Noventa días para acabar la corrupción policial

Índice de los Editoriales de Periódicos

1. El Día: Un planeta en el fuego

2. El Día: Tierra de Samuráis

3. El Día: El preocupante destino de la nación boliviana

4. El Día: Bolítica

5. El Día: Solidaridad y dignidad

6. El Día: Una epidemia de peso

7. Los Tiempos: LA FRAGILIDAD DE LA CIVILIZACIÓN HUMANA

8. El Deber: Recomendaciones de FAO y Cepal

9. Cambio: Hoy se combate al narcotráfico

10. La Prensa: Autonomía financiera

11. El Diario: Noventa días para acabar la corrupción policial

12. El Mundo: Estrategia

13. Opinión:

14. Clarín, Argentina: Obras y desafíos de la Universidad

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El Día: Un planeta en el fuego

El último seísmo que estremeció al Japón el 11 de marzo de 2011 alcanzó la estremecedora magnitud de 9 grados de la escala Richter, lo que significa “gran devastación en varios miles de kilómetros y daños extensos en varias zonas” y que ocurre uno cada veinte años. Para Japón es el de mayor magnitud en toda su historia, aunque los japoneses afirman seguir esperando otro peor para este tiempo: el terremoto de Kiodo. Considerando las magnitudes de sus efectos, sólo ha ocurrido otro más intenso, el terremoto de Valdivia en Chile, que alcanzó los 9.2 grados de la escala sismológica en mayo de 1960. Los que saben señalan que habrá peores terremotos.

Los sismólogos basan sus afirmaciones en el hecho que Japón se encuentra en el seno del denominado Anillo de Fuego del Pacífico, donde se halla concentrada una inusual cantidad de trescientos volcanes activos e inactivos y que abarca 20 mil kilómetros. En este lugar se han dado el noventa por ciento de los terremotos del mundo y se han producido el ochenta por ciento de los más grandes seísmos. Las zonas sismológicas que siguen en intensidad al Anillo de Fuego son el Cinturón Albide, donde ocurrió el terrible terremoto de Sumatra. Luego sigue el Cinturón de la Dorsal Mesoatlántica, que como tercera región sísmica puede explicar la desaparición de la mítica Atlántida.

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A los terremotos les siguen los maremotos, que también se los conoce como tsunamis. Por efecto del colosal choque de las placas tectónicas de la tierra, que hace estremecer la superficie terrestre, sobrevienen también las retiradas del mar de la costa y luego su retorno brutal con olas gigantescas que ya se han tragado islas e inundado ciudades costeras. Estos maremotos se están conociendo mejor gracias a las imágenes en vivo que permite obtener la actual tecnología. Antes sólo se tenía referencia de ellos por los relatos orales de los sobrevivientes y las huellas de los desastres. En los tiempos que corren, otro peligro acecha al mundo: la destrucción de las centrales termoeléctricas.

Después del último terremoto y del tsunami en Japón, la mayor preocupación japonesa y mundial comenzó a girar en torno a la explosión de una de las centrales nucleares ubicada en la zona afectada y su lógica fuga de radioactividad. Los japoneses no piensan en Chernobyl, no señor. Para ellos radioactividad es Hiroshima y Nagasaki. La huella de la bomba atómica de la segunda guerra mundial está en sus genes. Sin embargo, nuevos Chernobyl amenazan a los países que cuentan con centrales nucleares. Se sabe que las organizaciones ecologistas Greenpeace y Ecologistas en Acción han pedido que España cierre sus plantas nucleares, por su modelo similar a las que arden en Japón. La radiación nuclear es otra de las amenazas al mundo. Y es obra del hombre.

Podemos aceptar que vivimos en un planeta en continua transformación y que muestra una actividad en su núcleo capaz de provocar grandes desastres naturales. Ha sido así desde el inicio de los tiempos y seguirá. Por eso Engels decía: para el hombre la Tierra es su cuna, el universo su jardín de infantes. Una visión futurista que aplaudirían los astrofísicos y los amantes del espacio. Sin embargo, es más difícil aceptar que el ser humano ignore su rol destructor del planeta. La vida surge y resurge pese a la letalidad del Cinturón de Fuego. Es el fuego visible de Natura. Pero el fuego invisible que el hombre genera con los artefactos nucleares no sólo trastoca la vida, sino que puede generar el fin de la civilización humana tal como hoy la conocemos. Ha pasado antes.
 

