Índice de los Editoriales de Periódicos
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El Día: La pobreza no tiene enemigo
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Bajo el Penoco, El Día: Una actividad necesaria y desapercibida
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Los Tiempos: POTOSÍ, HOY COMO HACE CINCO SIGLOS
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El Deber: Racismo, ¿de qué lado? (II)
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Cambio: Evo no se olvidó de Potosí
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La Prensa: La Libertad de Expresión y la SIP
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El Diario: El litio; negociaciones, ¿sólo por política?
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El Mundo: "Una pausa"
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Opinión:
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Clarín, Argentina: Política, gremios y barrabravas
El Día: La pobreza no tiene enemigo
Siguen siendo desesperanzadores los informes sobre la situación social del país que cada año elabora la oficina de la ONU en Bolivia. El último reporte, dado a conocer ayer, nos señala que seis millones de bolivianos viven por debajo de la línea de la pobreza, es decir, con menos de un dólar por día y tres millones de ellos, subsisten en medio de la miseria extrema.
La ONU reconoce en su informe que ha habido algunos avances, no sólo en los últimos cinco años, sino en todo el periodo de vida democrática, cuando se consiguieron importantes logros en materia de acceso a la salud, educación y otros aspectos del desarrollo humano, pero la pobreza no afloja ¿por qué?
Uno de los factores es el modelo de desarrollo boliviano, basado casi exclusivamente en la extracción de recursos naturales, que generan poco empleo de calidad y recursos insuficientes para impulsar la prosperidad de la gente. Lamentablemente, este modelo extractivo primario, no sólo ha sido continuado por el Gobierno de Evo Morales sino fortalecido en estos cinco años, pese a las promesas de incursionar en la industrialización. Para colmo de males, las otras actividades productivas, como la agropecuaria, la agroindustria y las manufacturas han menguado su dinamismo, debido al mal clima de negocios imperante, la caída de las inversiones y la hostilidad del régimen político. Desde ese punto de vista, las posibilidades de salir del estado actual son poco prometedoras.
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En cuanto a la distribución de los ingresos, la ONU también reconoce que los bonos que reparte el Gobierno son un paliativo a la pobreza, pero se necesitan medidas de impacto que ayuden a combatir el problema en su estructura. La falta de acceso a la educación que luego se traduce en ausencia de mano de obra calificada, es un drama que viven todavía demasiados bolivianos y que los condena de por vida a carencias que trascienden generaciones. Eso mismo pasa con los servicios. Los índices de mortalidad infantil son todavía de los más altos de América Latina y en el acceso a agua potable, energía y saneamiento, las brechas son muy grandes. La inversión pública continúa mal enfocada y no ayudan para nada la corrupción y el excesivo gasto público debido a la abultada burocracia estatal.
Otro de los aspectos en los que se ha mejorado es el crecimiento de los estratos medios de la población gracias al incremento de los ingresos, sin embargo, esta franja social es demasiado vulnerable, debido a la precariedad del empleo. En otras palabras, hay 2,3 millones de miembros de la clase media que están en peligro de volverse pobres. En este aspecto, el Gobierno tiene amplios desfases ya que no ha hecho suficientes esfuerzos por combatir la informalidad. Al contrario, el sector formal ha sido el más atacado por las políticas “de cambio”, las mismas que no han hecho más que enturbiar el clima para hacer negocios, ahuyentar las inversiones, crear dificultades para las empresas, factores que inciden directamente en el empleo.
Las autoridades económicas acaban de anunciar que el crecimiento previsto para la economía boliviana es del cinco por ciento, cifra que no promete avances en el combate a la pobreza, a diferencia de países de la región que sí están logrando mejores resultados, con tasas superiores al 7 por ciento. Si a este cuadro negativo le agregamos la inflación, el impuesto más injusto hacia los pobres, las perspectivas son peores aún.
Los 2,3 millones de la clase media corren el riego de volverse pobres. El Gobierno no hace suficientes esfuerzos por combatir la informalidad.
