La falta de acuerdos concretos para detener la "guerra de divisas" hace temer que el proteccionismo y los nacionalismos estén imponiéndose
Índice de los Editoriales de Periódicos
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El Día: Capacidad de reacción
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Bajo el Penoco, El Día: El factor sagrado
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Los Tiempos: EL G20 DE ESPALDAS A LA CRISIS GLOBAL
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El Deber: Para que surta efecto
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Cambio: El retorno del Incarri
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La Prensa: Saber escuchar
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El Diario: Comibol y la realidad de la minería fiscal
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El Mundo:
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Opinión:
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Clarín, Argentina: Contrastes entre Bush y Obama
El Día: Capacidad de reacción
Se ha pronosticado que el fenómeno climático “La Niña” afectará a Bolivia con lluvias intensas durante los meses de noviembre de este año y enero del 2011, especialmente en los llanos orientales. Esto significa que de la intensa sequía, que todavía nos afecta, pasaremos a potenciales inundaciones en la región. Resulta natural que esta noticia emanada recién del X Foro Climático del Oeste de Sudamérica, reunida en Quito, Ecuador, provoque honda preocupación especialmente en el sector agropecuario del país, que se siente desprotegido frente a estas inclemencias de la naturaleza, que afectan la producción en general y ponen en riesgo la seguridad alimentaria de los bolivianos.
Lo que se espera, con justificada razón, es que las autoridades pertinentes tomen los recaudos necesarios para enfrentar con éxito los potenciales desastres que se anuncian para cada región. La capacidad de reacción de Bolivia, como país, frente a fenómenos climáticos de distinta naturaleza, ha sido hasta ahora no sólo lenta sino también inadecuada e inoportuna. Esto cobra singular importancia en el caso de Santa Cruz, donde en los últimos tiempos está resultando demasiado evidente la falta de una sólida coordinación entre las instituciones locales y nacionales. Esta situación puede cambiar para bien, y rápidamente, con una buena dosis de voluntad política de las partes.
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En los últimos años, los fenómenos climáticos han castigado a la región en diverso grado, afectando sustancialmente los intereses económicos y materiales de los productores que han perdido cosechas y ganado. En un rubro de elevado riesgo como es el sector agropecuario, esta seguidilla de golpes ha tenido un impacto negativo notorio. Todavía más, los cambios en el marco jurídico y la propia modificación del escenario económico los ha puesto en una situación de por sí delicada. Resulta natural por ello, que los sectores productivos de la región reclamen cada vez por un mayor y efectivo apoyo a sus actividades, y que las autoridades les presten la correspondiente atención.
El sector productivo, especialmente el ligado a la producción de alimentos, requiere que se elabore cuanto antes una agenda consensuada con las autoridades nacionales no sólo para proyectar el seguro agrícola, de suyo tan necesario, sino para establecer las líneas estratégicas que contemplen el acceso sin mayores trabas a los créditos para el rubro. Se hace preciso, sin duda, que de manera conjunta se tracen los planes de prevención y atención a los desastres, como las inundaciones, y en ello es posible vincular el interés urbano por la seguridad y efectivo funcionamiento de las redes de drenaje pluvial.
En todo caso, resulta menester la participación de las diferentes instituciones locales y nacionales para enfrentar juntas el enorme desafío que conllevan los efectos de los fenómenos climáticos. Si se analiza con serenidad, existe un cúmulo de carencias para esta tarea que debe abordarse a la brevedad de la mejor manera posible y con sentido común. La capacidad de reacción del país frente a los efectos negativos de los fenómenos climáticos se mide por la celeridad de aplicación de las medidas preventivas y de atención a los desastres naturales, fruto de las actividades planificadas y coordinadas de los sectores sociales, económicos, productivos con el Gobierno del país.
Se espera que las autoridades tomen los recaudos necesarios para enfrentar con éxito los potenciales desastres que se anuncian.
