilizadas están a punto de ser violadas en Bolivia con la ley anti-racismo, que es, a pesar de su nombre, sólo el último golpe a la libertad de expresión.

La libertad de expresión y de prensa, que están garantizadas por la Constitución aprobada hace solamente dos años, han sobrevivido pocos meses antes de ser severamente dañadas por una iniciativa que podrá actuar como guillotina contra profesionales y medios de comunicación.

Las organizaciones gremiales, de profesionales y medios, así como las sindicales, han hecho gestiones para convencer a las autoridades sobre el peligro de dañar la libertad de expresión y de prensa, pero todo muestra que la determinación de acabar con esas libertades es mucho más fuerte.

Un senador oficialista que estaba decidido a llevar adelante un diálogo honesto, es decir que sea capaz de producir consensos, fue marginado de la comisión que analizaba el proyecto, con lo que quedó demostrado que incluso dentro de las fuerzas oficialistas hay criterios favorables a llegar a un entendimiento.

Voces opositoras, que no hablan en nombre de los medios ni del periodismo, han dicho que la ley en cuestión será usada de manera discrecional por los funcionarios del Gobierno, de un sistema judicial domesticado en medio de un clima de prepotencia.

Quizá la realidad no llegue a tanto, pero el hecho de que se aprueben leyes que autorizan pasar por alto principios que han sido reconocidos por la Constitución, deja espacio para que los ciudadanos y, en este caso, los profesionales de la comunicación, esperen lo peor.

Es cierto, las leyes pueden ser cambiadas en el futuro, o sencillamente abrogadas, pero el daño que aquellas mal diseñadas pueden causar a la sociedad a veces es irreparable.

Gobiernos anteriores que coartaron la libertad de expresión fueron casi exclusivamente de facto, conducidos por militares golpistas que encarcelaron a los periodistas, los enviaron al exilio, atacaron medios de comunicación, clausuraron radios y canales de Tv de sindicatos, y la sociedad boliviana tiene recuerdos amargos de esas épocas.

Esta es la primera vez que un Gobierno democrático, que no ha barrido la Constitución, como hacen los de facto, sino que la ha reformado, supuestamente para mejorarla, comete estos hechos contra la libertad de expresión.

El aspecto más preocupante de todo esto es, precisamente, cómo se manejarán estos alcances de la referida ley. El temor es que los criterios de acusación de racismo o discriminación a algunos profesionales o medios sea resultado de actitudes políticas. Y que los jueces no puedan –o no quieran- ser justos.

La imagen internacional del presidente Evo Morales se ha deteriorado en los últimos días, sobre todo a propósito del artero golpe que dio a un jugador de fútbol en un partido amistoso. Ahora los medios de comunicación e importantes organizaciones internacionales han comenzado a observar con mucha atención lo que está ocurriendo con la libertad de expresión en Bolivia.

En realidad, toda la imagen del país ha sido afectada por estos hechos. Sería bueno que alguna autoridad produzca el milagro de devolver racionalidad a todo este proceso.

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Cambio: Racismo no es libertad de expresión

La Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación —que anoche se aprobaba el Senado del Estado Plurinacional— ha desnudado una reacción desproporcionada por parte de sectores políticos conservadores, de propietarios de medios de comunicación y de algunos sectores de la prensa que suponen que la vigencia de esa norma "atentará" contra la libertad de expresión, consagrada en la Constitución Política del Estado y base fundamental de la democracia.

No obstante, quienes se oponen a la ley antirracismo deliberadamente olvidan que la democracia señala que ningún derecho es ilimitado y la libertad de expresión no es la excepción. Por eso es importante la delimitación legal y constitucional, porque no es admisible confundir el principio universal de la libertad de expresión con el insulto, la mentira, la diatriba, el racismo y la discriminación. Se trata de un derecho tan sensible en sus consecuencias públicas que requiere que lo que se transmita sea respetuoso con los derechos de los demás y, sobre todo, que sea cierto.