Bajo el Penoco, El Día: Una actividad necesaria y desapercibida
Cada año el municipio y entidades privadas organizan el Día del Peatón para promover actividades deportivas, culturales y sobre todo para inculcar a niños y adultos sobre temas preventivos y de educación vial. A través de sus campañas, las instituciones promueven el respeto a las “cebras” peatonales, a los semáforos, a las áreas verdes y jardines, etc. Una niña hace el ejercicio de cruzar la calle con la seguridad de que no será atropellada.
Los Tiempos: POTOSÍ, HOY COMO HACE CINCO SIGLOS
Potosí es la más completa síntesis de las paradojas, los conflictos interiores, las dificultades que encontramos para mirarnos a nosotros mismos
Si hubiera que identificar un sitio especialmente cargado de todo tipo de elementos simbólicos, probablemente Potosí con su Cerro Rico y su salar figuraría entre los más importantes. Y no sólo porque la abundancia de las riquezas minerales que contiene su suelo y subsuelo han alcanzado dimensiones legendarias, al punto de que el Diccionario de la Real Academia Española reconoce el topónimo "Potosí" como sinónimo de "riqueza extraordinaria", sino también porque la palabra está íntimamente ligada, por lo menos en la conciencia colectiva boliviana, con la pobreza y todas sus más penosas manifestaciones.
Más notable aún es que tal paradoja no sea cuestión del pasado sino que mantenga tanta actualidad como cuando en el siglo XVI el Cerro Rico fue el origen de tan grandes fortunas para unos como de penurias para los millones de indígenas que murieron -y todavía mueren- en sus socavones.
No es casual por eso que un día como hoy, cuando Potosí conmemora el bicentenario del grito libertario del 10 de noviembre de 1810, afloren todos los sentimientos encontrados que produce la paradójica relación entre pobreza y riqueza que ese departamento ha tenido que padecer a lo largo de su historia.
Tan traumática y conflictiva fue desde sus orígenes esa relación entre riqueza y pobreza que siempre fue difícil distinguir los límites entre lo que es historia y lo que es fábula, entre la realidad y la leyenda. Y aún hoy, cuando ya no se trata de pensar en el pasado sino en el presente y futuro de Potosí y por consiguiente de nuestro país, tales elementos se mantienen tan confusos como durante los últimos cinco siglos, tanto, que las riquezas minerales de Potosí -principalmente el litio y el uranio- se prestan a tan fabulosas especulaciones como las que hicieron perder la cordura a muchos de quienes sucumbieron ante el brillo de la plata.
Mientras tanto, mucho más concretos que los recuerdos buenos y malos que deja la historia y que las fabulaciones de quienes derrochan imaginación para proyectar las riquezas potosinas a los próximos 5 mil años, están los fríos datos de la realidad, esos que una y otra vez ratifican que Potosí y sus habitantes siguen figurando entre los más pobres de Bolivia -y por consiguiente del mundo- y al mismo tiempo las riquezas minerales de ese departamento, tal como viene ocurriendo desde hace cinco siglos, se destacan entre las más cotizadas del planeta.
Potosí es pues hoy, tal como ayer, la más completa síntesis de las paradojas, los conflictos interiores, las dificultades que todos los bolivianos encontramos para mirarnos a nosotros mismos, reconciliarnos con nuestro pasado, entender nuestro presente y reconstruir nuestro futuro.
Que sea Potosí el departamento que con más decisión y generosidad haya apoyado durante los últimos años al proyecto político en actual proceso de ejecución, y que simultáneamente sea el que con más vigor sostenga una pugna con el poder central, es también un símbolo de lo que Bolivia fue, de lo que es hoy y de las dificultades que tiene para proyectarse al mañana.
El Deber: Racismo, ¿de qué lado? (II)
Cuando empezó a declinar el auge del estaño, mineral estratégico de gran demanda durante los largos años de la Segunda Guerra Mundial, por centenares y miles los esforzados trabajadores del subsuelo boliviano se vieron privados de sus fuentes ocupacionales, generando a los gobiernos de entonces, críticos problemas sociales que no tenían en que ocupar esa mano de obra que había quedado virtualmente y de hecho, cesante a raíz de la demanda casi nula a que quedaron sometidos los filones estañíferos.