Bajo el Penoco, El Día: El factor sagrado
Cada día aparece una nueva explicación para el incremento de los precios y casi todas apuntan hacia los productores, a los que se pretende linchar como a cualquier ladrón de gallinas. Y sólo se habla del aumento del azúcar como si no pasara nada con el resto de los productos. La mamá del ministro Arce podría soplarle al oído lo que pasa en los mercados y se dará cuenta que hasta las ambaibas, las guayabas y los tureres han subido. También podría decirle que en La Paz, por ejemplo, es más fácil encontrar papa peruana y que hasta la famosa y tradicional “pasankalla” o pororó es importada. De Perú y de Chile está llegando mucha fruta y verduras a montones, obviamente, a precios muchos más altos que los nacionales. Pero eso ocurre hace mucho tiempo, debido a la gran escasez que no precisamente se ha generado por la sequía. Cualquier caserita le va a decir que los campesinos que antes sudaban la gota gorda para sembrar papa o cebolla, ahora prefieren otro cultivo mucho más rentable, con mercado asegurado, con posibilidades de industrialización y exportación y sin correr los peligros que hoy están atravesando los cañeros.
Los Tiempos: EL G20 DE ESPALDAS A LA CRISIS GLOBAL
La falta de acuerdos concretos para detener la "guerra de divisas" hace temer que el proteccionismo y los nacionalismos estén imponiéndose
Confirmando las más pesimistas previsiones, las que con anticipación desahuciaron cualquier posibilidad de que los países más ricos del mundo llegaran a un acuerdo concreto para hacer un frente común contra la crisis de la economía global, el pasado viernes concluyó en Seúl la cumbre del G20 sin más logros que muy tibias declaraciones de buenas intenciones pero ninguna decisión capaz de detener una "guerra de divisas", que según muchos analistas del estado de la economía mundial ya se ha desencadenado y podría, al paso que vamos, derivar en un empeoramiento de la crisis que se inició en octubre de 2008.
Es verdad, como destacan muchos observadores menos pesimistas, que el comunicado final indica que los miembros del G20 coincidieron en la necesidad de evitar una "devaluación competitiva" de sus monedas, lo que podría ser interpretado como una señal alentadora. Pero no es menos cierto, como también subrayan los menos optimistas, que tal declaración de buenas intenciones no sólo no está respaldada por ninguna medida concreta, sino, por el contrario, que es totalmente contradictoria con las medidas económicas que cada una de las grandes potencias está tomando en desmedro de todas las demás.
Tal disociación entre la retórica y la práctica estaría sentando las bases, según muchos analistas, de una disolución o por lo menos debilitamiento de los vínculos de mutua confianza sin los que resulta poco menos que imposible la colaboración, la adopción de políticas comunes, la subordinación de los intereses de cada país a los de la recuperación de la economía global.
Así, con el despertar del fantasma del proteccionismo y la exacerbación de sentimientos nacionalistas se estarían creando las condiciones para una "guerra de divisas" y con ella una prolongación indefinida de una crisis ya no sólo económica, sino social y política de grandes proporciones a escala global.
Las primeras manifestaciones de la dimensión social de la crisis han comenzado ya a hacerse sentir en Europa, Estados Unidos y muchos países asiáticos. La masiva destrucción de fuentes de trabajo que condena al desempleo a grandes sectores de la población, los millonarios recortes a los presupuestos destinados a la seguridad social, educación y salud y la quiebra de los sistemas de pensiones, entre otras, son algunas de ellas.
Y, como también ya se ha comenzado a ver, de la crisis social a la política hay un trecho muy corto. Los Gobiernos socialistas de gran parte de Europa así como los demócratas estadounidenses están sucumbiendo ante la ola de descontento de sus electores y en todas partes se incuban proyectos contestatarios que ponen en riesgo la estabilidad política. Partidos de ultraderecha nacionalista, movimientos xenófobos predicadores del proteccionismo, del aislacionismo, del cierre de las fronteras para detener los flujos migratorios son, hasta ahora, los que más réditos están obteniendo del descontento creciente, y nada bueno se puede augurar de tales tendencias.
Ninguno de esos peligros es desconocido para los líderes del G20, pero eso no se refleja en un plan de acción común. Se diría que todos han optado por buscar la salvación individual aún a costa de la de los demás.