En este contexto, esos límites constitucionales son de obligatorio cumplimiento, y quienes administran medios de comunicación y los periodistas que trabajan en ellos deben asumir que sus escritos u opiniones pueden causar daños irreparables a terceros si el ejercicio de esa libertad constitucional no va acompañado de la responsabilidad que ello representa.

Es que los medios de comunicación no sólo están sujetos a sus normas de ética y a la autorregulación, sino a ejercer la libertad de expresión en el marco del respeto al derecho, al honor, a la dignidad, a la intimidad y a la imagen de las personas, sean éstas naturales o jurídicas.

Y si la Ley Contra el Racismo establece que el medio de comunicación que autorice y publique ideas racistas y discriminatorias será pasible de sanciones económicas, y en casos extremos con la suspensión de su licencia de funcionamiento, sujeto a reglamento, es necesario precisar que la propia Constitución Política del Estado, en su artículo 14, inciso II, señala que "el Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona".

Es decir, si los derechos reconocidos por nuestra Carta Magna son inviolables, universales, interdependientes, indivisibles y progresivos, y que el Estado tiene la obligación de promoverlos, protegerlos y respetarlos, concluiremos en que el racismo es una práctica que atenta contra la integridad y la dignidad de las personas y que de ninguna manera debe ser tolerado, así se manifieste bajo el paraguas de la libertad de expresión, tal como ocurrió en reiteradas oportunidades en el pasado reciente.

Hoy Bolivia vive un tiempo de una histórica transición política, donde las máscaras verbales usadas prolíficamente por la televisión, la radio y la prensa escrita en muchos casos encubren la realidad y, como diría el escritor uruguayo Eduardo Galeano, "mienten por lo que dicen y mienten más por lo que callan".

Según el analista Idón Moisés Chivi Vargas, vivimos en un país donde la realidad es una y lo que dicen los medios es otra, el racismo mediático es pariente cercano del racismo político, se construye así un país donde las paradojas tienen la perversidad de mostrarnos el mundo al revés, en el que democracia es cuando manda la minoría política y dictadura es la que manda con mayoría social; democracia es la del mercado salvaje donde sólo se salvan los que pueden y los que tienen con qué, y dictadura es la búsqueda de una sociedad de iguales; democracia es golpear impunemente al indio, mestizo o intelectual progresista, y dictadura es cuando el indio, o el mestizo o el intelectual progresista no se deja; democracia es el fracaso de mecanismos deliberativos para la solución de crisis históricas y dictadura es el éxito de estos mecanismos.

En ese mundo al revés, democracia es el entreguismo infame de la nación a las transnacionales y dictadura es la recuperación de esos recursos para la nación; democracia es ser cómplice de las transnacionales y dictadura es no serlo; democracia es ser cómplice de jueces corruptos y dictadura es justicia para todos; democracia es proteger los privilegios de poderosos y dictadura es no hacerlo.

Democracia es ser dueño privilegiado del Estado y dictadura es que el Estado sea de la nación toda; democracia es mentir y dictadura es decir la verdad; democracia es el racismo exacerbado del blanco y dictadura es la diversidad de colores; democracia es la justificación mediática de la violencia racial y dictadura es preservar la paz social. Es que la democracia señorial se sustenta en el color de la piel, en el racismo más simple y a la vez más grosero y perverso. El mundo al revés.

Por eso, quienes expresan racismo al amparo de la libertad de expresión —una minoría oligárquica, dueños de medios de comunicación y algunos periodistas— y arremeten contra una ley surgida en el seno de los secularmente marginados, olvidan que Bolivia tomó la decisión de descolonizarse y poner las cosas en su exacto lugar, como acertadamente señala Chivi Vargas.

Es que la democracia que se edifica desde abajo hacia arriba no admite el racismo disfrazado de libertad de expresión.

Quienes expresan racismo al amparo de la libertad de expresión y arremeten contra una ley surgida en el seno de los secularmente marginados olvidan que Bolivia tomó la decisión de descolonizarse y poner las cosas en su exacto lugar.

