Recuerdos del presente – Humberto Vacaflor Ganam
Dominic Streadfeild es el autor de una de las más completas investigaciones acerca de la cocaína, sus famosos consumidores y los problemas que les ocasiona.
Entre los hallazgos más llamativos está el haber rastreado cómo es que la cocaína tiene un rol muy importante en la literatura. Robert Louis Stevenson escribió su famosa novela “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde” en una sentada, de seis días, con la ayuda de la droga. Los críticos dicen que esa novela tiene un estilo diferente al resto de la obra de Stevenson.
Conan Doyle atribuyó a su personaje, el legendario detective Sherlock Holmes, el hábito de la cocaína y describió sus efectos en más de una de sus novelas.
Pero el personaje de la vida real que ocupa más espacio en la investigación de Streadfeild es el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.
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Cuenta este autor que Freud sufría de un catarro crónico y que para aliviar la molestia y la hinchazón optó por untar el interior de sus fosas nasales con cocaína.
Esta operación le quitaba el dolor y lo hacía sentirse “bien, muy bien”, según sus propias palabras incluidas en su diario personal.
Freud tenía un amigo, Wilhelm Fliess, judío como él, con el mismo problema en la nariz, es decir el catarro crónico. Fliess era un médico especialista en oído, nariz y garganta. Tenía la tesis de que todos los problemas del cuerpo tienen su reflejo en la nariz.
“Lejos de ser una cura para su catarro crónico, la cocaína fue en los hechos la causa del mal. Freud y Fleiss no se estaban curando con la droga, sólo sentían que estaban bien. Nunca se curaron”.
Pero quizá nunca dejaron el hábito de la cocaína. Streadfeild reunió todos los elementos para decir que la cocaína es la única droga del mundo que, si está al alcance de cualquier mamífero, éste la prefiere antes que cualquier otra cosa, ya sea comida, bebida o sexo. La consume y la sigue consumiendo, hasta morir.
Es que la droga secuestra el sistema motivacional del cerebro. Toda la jerarquía del sistema de toma de decisiones es reordenada por la cocaína. La droga causa anormalidades en la región del cerebro llamada corteza orbito-frontal, que es donde se toman las decisiones sobre las prioridades: si hay que beber, comer o abrigarse. La única prioridad termina siendo la droga.
Pero hay la duda de si la entera teoría de la interpretación de los sueños fue, en realidad, obra de la droga que actuaba en el cerebro de Freud. Hay tesis y seguidores que apoyan las dos corrientes, dice el autor.
“Entretanto, la cocaína le dio la profundidad y la visión necesarias para despreciar el pensamiento convencional, y la arrogancia de creer que él estaba en lo correcto y todos los demás estaban equivocados”.
De todos modos, EM Thornton escribió todo un libro sobre “La falacia freudiana: Freud y cocaína”. Una edición del Sunday Times llegó a decir que toda la interpretación de los sueños es obra de la cocaína.
El libro se llama, simplemente, “Cocaine”, de la editorial Virgin.