El Deber: Para que surta efecto
A fin de acabar con la inseguridad ciudadana, mal que recrudece en Santa Cruz desde el año pasado, el Gobierno actual, aplicando el Decreto Supremo 0354, dispuso la incorporación de efectivos militares a tareas de vigilancia en las calles de nuestra capital. Militares, por su lado, y policías, por el suyo, desde ciertas horas críticas patrullaron barrios urbanos a fin de prevenir la comisión de hechos delictivos, como asaltos en plena vía pública o robos domiciliarios, hechos que a menudo dejan como saldo muertos y heridos.
Demás está decir que en lo preventivo la medida tuvo poco efecto. Recordemos cómo a sólo poca distancia de una patrulla militar, una pandilla de delincuentes hizo de las suyas. Los efectivos llegaron demasiado tarde para frustrar el hecho y peor aún capturar a los malvivientes.
En lo que respecta a inseguridad ciudadana, Santa Cruz vive hoy en ascuas. Cada día, sobre todo en las noches, bandas de desalmados saquean domicilios, con saldo de muertos y heridos, a veces. Una de las causas del auge delictivo se halla en las cada vez más numerosas bandas de delincuentes foráneos que huyendo de la policía o la justicia de Brasil, Perú, Paraguay y Argentina, ingresan ilegalmente al país para establecerse en Santa Cruz, donde en poco tiempo organizan grupos dedicados a asaltos y robos, a los que incorporan a malhechores locales de ambos sexos. Otra de las vertientes del delito es un acelerado crecimiento demográfico, fenómeno al que son inherentes desajustes psico-sociales típicos, por ejemplo, de las cada vez más numerosas bandas juveniles que en casi todos los barrios periféricos de la ciudad se dedican a la violencia y los asaltos callejeros.
Es buena la medida de sacar militares a las calles en tareas de prevención delictiva, pero insuficiente. Se hacen necesarios ajustes de tipo estructural para que den buenos resultados. El primero de ellos es de carácter temporal. El empleo de unidades castrenses en tareas de combate a la delincuencia citadina debe ser cosa de todos los días del año y no sólo de uno a dos meses. Nada impide que así sea, puesto que las Fuerzas Armadas disponen de más de 40 mil efectivos y de modo alguno le perjudicará que una pequeña cantidad de sus oficiales y soldados se dedique al patrullaje nocturno de las calles de las ciudades del país. Otro de los requisitos es que esta tarea se efectúe en forma conjunta con la Policía, bajo un mando operativo único compuesto de jefes militares y policiales. Podría surgir algo así como CCMP de LCD (“Comando Conjunto Militar Policial de Lucha contra el Delito”. Y por último, urge que el personal militar asignado al mando de tareas de prevención delictiva, sea instruido en la materia, en cursillos de capacitación, a fin de que ajusten sus acciones a parámetros de tipo policial (control y prevención) y no militar, al cual corresponde el apresto y luego, el ataque.
Cambio: El retorno del Incarri
Fue al mediodía, la población se apiñaba en la soleada plaza del oasis en medio del desierto, eran miles y seguros de su fuerza.
De pronto llegó la larga y oscura noche, la más larga de la historia, el Dios Sol dejó de alumbrar sofocado por los fogonazos de los arcabuces del conquistador.
Su hijo, el inca Atahuallpa, fue tomado preso; los asaltantes pidieron rescate por él. Todo el Tahuantinsuyo se movilizó para reunir suficiente oro y plata para llenar cuartos con tal de ver libre a su soberano. Nada de eso. Atahuallpa fue juzgado por una ley foránea y ejecutado con el cruel garrote sólo por ser el señor de los Andes.
Los invasores tomaron todo lo que existía y sometieron a todo el fabuloso imperio del Sol. Pero no fue sin trabajo; el sucesor Túpac Amaru Inca opuso tenaz resistencia e incluso casi logra recuperar el Cusco de manos de los invasores. Lastimosamente la traición hizo carne del imperio, Túpac Amaru fue apresado, juzgado por la ley extranjera y descuartizado; sus miembros, como era la costumbre del bárbaro conquistador, fueron exhibidos en cuatro puntos del oscurecido imperio.
Seguirá la resistencia al establecido dominio europeo, esta vez con el movimiento mesiánico del Taqui Onq’oy, sus bases ideológicas ya comienzan a señalar un futuro amanecer de libertad mediante la recuperación del día perdido cuando se restituya el Tahuantinsuyo.
