Policía identificó por 2 dientes a un narco que fue ajusticiado


Pericia: Los investigadores policiales resuelven casos basados en el resultado de análisis desarrollado para la medicina forense.

image Investigación: el coronel Toro muestra un FAL investigado en el IITCUP

El año pasado, en Santa Cruz, el líder de una banda de narcotraficantes fue secuestrado. Dos meses después, el jefe del grupo rival, dedicado también al comercio ilegal de clorhidrato de cocaína, desapareció misteriosamente.



Primero apareció el cuerpo del segundo hombre, que había sido secuestrado. Éste fue abandonado, desfigurado y en estado de descomposición, en la puerta de su hogar.

La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) cruceña comunicó el hecho al Instituto de Investigaciones Técnico Científico de la Universidad Policial (IITCUP), cuyo director es el coronel Jorge Toro Álvarez.

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Al cuerpo putrefacto de la víctima, el jefe del Departamento Científico del IITCUP, Ruddy Luna Barrón, ordenó que se le tomara una muestra de sangre —el varón posee el cromosoma sexual XY, y el Y determina su condición de varón—para comparar el cromosoma Y de su sangre con la del hijo de la víctima. Las dos muestras, tras ser sometidas a un examen de ADN (ácido desoxirribonucléico) a través de la técnica del genoma mitocondrial que investiga el cromosoma, dieron como resultado que el cuerpo encontrado era del hombre secuestrado.

En otra circunstancia, en un operativo, agentes de la FELCC cruceña hallaron dos vehículos abandonados sospechosos de haber sido utilizados en el rapto del primer narco. Los efectivos, durante su trabajo de recolección de pruebas, encontraron una fosa irregular.

Allí cavaron y encontraron dos dientes y parte de la mandíbula ósea de un ser humano. Enviaron estas muestras al IITCUP para confirmar la identidad por el ADN. Para este trabajo, los peritos usaron las técnicas de genoma mitocondrial y somático de células. Los resultados confirmaron que los restos óseos eran del primer desaparecido, cuyo cuerpo aún no aparece.

Estos dos casos resueltos por el IITCUP son sólo un ejemplo de las 60 investigaciones policiales de asesinatos realizadas con exámenes de ADN desde 2008 hasta enero de este año.

El director del IITCUP, coronel Jorge Toro Álvarez, aseguró a La Prensa que el objetivo de su institución es convertirse, en un corto plazo, en una de las instituciones con mayor prestigio de Latinoamérica.

Además, a partir del año pasado el IITCUP realiza exámenes de ADN no sólo para investigación forense, judicial y policial, sino también para la ciudadanía en general.

“Con un pelo o con una prenda íntima, como un calzoncillo o una media, a través de la prueba de ADN estamos en condiciones de determinar una prueba de paternidad”, aseguró Ruddy Luna, jefe del Departamento Científico.

El año 2010 se resolvió el caso más complejo. Un hombre de 40 años llevó los restos óseos exhumados de quien pensaba era su padre, que había fallecido hacía 12 años. El examen de ADN determinó que no era su progenitor.

Para destacar

La prueba de paternidad y filiación familiar en el ITTCUP a través del ADN cuesta 1.130 bolivianos para el público.

El IITCUP está ubicado en la Universidad Policial de Bajo Següencoma. Allí se imparten cursos y estudios para peritos.

Los casos más complejos investigados por los peritos del IITCUP desde 2008

Desde 2008, los 68 peritos del Instituto de Investigaciones Técnico Científico de la Universidad Policial (IITCUP) realizaron más de 200 investigaciones con pruebas de ADN. No obstante, además, llevaron adelante otras investigaciones realizadas en las divisiones de Balística, Documentología, Paliscopia y Huellografía, Biología, Toxicología y Química, Informática y Planimetría.

12 violaciones investigadas

Desde 2008, el Departamento Científico del Instituto de Investigaciones Técnico Científico de la Universidad Policial (IITCUP) realizó 12 pruebas con ADN (ácido desoxirribonucléico).

El ADN permite discriminar las pruebas que están mezcladas entre las prendas de la víctima y el agresor.

Según el jefe de la División, Ruddy Luna, ya que la mujer tiene el cromosoma XX y el varón, el XY, con el ADN se puede identificar el cromosoma Y en más de uno presente en las pruebas tomadas.

Fue así como se pudo identificar a los responsables en los casos de violaciones.

FAL de El Alto es del Perú

Con la prueba de revenido químico, un compuesto que visibiliza los sellos o números que fueron borrados en cuerpos de metal o fierro, los peritos del IITCUP determinaron que el fusil automático ligero (FAL) confiscado en El Alto, en el frustrado atraco a la vidriería Los Ángeles, el 14 de octubre, pertenece a la policía de Perú.

“El fusil FAL de asalto de mano es un arma semiautomática y automática con selector de fuego marca HK de industria alemana, lleva por encima de la recámara del cargador el escudo de la República del Perú, que no fue borrado completamente. Posee cañón largo y culata plegable”, es parte del informe de peritaje que corrobora que el arma pertenece a la Policía peruana.

El asesinato de Sarah Valdivia

La primera semana de mayo de 2009, la propietaria de la Funeraria Valdivia, Sarah Valdivia, apareció muerta, con 28 puñaladas, dentro de su vivienda.

Se sospechaba que el autor del crimen era su yerno, pero no había pruebas. En la investigación, según el director del IITCUP, coronel Jorge Toro Álvarez, se utilizó el luminol, un ácido que se utiliza en química forense para detectar manchas de sangre con emisión de luz producida al oxidarse. “Se hallaron manchas de sangre en las paredes con dirección al cuarto piso de la casa donde vivía el yerno. Con genética (ADN) se determinó que la sangre era de la víctima y del autor del crimen, presumiblemente sería el esposo de la hija”, confirmó el coronel Toro Álvarez.

El crimen de un coronel

El 23 de diciembre de 2007, a las 08.00, fue hallado muerto con tres impactos de bala de una pistola nueve milímetros el coronel Rómulo Vargas (53), director de la Dirección de Investigación y Prevención de Robo de Vehículos (Diprove).

La madre de la esposa del coronel, Lidia Sejas (80), se autoinculpó del crimen. “Técnicamente demostramos que ella no fue la autora del disparo. Se hizo pruebas balísticas a cinco sospechosos. Con la técnica de celodidad se midió la fuerza de cada uno con relación a la cola del disparador o gatillo. Así se comprobó que no fue la suegra la que disparó, sino la esposa”, aseguró el coronel Toro.

Juan Carlos Chamorro, La Prensa