Urgido de una salida para la cesantía forzosa de los mineros, al gobierno de entonces se le ocurrió proclamar en tonos firmes que la marcha hacia el Oriente era la consigna. Resonó doquiera la tal consigna que, fomentada, alentada por el propio gobierno, cobró la esperada intensidad que se manifestó a través del desplazamiento masivo de los brazos cesantes en pos de ese mentado Oriente salvador.
Pero más que hacia el Oriente, tan extenso y ciertamente diverso, la marcha apuntó, casi única y exclusivamente, hacia Santa Cruz de la Sierra. Todos los días, en buses y en camiones, llegaban a Santa Cruz de la Sierra los mineros cesantes en busca de nuevos medios de vida, desafiando los rigores de nuestro clima tropical, pero a la vez aprovechando la hospitalaria calidez de nuestra gente.
Nadie, en este medio fraternal nuestro, opuso reparos a la masiva migración, ni siquiera cuando, aprovechando de ciertas liberalidades e incluso con prepotencia, ocupaban tierras que tenían dueños legítimos o que estaban destinadas a programas y planes de desarrollo rural y hasta urbano.
En fin, no hay razón para hacer, a estas alturas, comentarios negativos acerca de las migraciones desde las alturas hasta nuestros territorios de pampas y montes. Baste con decir que con los migrantes, junto a tantos buenos, vinieron asimismo otros tantos malos. Mas esta es siempre una contingencia previsible y aquí se la menciona, fundamentalmente, para poner de manifiesto algo de las grandezas del espíritu de nuestra población autóctona.
De los migrantes que supuestamente debían dinamizar los quehaceres agrícolas en nuestros fértiles y extensos parajes, no pocos respondieron incluso más allá de lo que se esperaba de ellos. Mas, tampoco fueron escasos los que se dedicaron al comercio, sin excluir aquel delictuoso, como el de la compraventa de artículos robados, en especial electrodomésticos, que prevalidos de la fuerza que les proporciona lo numeroso de sus planteles, se burlan hasta de los controles policiales y desde luego de la administración de justicia.
Y esa calaña que aquí hace de las suyas, procede casi en su totalidad, de ciudades del interior en las que ni se atreven a dar señales de vida. Nuestra cálida y generosa Santa Cruz de la Sierra tiene en malvivientes de fuera una carga que de haber sido nuestra y con asiento más allá de nuestros límites regionales ya habría sido eliminada o estaría a punto de llegar a tal fin, sin piedad ni consideración alguna.
Cambio: Evo no se olvidó de Potosí
"No podemos hablar de un Potosí abandonado en tiempos de Evo Morales", aseguró ayer el vicepresidente del Estado Plurinacional, Álvaro García Linera, durante una conferencia de prensa que ofreció en la Sala de Prensa de Palacio de Quemado en vísperas de la celebración del Bicentenario libertario potosino del 10 de noviembre de 1810, cuando ese heroico pueblo conformó su Junta Gubernamental y destituyó a las autoridades colonialistas españolas.
Y las cifras oficiales respecto de las inversiones en ese departamento corroboran plenamente las palabras del Segundo Mandatario, ya que como nunca había ocurrido en el pasado neoliberal, Potosí es uno de los departamentos en los que el Estado invirtió una millonaria suma en los últimos cuatro años durante la administración del presidente Evo Morales Ayma.
En ese contexto, las cifras que apuntalan el desarrollo de ese hermano departamento desmienten categóricamente versiones, con fuerte contenido político partidario, en sentido de que "Potosí ha sido abandonado por el gobierno" y que supuestamente lo margina de los proyectos de desarrollo productivo y de infraestructura.
Y ante la imposibilidad de demostrar con hechos que Potosí "ha sido abandonado", políticos opositores como el dirigente cívico Celestino Condori sacaron de su galera demandas demagógicas como que "desde el Comité Cívico vamos a seguir insistiendo, exigiendo la nacionalización de la minera San Cristóbal, en la cual el señor Presidente no tiene que decir sino tiene que hacer; lamentablemente el Presidente dice y dice pero no hace".