El invasor se asentó con energía y cambió sus políticas de dominación; la oscura noche fue aprovechada para castigar a los sometidos con tributos, servicios, mita y obraje; es decir, se abusaba de los recursos que obtenían con el esfuerzo laboral y también de lo que producían.
Pasaron un par de siglos y los humillados, aún en la noche de la libertad, volvieron a retomar las banderas de la insurrección. Muy temprano, en el siglo XVIII, se da una sublevación tras otra, sobre todo porque ahora, además de las viejas exacciones, se suman los repartos, modalidad de comercio forzado por la que el invasor vendía cualquier cosa, a cualquier precio obligadamente.
Todas las provincias de La Paz dan muestras de descontento con sendos movimientos, pero que aún no representan abierta subversión.
Llegando casi al final del siglo, Tomás Katari, en Macha, desencadena la que se llamará gran sublevación de los indios.
Tras él estallan las rebeliones de Túpac Amaru II en Cusco, pero con mirada hacia los territorios de Charcas, o el Kollao.
Luego viene la más extensa de todas, Julián Apaza, que toma el nombre de Túpac Katari por los dos grandes líderes rebeldes de Macha y Tungasuca, y su esposa Bartolina Sisa lucharán para que estas tierras del Ande no sigan en la noche instaurada en el siglo XVI.
La guerra se llena de heroísmo, la ciudad de La Paz es cercada dos veces sin poder tomarla. La importante Sorata cae en manos de los subversivos al dominio europeo.
Pero estas rebeliones son sofocadas, Túpac Amaru II y Túpac Katari son sentenciados a muerte, como Atahuallpa y Amaru I.
Ambos fueron descuartizados por cuatro caballos y sus restos son llevados a cuatro puntos distantes para que sirvan de escarmiento a cualquier otro intento subversivo.
En el caso de Katari, su cabeza fue exhibida en el cerro de Q’illi Q’illi de La Paz, su brazo derecho en Ayo Ayo y el izquierdo en Achacachi, la pierna derecha en Chulumani y la izquierda en Caquiaviri.
Este sistema de represión española va construyendo el mito del Incarri o Rey Inca, que vencido en el siglo XVI, martirizado y muerto, sus miembros son dispersados por los cuatro Suyos, pero su cabeza se mantiene viva y desde las profundidades los miembros se van uniendo lentamente hasta reconstituir su cuerpo para regresar y restablecer el orden perdido aquella mañana de sol en Cajamarca. Es decir, el fin de la larga noche y el retorno de la luz del Sol.
Eso mismo está ocurriendo en la ahora llamada Bolivia, el Incarri ha retornado y está poniendo orden en este mundo que durante casi cinco siglos vivió la noche del colonialismo.
El Estado Plurinacional de Bolivia está dando fin a los resabios coloniales europeos que se impusieron, primero con España hasta 1825 y luego con los diversos capitalismos que lo sometieron en el siglo XIX.
El siglo XX marcó el dominio neocolonial de los Estados Unidos, siempre ávidos de riquezas, cuartos de oro, plata, estaño, wólfram y cuanto mineral podían. También hicieron ingentes riquezas con nuestros hidrocarburos, nacionalizados por Toro, y cuando fueron retomados por los capitalistas tuvieron que volver a ser nacionalizados por Ovando y Marcelo Quiroga; nuevamente enajenados, fueron definitivamente recuperados por Evo Morales.
Tal era el dominio colonial de Estados Unidos que durante el tiempo de Barrientos, cuando el Che luchaba por nuestra liberación, el embajador del imperio participaba en las reuniones de gabinete del Gobierno.
Si el Incarri vuelve a juntarse, retomará su lugar por la luz de la liberación de la patria. Eso es lo que se ha vivido ayer en Peñas, la fuerza del Incarri encarnada en el cuerpo restablecido de la soberanía de la patria andina.
Rey Inca muerto, sus miembros son dispersados, pero su cabeza sigue viva, y desde las profundidades se van uniendo hasta reconstituir su cuerpo para regresar y restablecer el orden perdido.
