Impunidad. 11/E: a 4 años, la justicia aún no cierra las heridas


Cochabamba. La justicia aún no ha dado con los culpables de las muertes de Cristian Urresti Ferrel y Luciano Colque Anagua. La Comisión de Derechos Humanos denunció que la impunidad, el racismo y el deterioro de la convivencia son los rasgos que quedaron después del enfrentamiento del 11 de enero

image 11/E: tras 4 años, las heridas siguen abiertas – Hernán Andia Los Tiempos

Por Katiuska Vásquez – Los Tiempos – 12/01/2011



11/E: a 4 años, la justicia aún no cierra las heridas

Tres secuelas psicosociales o marcas persisten en la Llajta a cuatro años de la crisis del 11 de enero de 2007 (11/E), cuando los cochabambinos se enfrentaron bajo las etiquetas de campo-ciudad, ricos-pobres, zona norte-zona sud, según un informe de la Comisión Interinstitucional de Derechos Humanos de Cochabamba.

Una de esas huellas es la función de los agresores en el conflicto, en una coyuntura polarizada por el debate sobre el referéndum autonómico y la aprobación de los dos tercios en la Asamblea Constituyente.

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Según el informe de la Comisión, difundido por el Instituto de Terapia e Investigación sobre la Secuela de la Tortura y Violencia Estatal (ITEI), los “cerebros” de la confrontación tenían “la intencionalidad de dar una lección, fue un atentado a la dignidad humana buscando la humillación del otro”.

Otro rasgo que perdura es la tendencia de silenciar los hechos y sus consecuencias. Pese al tiempo transcurrido, la justicia aún no ha dado con los culpables de las muertes de Cristian Urresti Ferrel (17) y Luciano Colque Anagua (47), mientras que la de Juan Ticacolque Machaca (32) se ventiló en los tribunales pero aún está pendiente una resolución de apelación.

En tanto, los 450 heridos de la confrontación “han tenido que enfrentar su situación solos o con poca atención, lo cual aumenta la vulneración de los derechos humanos en nuestra sociedad”, resaltó el informe de la Comisión.

La debilidad del Estado para esclarecer los hechos es la tercera huella. Según el mismo documento, “la violencia del 11/E fueron hechos anunciados que podían haberse evitado con suficiente voluntad política y una acertada estrategia de contención”.

Las tres secuelas están latentes y continúan deteriorando la vida social. Según la representante del ITEI, Isabel Chuquimia, que ha rastreado el conflicto desde el comienzo, “es preocupante que se haya roto la convivencia social, hemos perdido el respeto a los derechos humanos, que se dice defender pero en la práctica no se protegen”.

Cerrar las heridas que se abrieron el 11/E es una tarea pendiente. Para encarar esa sanación es necesario que la justicia haga su trabajo, agregó Chuquimia.

Zulema Callejas dijo que “ninguna ley va a resolver este conflicto, que es muy profundo y seguirá hasta que conscientemente no veamos al otro como una persona con derechos humanos”.

Primaron las diferencias

Después de cuatro años, los análisis sobre cómo se incubó el conflicto y su conexión con otras confrontaciones como la matanza de El Porvenir en Pando y el enfrentamiento en Sucre son múltiples.

Sin embargo, los que siguieron el conflicto como el ITEI señalan que ese día se exacerbaron las diferencias y se visibilizó el racismo activo y reactivo. El primero está presente en los sectores socialmente dominantes y el segundo en los grupos históricamente excluidos.

Según el sociólogo Eduardo Córdova, del Centro de Estudios Superiores Universitarios, el 11 de enero también afloró una visión de ciudadanía excluyente, por lo que es importante construir un concepto más amplio.

La Comisión de Derechos Humanos coincidió en la necesidad de generar espacios de encuentro y reconocimiento. La impunidad que rodea al 11/E es una prueba más de que nuestra historia está plagada de estos actos, según Zulema Callejas, del ITEI. “La violencia que antes se veía en dictaduras en el 11/E se traspasó a la ciudadanía”, puntualizó.

Pocos recordaron a las víctimas

Una marcha reducida, en comparación a la que hubo el fatídico 11/E de 2007, recorrió ayer la ciudad para rendir un homenaje a las víctimas de la confrontación entre ciudadanos. La movilización culminó en la plaza de las Banderas, donde se realizó una ceremonia en memoria de los caídos Juan Ticacolque, Cristian Urresti y Luciano Colque.

Cristian Urresti Ferrel (17) fue recordado, ayer, con una misa en el templo de La Recoleta. Su asesinato está marcado por la impunidad. La Fiscalía cerró su caso el 6 de enero de 2010 porque no se logró identificar a los autores.

Su familia contó que hizo todo lo que pudo, pero creen que mientras los responsables estén en el Gobierno –aunque no precisaron quiénes– la investigación no llegará a ningún puerto.  La investigación de la muerte de Luciano Colque, rotulada como el caso Felcc-5-99-2008, también fue cerrada. Uno de sus ocho hijos dijo después de su muerte, el 25 de febrero de 2007 en el hospital Viedma, que su “papá estuvo internado más de dos semanas, pero todos los que vinieron a verlo no hacen nada.