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El Día: Tierra de Samuráis

Cuando el Teniente Onoda fue encontrado deambulando por la selva de las Filipinas, era muy difícil creer que el miembro del ejército japonés estuviera en sus cabales.  La rendición de su ejército a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial,  había sucedido 29 años antes. El soldado japonés no dudó nunca cuál era su responsabilidad. Y durante tres décadas y mientras alguien que correspondiera no  le instruyó lo contrario, él permaneció en su puesto del deber.

Samurai, es mucho más que una clase guerrera del Japón Feudal. Su fuerza creadora emerge de la profundidad de la memoria colectiva basada en el Código Samurai o Bushido, que dicta  ser valeroso, honorable, correcto y justo, veraz, cortés y leal. Tener dominio de sí mismo y un sentido del deber que lo puede llevar  incluso al autosacrificio.

Además de esta base de código ético, la mayoría de los japoneses son practicantes de una singular y propia creencia religiosa, Shintoismo, donde en cada recuerdo, en cada cosa está lo que nosotros llamamos Dios. Sus árboles, piedras, montañas y lagos, todo es digno de respeto y devoción. La belleza y fugaz vida del sakura, su flor, es tema de hondo deleite en jornadas de reflexión sobre lo efímero de la existencia humana.

A esta particular manera de construir sus propios códigos y su religión tan libre y tan natural, se suma la filosofía Zen una adopción y adaptación del budismo. Demuestran la admiración y misterio de la vida en toda situación. Esta brutalidad con que la naturaleza castiga a ese entrañable país, nos da la oportunidad de acercarnos y ojalá aprender algunas cosas. La mística es asunto de todos los días y de toda circunstancia y es asombrosa su pasión por la armonía y la estética en cada detalle que les brota del subconsciente.  Los japoneses son así. Son prácticos y sencillos hasta para la espiritualidad. Ellos no sólo abrazan doctrinas que las modifican y las asumen para sí, sino que hacen lo mismo con todo.

Cuando en 1868 el Japón se abrió finalmente al mundo, los enviados a todas partes tenían la misión especial de ir, aprender, volver y aplicar. Es así cómo importaron lo mejor de los conocimientos de China y Corea. Europa toda fue gran escuela para ellos. Su practicidad y su tenacidad, los llevó a sacar a su país del ostracismo de siglos y del mismo modo de  su destrucción total luego de la Segunda Guerra y hacer de Japón lo que es hoy.

Mantienen intacta su identidad pese a la penetración occidental de donde toman lo que les gusta o les conviene y lo reinventan, pero mejor. Su vehemencia por el trabajo y la excelencia permanece en la sustancia del colectivo nipón.

Los occidentales que vivimos allá, al relacionarnos con ellos, pasamos ratos desconcertantes cuando enfrentamos su particular manera de ser. Es tema de broma constante que cuando dicen puede ser, significa si. Cuando dicen tal vez, significa no. Porque su cortesía no les permite un si o un no como respuesta definitiva.

Es absolutamente impensable que realicen un trabajo mediocremente hecho. El “está bien así nomás” no entra en su estructura mental. O el “deja para mañana lo que no terminaste hoy” puede llegar a provocarles una crisis nerviosa. Si encuentran una billetera en un tren, es “su” obligación devolverla intacta, aún así eso signifique una incomodidad a sus propias actividades. Estoy dispuesta a apostar que en este maremágnum, no veremos los clásicos saqueos de otras partes.

Nunca se da una propina en el Japón. La persona que te atiende, está solamente cumpliendo con su deber. Sólo los occidentales reciben felices una gratificación extra por su trabajo. Gran porcentaje de los suicidios en Japón, aún hoy,  son por honor.  Hay quienes no pueden con la imposibilidad de enfrentar la vergüenza, la condena social o el fracaso.

Hace años que los japoneses presentían que vendría el gran terremoto. Y por décadas desarrollaron una ingeniería -la mejor del mundo- para sus construcciones antisísmicas. Lo que no se esperaba es que fuese un tsunami, término inventado por ellos, lo que al final traería tanta destrucción y tanta muerte.

El dolor por la catastrófica devastación, dará paso al espíritu guerrero de los samuráis.

Su filosofía Zen de encontrar todo, cuando paradójicamente, se pierde todo, será la fuente de la fortaleza que hoy tanto necesitan.

El mundo pronto comprobará que sus códigos basados en su cultura y sus creencias son indivisibles de la sustancia del ser japonés. Es desde esa profundidad de donde surgirá  la reconstrucción.

El sol, como cada día, mañana nacerá por el Japón.