La Prensa: Saber escuchar
Una de las principales virtudes que debe tener un gobierno, más aun si es popular, es el saber escuchar al pueblo de manera directa o indirecta?
El presidente Evo Morales cuando asumió el Gobierno por primera vez, el 22 de enero de 2006 tras una victoria con el 54 por ciento de los votos, pidió a los bolivianos en su discurso de posesión ayudarle a gobernar haciéndole notar los errores que pueda cometer. En ese momento parecía una petición sincera y una muestra fundamental del cambio que todos los bolivianos anhelaban; sin embargo, fue todo lo contrario y el pedido sólo parece haber sido parte de un discurso demagógico al mejor estilo de los viejos políticos.
En todas las oportunidades en que instituciones, organizaciones sociales, empresarios privados, medios de comunicación y diferentes sectores de la sociedad realizaron observaciones a proyectos de ley porque vulneraban la Constitución Política del Estado, a ciertas acciones incorrectas del Gobierno, del partido oficialista o cualquier medida del Ejecutivo, los parlamentarios masistas, autoridades gubernamentales y el propio Presidente salieron a la defensiva arguyendo que todas las críticas eran parte de un complot contra el Gobierno, entre otras cosas más.
El jueves, la Iglesia Católica boliviana formuló duras críticas al Gobierno al expresar su preocupación por el estado actual de la democracia, la pobreza y por el crecimiento del narcotráfico en el país.
Sin duda es una preocupación que no sólo tiene la Iglesia sino muchos bolivianos, pues los precios de la canasta familiar se incrementan a diario encareciendo el costo de vida de los bolivianos. Como era de suponer las autoridades de Gobierno y los militantes del movimiento al Socialismo cerraron filas y salieron al ataque contra la Iglesia Católica a cuyos obispos acusaron de actuar como un partido opositor, pero además sindicaron a la jerarquía eclesiástica de ?antidemocrática, machista, insatisfecha, reaccionaria que defiende los intereses de la derecha?.
Es lógico que los miembros del Ejecutivo salgan en defensa del Gobierno y del proceso de cambio que ejecutan, pero antes de hacerlo deberían realizar una reflexión y análisis de las críticas ver dónde están los errores, si los hay, y corregirlos.
Pero está claro también que las críticas que se vayan a hacer al Gobierno deben tener sus debidos sustentos, pues no es correcto realizar observaciones sólo por hacerlas y cumplir un rol de oposición intransigente.
La democracia, en un sentido amplio, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo con mecanismos y contratos.
Por ello es importante que los gobernantes entiendan que una de las principales virtudes que debe tener un gobierno, más si es popular como el que tenemos, es el saber escuchar al pueblo de manera directa o indirecta (a través de las organizaciones e instituciones que los representan). Y la oposición también debe entender que debe ser propositiva.
En el caso de las observaciones realizadas por la Iglesia, el Gobierno debería salir a replicar cada una de ella con argumentos y no con insultos, pues la forma en que ?en ésta y otras oportunidades? reacciona a las críticas connota una falta de humildad, pero además de considerar que todo está perfecto y eso, entre otras cosas, deriva a incurrir en actitudes de soberbia.
El Diario: Comibol y la realidad de la minería fiscal
Desde la aprobación del Decreto Supremo 21.060, que determinó la casi paralización de la minería nacionalizada en 1952 y destituyó a miles de trabajadores mineros -muchos de ellos auto-trasplantados al Chapare-; muy poco se sabe de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), que sigue funcionando aunque discretamente, con poco personal y, que se sepa, escasa explotación de los yacimientos mineros que poseía, puesto que de los pertenecientes a su patrimonio muchas minas fueron cerradas, otras dadas en alquiler y otras que funcionan como cooperativas.
¿Cuál es la realidad actual de Comibol y los yacimientos a su cargo, especialmente con los altos precios de los minerales en el mercado internacional? ¿Qué minerales explotan las minas alquiladas y las cooperativizadas? ¿Cuáles son los índices de producción que cada una de ellas tiene? ¿Qué tipo de inversiones se ha hecho en los últimos años en lo que aún está bajo la administración estatal?