Sin embargo, los hechos desnudan la falaz postura del dirigente cívico de marras. Condori olvida que el ingreso per cápita departamental, fruto del neoliberalismo, apenas era de 563 dólares en 2005. Cinco años más tarde, en 2010, y como consecuencia directa de que Evo no se olvidó de Potosí, ese ingreso es de 1.500 dólares —como promedio— por habitante.
Pero veamos por qué no es inadmisible que un grupo de políticos encaramados en el Comité Cívico Potosinista hable en nombre de un noble pueblo. Mientras que el año 2000 la inversión estatal en Potosí apenas alcanzaba a Bs 233 millones (32,9 millones de dólares) y en 2005 a Bs 490 millones; en 2010, cinco años después de la asunción de Evo Morales, Potosí recibe Bs 1.500 millones (212,1 millones de dólares) de inversión, y se prevé que esa suma se incremente a Bs 1.800 millones en 2011.
Entre 1995 y 2005, el Estado neoliberal apenas invirtió $us 127 millones en ese departamento, mientras que en los últimos cinco años de la administración Morales ese monto se quintuplicó y llega hoy a $us 511 millones invertidos en la construcción de media docena de tramos camineros. Y si tomamos en cuenta que $us 71 millones serán invertidos en el tramo Uyuni-Huancarani, el monto total se sitúa en $us 580 millones. Es decir, Evo no se olvidó de Potosí, ya que este departamento, a la par de Santa Cruz, recibe la mayor inversión para la construcción de infraestructura caminera.
El gobierno invirtió Bs 23 millones en seguridad alimentaria y dotación de semillas respecto de la irrisoria suma de Bs 210 mil de años anteriores. Además, durante la gestión de Morales se construyeron en Potosí más de 500 viviendas con una inversión de Bs 4,3 millones, dotó de 67 ambulancias a todos los municipios, ceduló de manera gratuita a 76 mil personas con una inversión de Bs 2,6 millones, más de 2.100 computadoras fueron entregadas a escuelas y centros educativos, y al menos 17 mil estudiantes recibieron gratuitamente su título de bachiller, para lo cual el Estado erogó Bs 5 millones. Evo no se olvidó de Potosí.
El programa de alfabetización alcanzó a 95 mil personas y hoy es un departamento libre de analfabetismo; 19 mil lentes fueron entregados por Cuba y Venezuela, y 1.300 paneles solares se instalaron en igual número de viviendas.
Y dos datos que desnudan la atención del neoliberalismo a Potosí: Entre 2002 y 2005 entregó tres —sí, tres— tractores a los campesinos de ese departamento. Y en cinco años de gestión Evo dotó de 121 tractores con una inversión de Bs 11 millones; y en la inversión de cuencas y recursos hídricos, entre 2001 y 2005 los neoliberales apenas desembolsaron Bs 10 mil, mientras que con Evo, entre 2006 y 2010, se invirtieron Bs 11,7 millones, y están planificados otros Bs 18 millones para los siguientes meses.
En el marco del Programa Bolivia Cambia, Evo Cumple, Potosí se benefició con la construcción de infraestructura productiva como ingenios, carros metaleros, volquetas, palas mecánicas y equipos de perforación para los cooperativistas, además de centros deportivos, obras de riego y escuelas por un total de $us 33,4 millones. La política de alcance social benefició a 160 mil niños que reciben cada año el bono Juancito Pinto, 76 mil abuelas y abuelas con la Renta Dignidad de Bs 200 cada mes, y 23 mil mujeres gestantes y niños menores de dos años con Bs 1.800 del bono Juana Azurduy.
Mientras el neoliberalismo instaló 7 mil conexiones domiciliarias de gas natural entre 1994 y 2005, en cuatro años superó 9 mil conexiones y están planificadas otras 4.700 instalaciones en 2011. Además, hace 15 días se licitó la planta hidrometalúrgica de zinc, en la que se invertirán $us 200 millones; en la fábrica de cemento, que está en sus estudios finales, otros $us 200 millones de dólares.
En la industrialización del carbonato de litio y del cloruro de potasio, el gobierno invirtió en la primera fase del proyecto piloto $us 20 millones, y hasta 2011 se producirán 12 mil toneladas de carbonato y 480 toneladas de cloruro de potasio.