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La Prensa: En defensa del voto ciudadano

Basta la sospecha, aunque sea remota, de que cometieran tal ilícito durante el desempeño de sus funciones, aunque no existan pruebas para ello.

En los días precedentes cobró relevancia informativa en los medios de comunicación social de todo el país la campaña de defensa del voto ciudadano y el Estado de derecho promovida por el alcalde de La Paz, Luis Revilla. Es natural que este emprendimiento acaparara la atención del público, puesto que recolectó nada menos que 180.000 firmas de personas que apoyan la gestión que desarrolla dicha autoridad edilicia y rechazan el acoso político judicial de que es víctima por parte del actual Gobierno, cuyos miembros quieren ver fuera del poder comunal, naturalmente, a uno de los principales seguidores del líder del Movimiento Sin Miedo (MSM) y hasta hace muy poco tiempo aliado masista Juan Del Granado, a quien no pocos analistas empiezan ya a ver como una alternativa política al Movimiento Al Socialismo (MAS) para las elecciones presidenciales de 2014.

No resulta casual que se recolectara tan elevado caudal de firmas en un corto periodo de tiempo. Mucho tuvo que ver con ello el creciente malestar de un buen porcentaje de la población (particularmente la población urbana, de clase media para arriba) por el implacable acoso oficialista a gobernadores y alcaldes de la oposición que fueron elegidos en varias regiones del país. Tenemos, entre ellos, por citar un solo caso de una lista llamativamente profusa el de quien fuera elegido gobernador de Potosí, el señor René Joaquino.

A toda costa se busca apartar del cargo a las autoridades regionales opositoras puestas en la mira, mediante la implacable aplicación de ciertos parágrafos de la Ley Marco de Autonomías, según los cuales basta que existan simples indicios de anomalías en su administración para que aquéllas sean sindicadas y suspendidas de sus cargos.

Para las referidas autoridades no rigen ni el principio constitucional de presunción de inocencia ni el obligado respeto a la voluntad popular. A esa que en las urnas definió que sean ellos quienes ejercieran las gobernaciones y alcaldías de algunos departamentos o ciudades del país. Lo único a lo cual se atienen los francotiradores de este enfrentamiento político?penal contra los gobernadores y alcaldes opositores es la sospecha, aunque sea remota, de que cometieran tal ilícito o tal irregularidad durante el desempeño de sus funciones.

Lo irónico del caso es que quienes eran los más recurrentes apologistas del respeto a la denominada ?voluntad popular? son quienes ahora la afrentan en forma recurrente. Es decir, la gente del Gobierno.

Lo hacen ?judicializando? sin ningún disimulo la política, disparando procesos, con los fines antes referidos, que esencialmente hieren a la democracia, cuyo basamento es el voto ciudadano expresado en las urnas en franco ejercicio de un derecho constitucional que con argucias y otras mal disimuladas maniobras se pretende escamotear impúdicamente.

Tras estos intentos que ya habían tenido éxito en el caso de una media docena de alcaldes de otros distritos del país, la acusación contra Luis Revilla era algo que ya se veía llegar. Sin embargo, la respuesta de la población paceña fue inmediata y no da lugar a dudas del rechazo de la población a las oscuras argucias a las que recurre el Gobierno para aniquilar cualquier forma de oposición.

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El Diario: Destrucción de bosques para cultivo de coca

El Jefe del “Estado Plurinacional”, Evo Morales, ha convocado en carta abierta a los pueblos indígenas del planeta a movilizarse “para detener la destrucción de la Madre Tierra” y oponerse a la “mercantilización”. Agregó que “la naturaleza, los bosques y los pueblos indígenas no estamos en venta”. Días antes un funcionario del Gobierno afirmó que en adelante se tratará de evitar la ampliación de las áreas agrícolas y se dictará medidas para evitar quema de bosques.

Esas declaraciones no han dejado de crear expectativa, aunque de las palabras a los hechos existe mucha distancia, pues afirmaciones parecidas fueron anticipadas desde hace tiempo sin que se vea su materialización, al extremo de que los chaqueos e incendios de bosques han aumentado y en meses recientes arrasaron alrededor de cuatro millones de hectáreas, afectando, además, a la población, especies animales, el ambiente, etc.