Bolivia, aún por muchos años, seguirá siendo país minero y, por otra parte, los minerales que explote: oro, plata, cobre, zinc, antimonio, wolfram, tungsteno, bismuto y otros, conjuntamente el mineral estratégico que es el estaño, seguirán siendo de necesidad para la industria mundial, especialmente la armamentista. Los precios vigentes en el mercado son los más altos en la historia de la minería y había que aprovecharlos. ¿Qué se hizo en los últimos años?
Aumentar la producción y las consiguientes exportaciones en este tiempo hubiese sido lo ideal; pero, según parece, el trabajo realizado en la mayoría de las minas es incipiente, lo preciso para mantenerlas en funcionamiento y las inversiones realizadas serían insignificantes. Habría cuadros -inclusive los dejados por antiguos propietarios a 1952- que aún no fueron tocados. ¿Cuál es la realidad?
Comibol, a partir del 31 de octubre de 1952 -fecha de la nacionalización de las minas- hasta agosto de 1985, mes del DS 21.060 con el que se impuso la economía de libre mercado, ocupó sitial importante entre los empresarios mineros para una explotación que, en parte, se hace muy beneficiosa por la fundición del estaño. Esto ha permitido que el valor agregado haya resultado vital para el país, especialmente por el trabajo de la Fundición de Vinto a partir de los años 70. Actualmente, ¿cuál es la realidad de esa fundición?
Hace muy poco, se anunció la “posible rehabilitación -más propiamente, habría que hablar de habilitación- de la Fundición de Karachipampa y luego se dejó todo en el silencio. ¿Qué paso? ¿Hubo el convencimiento final de que para que funcione se precisa más de 25 millones de dólares y, sobre todo, la provisión mensual mínima de 25 mil toneladas de plomo? ¿Hay el concepto de que Karachipampa fue el “negocio del siglo” para la corrupción y un engaño y pésima inversión para el país?
En fin, hay que convenir en que la minería seguirá siendo un buen y seguro sostén del país. Lo importante sería saber qué se hará en el futuro, cuánto se invertirá en la explotación o ampliación de sus cuadros actuales y qué perspectivas futuras hay para incursionar en la explotación de minerales -litio y otros aparte- que son precisos para la industria pesada.
Es preciso que el Gobierno tenga los datos actualizados sobre la realidad de Comibol y sus empresas transferidas al sector privado; que esa información sea conocida por el país y, sobre todo, saber qué planes serios y responsables hay para el futuro, incluyendo la región minera del Precámbrico y otros yacimientos que completan una larga lista de posibilidades seguras para nuestra economía.
El Mundo:
Opinión:
Clarín, Argentina: Contrastes entre Bush y Obama
La política exterior norteamericana tiene constantes históricas y contrastes notables, marcados muchas veces por las características de los liderazgos presidenciales. De esto último dieron muestras clara días atrás las confesiones del ex presidente George W. Bush justificando la tortura y el mensaje del presidente Barack Obama en Yakarta, Indonesia, ratificando la necesidad de acercarse al mundo islámico.
Los atentados del 11-S, la guerra contra el terrorismo y la guerra en Irak llevaron a que las relaciones de los EE.UU. con el mundo musulmán se resintieran fuertemente. Miles de musulmanes fueron detenidos sospechados de actividades terroristas, además de las prácticas aberrantes denunciadas en las cárceles iraquíes bajo control norteamericano y en la prisión de Guantánamo. El ex presidente Bush acaba de reconocer en sus memorias que dio la orden de practicar tormentos a prisioneros para obtener información que sirviera para salvar vidas norteamericanas. Es la primera vez que un ex presidente confiesa de este modo haber dado una autorización explícita de utilizar la tortura sobre detenidos. La aplicación de métodos de ?guerra sucia? en el combate al terrorismo no solamente representa una contradicción con los valores que deben ser preservados y una violación de los derechos humanos condenada por el derecho internacional sino que se ha mostrado además como una estrategia ineficaz y contraproducente para los propios intereses de los EE.UU. Así lo ha señalado taxativamente el actual presidente norteamericano.
Mientras el ex presidente George W. Bush justifica la tortura, el presidente Barack Obama ratifica la necesidad de acercarse al mundo islámico y derribar prejuicios.