La segunda fase es la producción a gran escala de esos productos con una inversión de $us 485 millones de dólares a cargo del Estado boliviano, y se ha convocado a empresas internacionales para la fabricación de baterías de litio, con una inversión de $us 500 millones de dólares.
Es que Evo está comprometido con Potosí y nunca lo abandonó. Los datos son clarísimos: inversiones millonarias.
Mientras en 2000 la inversión pública en Potosí era apenas de Bs 233 millones, hoy es de Bs 1.500 millones, y se prevé Bs 1.800 millones para 2011. Es que Evo está comprometido con Potosí y nunca lo abandonó. Los datos son clarísimos: inversiones millonarias.
La Prensa: La Libertad de Expresión y la SIP
La realidad desmiente esa millonaria campaña porque ya se suspendió un programa televisivo y un diario de Oruro eliminó su página de opinión?
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), reunida en su asamblea general, en México, dijo que en Bolivia la libertad de expresión corre ?el mayor riesgo? desde la restitución de la democracia en 1982 y que la aprobación de dos artículos de la Ley de Lucha Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación ?ha empañado la imagen demócrata? del presidente Evo Morales.
El informe no podía ser más drástico. La libertad de expresión es el elemento fundamental de la Democracia, según la Declaración de Principios Sobre Libertad de Expresión de la OEA, y, según la Declaración de Chapultepec, sin libertad de expresión no hay democracia.
La SIP, estigmatizada por el Gobierno y algunos periodistas políticamente ideologizados como un instrumento de la derecha y de Estados Unidos, agrupa a 1.300 periódicos del continente que luchan permanentemente por la libertad de expresión consagrada no sólo en las constituciones políticas de los países democráticos, incluida Bolivia, sino también por el artículo XIX de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, elaborada en 1948 por la Asamblea de las Naciones Unidas.
El apoyo de la SIP al movimiento periodístico boliviano generado por dos artículos confiscatorios de la libertad de expresión no es el primero. Ya emitió dos documentos anteriores y envió una comisión a Bolivia hace un mes para informarse in situ de la real situación del periodismo boliviano. De esa manera se sumó a casi una treintena de organizaciones defensoras de la libertad de expresión en el mundo que desde todos los continentes enviaron cartas al presidente Morales y al vicepresidente Álvaro García, para que evitaran que se consume la mutilación de ese principio fundamental.
Vanos fueron esos intentos, como vana fue la explicación de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) al Presidente de que tenía una excelente oportunidad de dar una imagen de gran demócrata si instruía a su bancada eliminar los polémicos artículos de esa ley cuando estaba a punto de ser tratada en el Senado.
Después de aquella autoritaria instrucción en sentido de que del todavía proyecto de ley no se movería ni una coma, ahora se trata de hacer creer a la población, mediante una altamente costosa y nutrida campaña publicitaria de televisión, que el artículo 16 de esa ley no atenta contra la libertad de expresión. La realidad desmiente esa millonaria campaña porque ya se suspendió un programa televisivo en Potosí y un diario de Oruro ha eliminado su página de opinión de los lectores, como fueron eliminados los espacios de opinión de lectores de varios diarios en sus versiones digitales. Si esto no es censura y autocensura; si esto no es violar la libertad de expresión, entonces ¿qué es?
Todo es perfectible. Por ello la campaña de recolección de firmas en todo el país, por ello las denuncias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, por ello las protestas ante organismos de todo el mundo, esperando que el sentimiento democrático lleve al oficialismo a corregir ese garrafal error y se limpie así la empañada imagen del Presidente de la República.
El Diario: El litio; negociaciones, ¿sólo por política?
Las reservas del litio – y algo más de 50 minerales en el Salar de Uyuni y su posible cuantificación para varios siglos – es tema de larga data; se trata del ya llamado “mineral del siglo” (según especialistas) que implicará grandes beneficios industriales y utilidades para los países productores, especialmente para el campo de la energía. En nuestro país, en la década de los 90, estando con un contrato firmado, la oposición de entidades potosinas determinó que el entonces Presidente de la República diga: “…muy a pesar mío, debo anular los contratos”, y éstos se fueron a otros países donde trabajan en condiciones ventajosas.