No es difícil constatar la destrucción de miles de hectáreas de bosques, así como de pastizales en todos los lugares del país, sin excepción. La agricultura, la ganadería e inclusive algunos centros poblados de seres humanos han sido destruidos por el fuego. Es más, detrás de esa calamidad se están presentando las sequías, la “muerte” de los suelos por la erosión acelerada debido a los vientos, el agua, la radiación solar, etc.

Pero mientras por un lado se proclama de palabra y a tambor batiente la defensa de los bosques, pastizales y campos de vegetación virgen, por otro, poco menos que se fomenta de hecho la destrucción de esos recursos naturales, produciéndose, en esa forma, una ostensible contradicción entre lo que se dice y lo que se hace. La contradicción también se presenta, como común denominador, en una serie de actitudes oficiales. En efecto, basta citar que mientras se habla de defender los bosques y el culto a la Pachamama en algunos lugares del país, esa actitud depredadora es poco menos que fomentada y nada se hace para detenerla. Pareciera que, por el contrario, se hace todo lo posible para que continúe en extensión e intensidad.

Efectivamente, se da el caso de que desde hace alrededor de cinco a diez años, con ritmo creciente, en las regiones de Yungas, trópico y semitrópico de La Paz, los agricultores campesinos han habilitado miles de hectáreas de tierras para cultivar coca. Para esa siembra de coca se ha erradicado grandes superficies de plantaciones de árboles de cítricos, mangos, café, paltas, chirimoyas, plátano y otros, así como campos de cultivo de papa, maíz, hualusa, verduras y otros varios. Ni qué decir de la quema de pastizales, pues donde antes se criaba ganado para alimentar a las poblaciones rurales, ahora sólo prosperan los cultivos de coca.

El daño producido por esas actividades no tiene parangón conocido, pero además se debe considerar sus efectos, ya que por no ser cultivados esos alimentos, las ciudades están quedando sin las provisiones necesarias, los precios de algunas frutas han subido hasta el mil por ciento y, en muchos casos, ya no se las conoce. Es más, el Gobierno se ve obligado a importar arroz, maíz y otros y, al mismo tiempo, autorizar de manera implícita el contrabando. En algunos casos se fomenta la importación de algunas frutas como la manzana chilena que ha sustituido completamente a la nacional. El problema es, pues, de extrema gravedad.

Empero, haciendo la vista gorda e ignorando esa deforestación deliberada, que para lo único que sirve es para el cultivo de coca, el Gobierno no frena la erradicación de plantaciones de frutales y alimentos ni la quema y destrucción de pastizales y otros de los Yungas y otros lugares, sino más bien parece que la alentara. Es más, para encubrir esa horrorosa depredación en doble sentido, las autoridades miran con preferencia problemas secundarios a los que dedica su “filosofía” cósmica, como fórmula mágica de solución. Apuntando ese problema no sólo salimos en defensa de la naturaleza, sino también de los campesinos condenados a la miseria.

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El Mundo: Vivir bien

Así como hace 200 años, el ejemplo de las buenas ideas se va expandiendo por todos los lugares para lograr, con el apoyo de todos los ciudadanos, conquistar los beneficios que alcancen a la mayor parte de la comunidad. Tuvimos oportunidad de celebrar el turno de Oruro que el 6 de octubre de 1810 se sumó a la lucha por la independencia, de la mano de algunos patriotas que vieron el futuro en lo acontecido el año anterior en Chuquisaca y La Paz y que luego se extendió por todos los rincones del continente la idea de libertad. La libertad es un principio innato del ser humano y se manifiesta cuando este empieza a tomar conciencia de su ser y de la necesidad de encontrar el camino que lo lleve a vivir bien, la felicidad. A propósito en el desarrollo de su vida, el ser humano no siempre tiene clara la idea de los factores que hacen posible esa ansia de felicidad e intentan disfrutarla de diferentes maneras, algunos optan por buscarla en el ejercicio del poder, pero si no tiene la suficiente consideración por sus semejantes, comienza a quitarles a ellos la felicidad que buscan y terminan convirtiéndose en dictadores, déspotas.