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El Día: El preocupante destino de la nación boliviana

Las últimas encuestas que muestran la sustancial baja en la popularidad del presidente dejan ver que los campesinos, indígenas y clase media que votaron masivamente encandilados por las ofertas de lograr un cambio en la forma de gobernar y de que todos los bolivianos sin ningún tipo de exclusión podrían mejorar sus condiciones de vida, ahora se están dando cuenta, que todo fueron falsas promesas. El actual gobernante se comprometió a incluir a los bolivianos anteriormente excluidos, sin embargo, ello no ha sido real, puesto que si bien se han incorporado en la gestión pública, algunos campesinos(as), sea como ministros, viceministros o directores, en la práctica quienes ejercen el poder real, no son estos, sino que quienes efectivamente gobiernan son los mismos funcionarios o intelectuales de las clases medias que trabajaron años atrás con los actualmente odiados gobiernos neoliberales. Estos últimos si “viven bien”.

En lo referente a la mejora económica anhelada por las clases empobrecidas, una gestión gubernamental que se dedicó los cinco años a perseguir a sus opositores, privilegiando lo político y dejando de lado el manejo de la economía, ha resultado en una gran frustración y es así que fruto de la exclusión y acoso que han tenido que soportar las empresas agroindustriales y los medianos y grandes productores agropecuarios del oriente del país, hemos pasado de ser un país exportador de azúcar, maíz y carne, a ser un Estado deficitario en estos productos, debiendo importar esos alimentos para satisfacer las necesidades del pueblo boliviano.

El Gobierno obviamente no quiere reconocer su falta y ha encontrado en el “cambio climático”, el chivo expiatorio para ocultar su incapacidad o en otros casos se tejen argumentos descabellados, como el señalar que voluntariamente los oligarcas agropecuarios han tomado la determinación de producir menos para perjudicar al Gobierno. Al respecto debo decir que no creo exista un solo productor agropecuario o industrial en el mundo que voluntariamente decida ganar menos dinero.

Este comportamiento es realmente grave, puesto que si el Gobierno se resiste a reconocer los errores en que incurre, será imposible que encuentre soluciones a los problemas que se enfrenta y de ser así, los cuatro años que le quedan a este Gobierno dejarán a nuestro país en la bancarrota total. Esperemos que para el fin del mandato del presidente Morales no estemos importando no solo alimentos sino gas, como ya lo estamos haciendo con el diesel y gasolina producto de la desastrosa llamada nacionalización de los hidrocarburos.

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El Día: Bolítica

Estamos trabajando con maíz, arroz, trigo y soya; la infraestructura está avanzando, vamos a empezar a vender azúcar a través de los supermercados, lo anunciará la Ministra (de Desarrollo Productivo)".

Álvaro Rodríguez
GERENTE DE EMAPA

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Se dice que: Emapa retomó sus proyectos de respaldo productivo a insumos de primera necesidad para evitar problemas de escasez en el futuro como sucedió en el caso del azúcar".

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Advertimos con no vender nuestro producto a Emapa porque incumplió su compromiso de pagar un 10% más sobre el precio del arroz en el mercado nacional, que está muy por debajo de nuestras expectativas".

Gonzalo Vásquez
PRESIDENTE DE FENCA

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El Día: Solidaridad y dignidad

Según la Fundación Jubileo, la deuda con Venezuela es una de las que más ha crecido en los últimos años, hasta alcanzar el 10 por ciento de los 2.864 millones que le debe Bolivia a distintos países y organismos internacionales. De acuerdo al informe, los intereses de la deuda con Venezuela son los más altos (2,25%), están por encima de los que cobra la Corporación Andina de Fomento (2,13%) y representan casi cuatro veces lo que se paga al vilipendiado, neoliberal y archicapitalista Banco Mundial (0,69%). Las tasas de interés –dice Jubileo-, no son fijas y dependen en cada caso, de las negociaciones que realizan los países acreedores. Con este dato se confirma con mayor nitidez que la supuesta solidaridad venezolana era puro cuento. A esto hay que sumarle el apunte sobre los famosos recursos del programa “Evo Cumple”, los cuales no ingresan a través de procedimientos regulares del Tesoro General de la Nación. Los cheques que entrega el jefazo a los municipios y organizaciones sociales, llevan la firma del embajador de Venezuela y él sólo hace las veces de un simple diligenciero. A eso le llaman dignidad.

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El Día: Una epidemia de peso

En estos tiempos de crisis alimentaria venimos a enterarnos que el exceso de peso y la obesidad se están convirtiendo en una epidemia en Bolivia, tal como sucede en el resto de los países occidentales. Es más, Santa Cruz es el departamento con mayor cantidad de personas con sobrepeso, problema que se hace creciente en la niñez. Es obvio que si hablamos de problemas cardiacos, diabetes y otras afecciones derivadas de los kilos demás, la región también se encuentra a la cabeza y son también males que están comenzando a generar serias complicaciones al precario sistema de salud del país, que ni siquiera es capaz de enfrentar otras enfermedades prevenibles, pero que aquí son letales como la diarrea o las molestias respiratorias.
 
