El caso de la francesa Florence Cassez, condenada en México a 60 años de cárcel como cómplice de secuestro tras unos polémicos detención y proceso, ha desatado un conflicto diplomático -hay quien habla de "asunto de Estado"- entre los dos países, justo en el comienzo del año de México en Francia, un conjunto de actos culturales y exposiciones en París y otras ciudades francesas. Si en los últimos días el Gobierno francés se planteaba la posibilidad de boicotear los actos, e incluso suprimirlos, ayer el presidente francés, Nicolas Sarkozy, decidió seguir adelante con las celebraciones, aunque renovó su petición de que Cassez le sea entregada. Sin embargo, las autoridades mexicanas han decidido retirarse de la organización en vista de las declaraciones del presidente francés sobre el asunto. " A la luz de las declaraciones del presidente Sarkozy, el Gobierno de México considera que no existen las condiciones para que el año de México en Francia sea celebrado de manera apropiada y que se logre el objetivo con el que había sido concebido", reza un comunicado emitido anoche por el Ministerio mexicano de Exteriores, que añade que "desgraciadamente, el Gobierno de México no está en la posibilidad de participar en estas actividades". Ayer, tras varios días de polémicas, Sarkozy anunciaba su decisión de mantener las celebraciones del año de México pero con condiciones. Todos los actos "se dedicarán a Florence Cassez. En cada reunión o en cada acto en el que participe un miembro del Estado francés, este dedicará su intervención a recordar el problema de Cassez. Yo mismo lo haré", dijo.
Sin embargo, la frase que ha debido soliviantar los ánimos de los mexicanos ha sido la de que "una cosa es el pueblo mexicano, del que somos amigos, y otra son ciertos dirigentes". Además, reiteró la petición de que la detenida sea entregada a Francia. México reiteró ayer que no tiene intención alguna de entregar a Cassez y defiende que "el proceso a Florence Cassez ha probado su culpabilidad", señala el comunicado del Ministerio de Exteriores. Hoy, en una emisora de radio el ministro francés de Cultura y Comunicación, Frédéric Mitterrand, ha lamentado la decisión de México. "Desde el momento en que ya no se trata solo de un asunto cultural sino de un asunto de Estado, corresponde al Estado y por tanto al presidente de la República, decidir qué debe hacer". Tras responsabilizar a México de hacer del Año cultural un asunto de Estado, asegura que "Francia no abandona nunca a sus residentes. Es el caso de Florence Cassez, sobre el que debemos decir que su proceso se ha desarrollado en condiciones sospechosas". El embajador mexicano en París, Carlos de Icaza, ha intentado aplacar la polémica recordando hoy en una rueda de prensa que su país sigue dispuesto a participar si se respetan "las condiciones acordadas". Eso sí, advirtió de que "si de forma unilateral, sin consultar, se cambian las condiciones" y se dedica el Año de México a "una persona que ha sido juzgada y condenada por delitos particularmente graves", el país azteca se vería en la "imposibilidad de participar" en los eventos.
Fuente: CNN.
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