Aplausos para el gobierno


HumbertoVacaflorEconomía de palabras – Humberto Vacaflor Ganam

Diciembre fue un mes muy malo para el gobierno. En diciembre toda la humanidad, representada por 193 países, le dijo no en Cancún y en diciembre todos los bolivianos le dijeron no a su gasolinazo. Es decir que hay unanimidad planetaria.

Con semejantes resultados, un gobierno tendría que estar eligiendo la puerta de salida. Retirarse es una opción digna cuando se ha cometido errores tan garrafales.



Mientras tanto, mientras se eligen las salidas, hay algunas preguntas que el gobierno debería responder.

Ahora que las petroleras no recibirán 60 dólares por barril, como les ofreció el malhadado decreto, sino solamente 27, ¿estarán dispuestas a invertir para subir la producción a niveles suficientes para atender la demanda interna y externa?

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¿Las Fuerzas Armadas serán llamadas otra vez a controlar las fronteras o se las ha licenciado de manera definitiva de esa tarea?

Los policías que patearon manifestantes en el suelo durante los disturbios creados por la metida de pata de Su Excelencia, ¿serán ascendidos o serán los únicos que reciban el incremento de 20%?

¿El aumento salarial será suficiente para compensar el nivel de inflación de antes de la metida de pata o de después de la metida de pata de Su Excelencia? La diferencia es muy grande: va de 6% a 20%.

¿El discurso neoliberal de Su Excelencia será reproducido en todos los canales y radios del sistema como el nuevo credo del proceso de cambio, o se lo cambiará? ¿Esta es una tregua en la guerra a muerte contra el capitalismo o una rendición incondicional?

¿Cómo se definirá el momento preciso en que el pueblo esté preparado para el gasolinazo: según la cantidad de retratos de Su Excelencia que sean quemados o según la cantidad de edificios públicos que sean incendiados?

A los medios de comunicación que se han sumado a la inverosímil tarea de aplaudir la metida de pata de Su Excelencia, ¿se los premiará públicamente o sólo a través de contratos de publicidad con el Estado? ¿Sirven los aplausos disimulados?

En fin, quedan algunas dudas que será preciso atender, dejando de lado por unos momentos los aplausos de los medios oficiales, oficiosos y miedosos que participan de la claque.