No hay duda que sobre este complejo problema hay que empezar por la información y la educación. Recientemente y “gracias” a la escasez de algunos productos, se pudo comprobar (no hay mal que por bien no venga) cuán elemental es la dieta de los bolivianos. Azúcar, arroz, fideos, carne y papa son los componentes indispensables de una canasta alimenticia que necesita ampliarse urgentemente, no por hacerle el favor a los ineptos que ocasionaron el desabastecimiento de estos productos, sino porque ahí radica parte del grave problema de malnutrición que acaba de señalar la Organización Panamericana de la Salud.
 
Es inaudito que la quinua, la soya, el sésamo y tantos otros granos de gran contenido nutritivo no figuren en el menú cotidiano de la gente, sobre todo en las áreas urbanas donde el problema de la obesidad es más grave. Todas las instancias del Estado, desde los municipios, las gobernaciones, sus reparticiones provinciales y por supuesto, también el nivel nacional deben, cuanto antes, iniciar una cruzada para que desde los colegios, los barrios y las comunidades rurales se impartan conocimientos indispensables sobre la alimentación balanceada, único método capaz de garantizar la salud de la población y al mismo tiempo mitigar los efectos del encarecimiento.
 
En las ciudades, donde la gente sufre un bombardeo indiscriminado de los comercios de la llamada “comida chatarra”, los municipios deberían asumir un rol más activo, no solamente en el control de la sanidad de restaurantes y puestos de comida sino también en la vigilancia de la oferta, porque en definitiva esto también tiene que ver con calidad. En aquellos países donde han decidido tomar medidas drásticas contra la obesidad han llegado incluso a exigir que los locales de comida ofrezcan al público un menú variado, que incluya vegetales y no sólo proteínas y carbohidratos, tal como sucede en las innumerables churrasquerías, ventas de pollo y sandwicherías que han proliferado como hongos en la ciudad, donde además de una sobrecarga de grasas, no hay más alternativas que el arroz, el fideo y las papas fritas para acompañar la carne o el pollo.
 
Se debe apelar a propuestas creativas como el estímulo impositivo para quienes se adecuen a ciertos estándares de calidad y penalizar por supuesto, a los que se nieguen a brindar alimentación adecuada a sus comensales. Estas medidas deben ser combinadas con políticas destinadas a cambiar los hábitos de la gente, especialmente de la juventud, sumida peligrosamente en el sedentarismo y los abusos como el alcohol, el tabaco y otras sustancias nocivas. Es necesario evitar que lo que hoy es una lamentable estadística mañana se convierta en una epidemia incontrolable y extremadamente costosa.

Es indispensable una cruzada nacional sobre la alimentación balanceada, único método capaz de garantizar la salud de la población y de mitigar efectos del encarecimiento

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Los Tiempos: LA FRAGILIDAD DE LA CIVILIZACIÓN HUMANA

Pese a la manera admirable como la ingeniería japonesa minimizó los daños del sismo, la fragilidad humana se ha puesto en evidencia

El devastador terremoto que con sus nueve grados en la escala de Richter ya figura entre los cinco más fuertes de la historia del mundo y el de mayor magnitud sufrido en Japón desde que existen registros, ha sacudido no sólo a todas las islas que constituyen el archipiélago nipón sino al mundo entero. Es que una vez más, como ya antes lo hicieran los sismos que se produjeron en Haití y Chile en enero y febrero del año pasado, se puso en evidencia la fragilidad humana frente a las fuerzas de la naturaleza.

Todavía no se sabe, y probablemente pase mucho tiempo antes de que se sepa con alguna precisión, la real magnitud de los estragos causados por el terremoto y sus secuelas. Lo que sí se sabe es que la cantidad de víctimas entre muertos, heridos y desaparecidos es enorme y las pérdidas materiales incuantificables.

Sin embargo, y a pesar de la inmensidad de los daños, no deja de admirar que estos no hayan sido aún mayores dada la intensidad del sismo y sus devastadoras secuelas, como el tsunami que arrasó con vastas áreas urbanas de la isla japonesa.

Y es que tan fuerte como el terremoto que asoló su territorio fue el rigor con que Japón, sus sucesivos gobiernos y todos sus habitantes, se fueron preparando para un momento como éste durante las últimas décadas. En efecto, desde sus más rutinarios hábitos hasta los mínimos detalles de sus construcciones públicas y privadas fueron preparándose para afrontar lo inminente.

