Violencia y Derechos Humanos


danielpasquierDaniel A. Pasquier Rivero

El actual estado de cosas en el país no nace el 2003 con el derrocamiento de un presidente constitucional. Tiene raíces más profundas. Antiguas. Se habla hasta de 500 años. Así trata de expresarse el texto de la CPE del propuesto Estado Plurinacional (EP). Pero corre el tiempo y la realidad exige resultados; faltan algunas respuestas. El hilo conductor ideológico del indigenismo, la reivindicación de los marginados y excluidos, la Bolivia incluyente frente al proyecto excluyente de 1825, retrocede, ante la actitud de los que buscan a cualquier precio revancha antes que integración.



Esta actitud genera la violencia presente en las instituciones y en la ciudadanía. A la Revolución de 1952 se le impone silencio. Todo debe nacer el 2006. Algo que está por verse, que se concibe y se construye simultáneamente. Que no mide consecuencias. La disidencia no se admite. Se boicotea todo intento de organizar oposición. En cinco años quedan huérfanos, discapacitados, exiliados, presos y muertos, muchos muertos. Demasiados.

Pero la tensión va en aumento y ha alcanzado el corazón del partido de gobierno. Hay violencia en zonas cocaleras, porque Yungas denuncia “discriminación” frente a los preferidos del Chapare. Se reclama erradicación de la coca en zonas tradicionales, favoreciendo a las plantaciones de expansión aparecidas sin razones culturales. La desviación al negocio ilícito del narcotráfico ya ha sido reconocida tanto por el gobierno como por las organizaciones especializadas de Naciones Unidas. El 65% de la producción va al narcotráfico. Tanto dinero. Tanto poder.

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Recursos condenados a moverse en penumbras. A la economía informal, pero, a incrustarse en la legal. Vericuetos llenándose con la peste de la corrupción. Porque la complicidad tiene precio. Y el incumplimiento se paga con la vida. ¡O cumples o te mueres! Con o sin máscara, ¿son “para” o simples sicarios? La tinta roja domina las primeras páginas. Las cámaras no encuentran nuevos ángulos para hacer sufrir con esta tragedia. La vida está devaluada. Puedes morir hasta por error. Pero igual te mueres. La inseguridad ciudadana no encuentra responsable ni quien se apiade. Va en aumento. Violaciones, abuso infantil, maltrato doméstico, extorsiones, arreglo de cuentas. El balance final de los buscan cómo gastar disfrutando lo mal habido, y de los que tratan de disfrutar unos minutos a cualquier precio.

Violencia que parece correr contra el tiempo. Como las necesidades siempre insatisfechas. El desempleo aumenta, la pobreza extrema disminuye más en papeles que en la realidad. Los bonos de cualquier tipo mejoran la estadística. Sacarlos de la categoría “menos de un dólar por día”; lo difícil es sostenerlos en otra categoría de “pobreza”. Porque la elástica “clase media” está más para irse hacia abajo a encontrarse con los pobres en su infortunio. Seis de cada diez bolivianos en el tobogán. Cinco años y las cosas no han cambiado.

El espíritu se puede fortalecer en el sufrimiento, pero igual, el estómago permanece vacío. Son Juntas Vecinales en El Alto las primeras en salir a las calles. Pronto se hará habitual oír cacerolas vacías y bullangueras. Se arremete contra el azúcar, el aceite, el maíz, el trigo, porque subieron centavos en origen, aunque los intermediarios y el contrabando rematan la tarea. Motivo para mover tropas, amenazar en comisiones de trabajo, ¡sentar presencia del Estado! Más intervención con empresas públicas. Un surtidor para “simpatizar” con los transportistas, como si faltaran surtidores y no gas, gasolina y diesel. Miles de agricultores sin trabajo, mientras se crean unos cientos para distribuidores los productos importados. ¿Será requisito ser afiliado? ¿O serán estos los que suben los precios al 500 y 1000 %, la papa, las verduras, la yuca y otros productos no industriales pero de primera necesidad?

Al Oriente no se le pierde pisada. Por eso quizás está más callao que loro “andino”. Pero el abuso hace mella en cualquiera, aunque no sea cristiano. Los del CONAMAQ (Consejo Nacional de Ayllus y Marcas) ya presentaron denuncia formal contra el gobierno, y pretenden llevarla a foros internacionales, por violencia y violación a los derechos indígenas. Siempre, promesas incumplidas. Están en la CPE, justo para reivindicar el derecho a la autodeterminación y a la autonomía de los pueblos y naciones del EP. El Ministro de la mirada esquiva está agazapado. Las autonomías no van. Las departamentales, ni se diga. A las Asambleas de los departamentos autonomistas no se les permite siquiera elegir ternas para enviar a La Paz, para que ellos elijan. Mientras tanto, Costas en el banquillo; Cossío en el banquillo; Suárez en el banquillo. Fernández, preso por dos años y sin juicio. Barrón estrena celda. Joaquino, a punto. ¿Y doña Sabina Cuellar? Una lucecita de esperanza. El nuevo Presidente de la Corte Suprema se compromete a “recuperar el tiempo perdido”, y afirma “no me someto a ningún partido”.

Los partidos tradicionales fueron derrotados; pasó “la democracia pactada” que dio cierta gobernabilidad a este país lleno de necesidades y frustraciones. Pero el reloj del mundo persiste en avanzar. ¿Será suficiente seguir pidiendo sacrificios, apretarse los cinturones, desparramar sospechas por nada, generar incertidumbre, robar aliento a la fe en un mejor futuro para todos? ¿O se insistirá en ahondar heridas?

Tenía que ser de una mujer la palabra clara. Navanethem Pillay, Alta Comisionada de la ONU la que expresa “Las acciones en contra de los miembros de la oposición son sujeto de preocupación y esa es la razón por la que me dirijo a ustedes enfatizando que el debido proceso debe seguirse”, y señaló la “amplia impunidad que existe no sólo en los casos de violaciones a los derechos humanos del pasado, sino también en casos recientes”. El EP está a tiempo de reconducir el proceso de cambio en democracia, respetando los derechos humanos; la libertad, sobre todo.