Otros piensan que la libertad puede llegar por medio de la acumulación de riquezas y en su afán de contar con todos los medios de producción que han de permitirles generar la mayor cantidad de ingresos, empiezan a administrarlos en forma egoísta y convierten esa tarea en un medio de explotación.

Existe también gente que piensa que la felicidad llega por el camino de la fe y viven felices con la seguridad de que al final de sus días esa felicidad se prolongará por toda la eternidad, pero ahí vuelve a parecer el fantasma del egoísmo y comienzan a pensar que son los dueños de la razón y que los demás están equivocados y reservando para ellos la felicidad asegurar que los que no piensan igual tendrán que ir a parar a la eternidad del infierno y se vuelven fundamentalistas y fanáticos, al extremo de matar a sus semejantes para asegurarse la eternidad.

A estas alturas, lo importante es darse cuenta de que la felicidad de vivir bien puede llegar para todos si los humanos actuamos en base a principios de solidaridad y convivencia, sin importar si los demás no piensan de la misma manera.

Con seguridad, si los demás ven que las acciones de quienes tienen el control en las manos resultan beneficiosas para todos se convertirán en sus seguidores, de lo contrario volverán a levantarse los estandarte de la liberación, al igual que hace 200 años, en busca del camino correcto.

La historia de la humanidad está plagada de ejemplos de los errores cometidos por las personas que en esa búsqueda de felicidad encuentran personas a las que se debe marginar porque no piensan de la misma manera.

Con esa forma de pensar surgieron todos los métodos de explotación y conocimos también los resultados que obtuvieron, cuando sus errores comenzaron a hacerse evidentes.

La idea no es nueva, ya la planteó Sócrates en la antigua Grecia, pero no fueron muchos los que le creyeron y finalmente lo obligaron a tomar el veneno de la Cicuta, para evitar que esa forma de pensar pueda propagarse, hoy que tenemos posibilidad de ver el pasado, pensemos si los sofistas, los epicúreos o los cínicos tenían la razón o si en verdad se puede encontrar la felicidad trabajando por los demás sin desear quitarles los bienes logrados en base al trabajo u ofrecerles cárceles, persecuciones y castigos que sólo sirven para exacerbar los ánimos y conseguir el efecto contrario.

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Opinión: La página en blanco como símbolo limpio de nuestra protesta

Los medios de comunicación del país, que reúnen a periodistas y propietarios, hoy expresan su protesta por la aprobación de una ley que podía haber sido perfeccionada en la proyección de un acuerdo nacional de dimensión evidentemente histórica. Nuestra actitud se pone en evidencia ante la falta de un poco de flexibilidad y entendimiento nacional. Lo que pedimos, en el marco de las normas que desea imponer el régimen, cuantitativamente, es muy poco. Claro que su dimensión cualitativa guarda relación con el derecho de pensar libremente. El pensamiento si no se lo pone en evidencia, obviamente, no existe.

Lo que los medios de comunicación pedimos es evitar, en la ley, el peligro de imputaciones injustas. La misión de la radio, de la prensa y de la televisión es difundir lo que sucede en la sociedad y en la naturaleza. La intención, el contenido o la carga política de los acontecimientos que difunden los medios, obviamente, no son de responsabilidad de los periodistas, en consecuencia, es no sólo un grave error, sino un atentado sancionar a la prensa o a la televisión por haber hecho conocer la realidad. La ley antirracista pierde su fuerza moral por esta incorporación que no está en la línea auténtica de la lucha generada por las diferencias somáticas. Si alguien de dimensión pública expresa alguna idea con cierto contenido racista, no transmitirlo, no informar ese hecho, en la práctica, resultaría una forma de exclusión, de represión intelectual.