El litio, por principio, no tiene que ser sólo elemento político para ser tratado con demagogia o por simple figuración; se trata de un caso que requiere seriedad y responsabilidad en su tratamiento; puede ser, con el transcurso del tiempo, no siempre producto considerado materia prima para la exportación sino, muy especialmente, para ser tratado tecnológicamente y darle valor agregado mediante su industrialización.
Hay que convenir en que para la explotación de este mineral habrá inversionistas de diversas nacionalidades porque se trata de materia prima muy importante, necesaria e imprescindible; sus precios serán siempre altos y su explotación puede permitir la diversificación con la extracción de otros minerales que contienen los salares de Uyuni – y, en su caso, los de Coipasa –.
En los años 90, al firmarse el contrato, se sostuvo que tan sólo Potosí recibiría alrededor de “19 millones de dólares anuales” tan sólo por concepto de regalías e impuestos. ¿Cuál hubiese sido la realidad si continuaba la explotación, se ampliaban operaciones, se incrementaban las inversiones y se diversificaba como industria instalada en el país?
Es preciso que el tema sea tratado con mucha seriedad; no podemos seguir en las meras “tratativas” con fines políticos o propagandísticos. El caso del litio no puede ser como el del estaño que sirvió, en su momento, para “hacer política y vivir de ella” como “revolucionariamente” se esgrimió en tiempos de “cambios que nada cambiaron”.
El departamento de Potosí, conjuntamente el país, requieren de acciones serenas y responsables en el tratamiento de la atracción de inversiones financieras y tecnológicas; es urgente reponer y hasta ampliar las garantías jurídicas que permitan inversionistas nacionales y extranjeros para invertir en el litio u otras posibilidades económicas del país. Esas garantías no sólo permitirán consolidar lo invertido, sino garantizar a futuro todo lo que se pueda hacer en el país y sea de beneficio general, especialmente para crear riqueza y generar empleo.
Para el Gobierno – como ocurrió en el inmediato pasado de varios regímenes – el litio (como el caso del Mutún) es una especie de “distracción política”, cuando tendría que ser un tema a tratarse con altura, perspectivas de futuro y seriedad económica. De lo que se haga en este rubro – o en cualquier otro de nuestra economía – dependerá el futuro, puesto que no podemos aferrarnos indefinidamente al sector hidrocarburos que bien se sabe es perecible. El litio, de simple esperanza, puede convertirse en realidad segura.
El Mundo: "Una pausa"
La jornada dominical ha constituido un hecho importante para la vida de los ciudadanos, ya que luego de ir pensando sobre las situaciones de conflicto que caracterizaron los días anteriores, la celebración del Día del Peatón constituyó una pausa digna de ser puesta en relieve. Por un momento, se dejaron de lado los problemas relacionados con la canasta familiar y las protestas preparadas por diferentes sectores de la ciudadanía que de alguna manera, tratan de mostrar su desacuerdo con determinadas situaciones que afectan sus intereses.
El Día del Peatón coincidió en esta oportunidad con la Feria de la Orquídea y la Bromelia, dos flores exóticas que caracterizan la naturaleza de los llanos orientales y que por su variedad y belleza, son motivo de admiración de propios y extraños.
Y también la jornada tuvo su fase deportiva, con el inicio de la Vuelta a Bolivia, una competencia ciclística que consigue reunir a los mejores equipos de ciclistas del país y acoge también a una cantidad de visitantes extranjeros que se unen a este evento que representa un contacto con la naturaleza.
El dejar de lado por un momento, la fatiga de los viajes para llegar a los centros de estudio o de trabajo y otras acciones que caracterizan las actividades cotidianas, los ciudadanos optaron por recorrer las calles, en especial las del centro de la ciudad, pero no todo fue motivo de satisfacción, el contacto con el ambiente mostró también las debilidades de las personas, como aquella costumbre que hace que estemos habituados a lanzar desperdicios por todas partes, podríamos quejarnos de que la Alcaldía no puso los basureros suficientes para que las personas pueden acudir a ellos, pero esa no deja de ser sólo una excusa, porque los pocos basureros que podemos ver en la ciudad se caracterizan por estar vacíos. Protestar por lo que no se hizo no nos puede resultar ventajoso, lo importante sería pensar en lo que se debe hacer y en ello la escuela y la familia tienen una gran responsabilidad que debe iniciarse de inmediato.