Ya hemos dicho varias veces que la cultura de este tiempo proviene, preponderantemente, de los medios de comunicación. Lo que sabe la gente recoge de la televisión, de la prensa, de la radio y ahora de internet. Esos maravillosos instrumentos universalizan el conocimiento de los asuntos más complejos y profundos del universo. La verdadera libertad consiste, precisamente, en la capacidad no sólo de comprender, sino de prever lo que sucede en el mundo en que vivimos.

La libertad de prensa en su proyección filosófica tiene una amplia significación social, no es sólo un privilegio de los periodistas, al contrario, es una obligación de estos trabajadores de la verdad al servicio de la comunidad. Es difícil, quizá imposible, vivir sin los medios de comunicación. No hay un solo político serio que no lea los principales periódicos de su país y que no escuche ni vea la televisión y la radio. Las personas administran mejor sus problemas con los datos que los periodistas les entregan día a día. Los niños pasan delante de la pantalla pequeña por lo menos tres horas cada día. Pretender restringir este maravilloso y fecundo acontecimiento cultural, es una ocurrencia extemporánea, acultural y antidemocrática.

La lucha contra el racismo que, en última instancia, es el trabajo honesto por el establecimiento de una sociedad justa sin diferencias arbitrarias, está a la cabeza de los postulados de los periodistas. La información diaria y honesta, en la práctica, es una conducta mucho más que revolucionaria, se refiere al ser humano, a su dignidad, a su capacidad de conocer y comprender todo lo que sucede en ámbito del mundo al que pertenece. Las diferencias que separan a las personas serán superadas en la proyección infinita de la cultura y el conocimiento. Lo que ahora nos sucede a los habitantes de la  periferia, y en ese campo a los más pobres y débiles, en gran medida, es consecuencia de la ignorancia y del oscurantismo que durante siglos fue impuesto por los grupos dominantes. La libertad de prensa es la forma más auténtica de rebelarse contra esas formas de subordinación.

Es necesario dejar constancia del respeto con que hemos defendido y defendemos las condiciones necesarias para una prensa evidentemente culturizadora. Nos sumamos con plena convicción ideológica a la lucha contra el racismo, respetamos a las autoridades democráticamente elegidas, somos partidarios consecuentes de un mundo mejor, en la perspectiva de la libertad.

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Clarín, Argentina: Distorsión del cálculo de pobreza

La distorsión en el índice de precios al consumidor que realiza el INDEC se refleja en la subestimación de los niveles de pobreza e indigencia. Según una reciente información publicada por el organismo, la pobreza ha experimentado un drástico descenso desde el pico alcanzado en la crisis de la convertibilidad y llegó al 12% de la población y la indigencia al 3,1%. Pero, si se deflaciona el valor de las canastas de consumo que se utilizan para determinar esos dos parámetros con índices de precios elaborados por consultoras privadas, la pobreza oscila en el 30% y la indigencia en el 10%, valores superiores a los de hace cuatro años.

Observando esta situación, puede afirmarse que, si el INDEC sigue subestimando la inflación, el valor oficial de las citadas canastas será tan bajo que para la medición oficial ya no habrá pobres o indigentes. La manipulación de los índices de precios, analizada críticamente en el informe del Consejo Académico de Evaluación y Seguimiento (CAES), formado por universidades nacionales y presentado días pasados, distorsiona todas las estadísticas o cálculos económicos para los cuales es necesario utilizar la evolución de los precios al consumidor, creando dificultades para evaluar aspectos cruciales de la realidad social, de la actividad económica e incluso del Estado.

Así sucede en el caso de la estimación oficial de la pobreza y la indigencia, ya que al utilizar estas estadísticas para evaluar la situación real de las necesidades sociales, corre el riesgo de cometer gruesos errores, perjudiciales para los propios intereses políticos de los gobernantes pero sobre todo, para la sociedad.

Según el INDEC la pobreza se redujo, pero esta evaluación se logra con la manipulación del índice de precios al consumidor con el que se deflaciona el costo de la canasta de bienes.

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