Recordemos aquella frase tan interesante de que la ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia, tomémosla como modelo y enseñemos a los menores a cuidar y mantener el ambiente; con seguridad ellos podrán enseñar también a sus padres lo agradable que es tener una ciudad, una zona y una calle limpias. Una mención especial a los propietarios de los vehículos de servicio público, para tengan un basurero para sus pasajeros; es muy triste ver botellas, vasos, platos y otros elementos, hasta pañales desechables que salen por las ventanillas de esos vehículos y terminan de un lado para otro.
Ojalá que pensemos en el peatón con más frecuencia y no sólo le ofrezcamos una ciudad limpia, sino también cómoda; las autoridades de tránsito han estado tratando de organizar el servicio, sancionando por lo menos moralmente a las personas que parquean en doble y hasta en triple fila o que se atraviesan en las esquinas para recoger o dejar pasajeros. En esas acciones los peatones ponen en peligro su vida y ellos son tan culpables como los conductores de los vehículos. Vale la pena tomar conciencia de ello y hacer las correcciones necesarias.
Ojalá pudiéramos evitar que el Día del Peatón sea sólo una pausa y que desarrollemos nuestra vida pensando en las personas, en especial en aquellas que recorren las calles a pie y tropiezan con todas las dificultades señaladas.
Todos podemos hacer que la nuestra pueda ser una ciudad en la que dé gusto vivir porque está ordenada, limpia y que las personas respetan a sus semejantes, sin la necesidad de que ello sea una obligación penada por la ley, sino una costumbre digna de ser estimulada, mantenida y mejorada.
Opinión:
Clarín, Argentina: Política, gremios y barrabravas
La política y la actividad gremial han cobijado y permitido el crecimiento y la persistencia de las barras bravas del fútbol argentino, tanto en la Capital y el Gran Buenos Aires como en las principales ciudades del país, como es el caso de La Plata y Rosario, entre otras. El entramado de negocios y actividades ilegales, de servicios y tareas violentas ha gozado, de este modo, de mantos de protección, lo cual explica la impunidad con la que desde hace décadas se desenvuelven estos grupos que la Justicia ha calificado como mafiosos.
La muerte del joven militante político Mariano Ferreyra ha originado una investigación que vuelve a exponer algunos de estos lazos, en los cuales se solapan las prácticas violentas en los estadios con la recaudación y distribución de fondos de orígenes poco transparentes, el alquiler de fuerzas de choque para manifestaciones y disputas de todo tipo, la intervención en el tráfico de drogas y el acceso a puestos en la Administración Pública como pago de favores.
Las recompensas y retribuciones que reciben estos grupos son la contrapartida por la movilización de fuerzas, por el uso de ese recurso irracional en disputas internas de gremios y partidos políticos, por crímenes que llegan a cometerse en ese circuito de ilegalismos que tiene ya décadas en nuestro país y ante el cual no se han formulado intentos serios de erradicación. La cancha, la droga, el delito conforman una red que apresa al juego político, especialmente en las instancias locales. En los municipios es donde estas tramas se sellan y emplean con asiduidad, más allá del cambio de lealtades y liderazgos transitorios. Las disputas de liderazgo territorial en el campo partidario y gremial proveen recurrentes oportunidades de intervención a las barras bravas, sin que se repare en los efectos corrosivos que estas prácticas provocan sobre la política democrática y la cultura de respeto a la legalidad. Ante este fenómeno turbio, es necesario extender la transparencia en la gestión de entidades deportivas, gremiales, partidarias y municipales, y, además, se requiere que la violencia que no quede impune.
El crecimiento de los barrabravas se explica por el lazo que han articulado con la política y la actividad gremial. Este uso de la violencia afecta a la democracia y a la observancia de la ley.