Nada de eso, sin embargo, ha sido suficiente para que se pongan en evidencia, una vez más, las limitaciones de la civilización humana. Es que si bien Japón ha salido relativamente airoso del embate de las fuerzas de la naturaleza, no puede decirse lo mismo de las dificultades que afronta para no perder el control algunas de las más notables obras de la ingeniería moderna, como son las usinas generadoras de energía atómica.

La posibilidad de que algunos de los principales reactores nucleares que proveen buena parte de la energía eléctrica que consume Japón estén dejando escapar emanaciones radioactivas, por ejemplo, puede relegar a un plano muy secundario los relativos éxitos cosechados por la ingeniería moderna en su confrontación con las fuerzas de la naturaleza.

Muy ilustrativa al respecto es la decisión adoptada por el Gobierno japonés de declarar "emergencia nuclear" por primera vez en su historia después de haber sido hace algo más de 50 años, aunque por razones muy diferentes, la primera víctima de la era nuclear.

Como no podía ser de otro modo, la posibilidad de que una tragedia como la de Chernobyl se produzca en una de las zonas más densamente pobladas del planeta ha opacado ya cualquier otro temor. No en vano el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se ha declarado en alerta total y el auxilio a las víctimas ya no es la principal prioridad sino la urgente necesidad de conjurar un peligro ante el que el quinto mayor terremoto de la historia resulta opacado.

En esas circunstancias, todo parece indicar que no será el territorio japonés el único sacudido por el terremoto de la víspera.

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El Deber: Recomendaciones de FAO y Cepal

En reciente informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) mencionan a Bolivia, Venezuela y Argentina como los países de América Latina donde se registran las mayores alzas de precios en los artículos alimenticios.

En lo que respecta a nuestro país, ambos organismos basan sus conclusiones en datos del INE , relativos a la inflación que en tal rubro entre enero de 2010 y enero de 2011. En este lapso, los artículos básicos de la canasta familiar se encarecieron en un 14 por ciento. Obviamente, el dato oficial fue cuestionado por analistas y sectores de oposición, que alegan que aquel corresponde a un índice bastante mayor. No pocos afirman que la subida llegó al 30%, apreciación que ahora alienta demandas salariales que el Gobierno considera imposibles de atender y que, sin duda, darán lugar a una serie de conflictos sociales en el transcurso del presente año.

El hecho es que se conjugaron factores específicos para que los precios de los  alimentos treparan a cifras imprevistas. La sequía causó efectos restrictivos de las áreas de cultivo de caña, contingencia que dio lugar a la escasez de azúcar, entre otras cosas. El denominado ‘gasolinazo’ equivalió a campanazo para el encarecimiento de los precios de otros componentes de la canasta familiar, creando una atmósfera de malestar social que derivó en protestas callejeras y rabiosas actitudes de defensa de intereses sectoriales, como el de los trabajadores del transporte público, que continúan… Lo que se viene es más preocupante, porque varios gremios amenazan con medidas extremas para que se atiendan sus demandas.

En su informe, los especialistas de la FAO y la Cepal , en forma implícita, recomiendan a los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Argentina producir más para frenar el alza en los precios de los alimentos. Es decir, restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda de los  productos, algo que en una crisis como la que vivimos no se consigue de la noche a la mañana, sino en toda una etapa de aplicación exitosa de políticas gubernamentales de promoción de la producción agropecuaria. La FAO y la Cepal recomiendan que esta labor se ajuste a normas claras en el comercio. O sea que los productores sepan exactamente a qué atenerse y cuáles los principios de seguridad jurídica que se les ofrece.

El dirigismo estatal sujeto a fórmulas ‘estatizantes’ va a contrapelo de las referidas orientaciones. Son recurrentes los estrepitosos fracasos de los gobiernos que con tal esquema intentaron controlar el mercado. Lo único que consiguen es perforar la economía nacional con crecientes falencias. El caso de YPFB, tras la denominada nacionalización es muy ilustrativo al respecto: baja la produccion hidrocarburífera respecto a índices anteriores y los inversores privados se resisten a arriesgar capitales…

Ojalá que el Gobierno acoja las recomendaciones de la FAO y la Cepal e ingrese a un proceso de programas idóneos que frenen el alza en los precios de los alimentos y elimine los riesgos de una grave inseguridad alimentaria en el país.

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Cambio: Hoy se combate al narcotráfico

Un reciente informe del Viceministerio de Defensa Social desnudó el rotundo fracaso de la lucha contra el tráfico de drogas durante los últimos seis años de los gobiernos neoliberales, ya que las cifras señalan —sin opción a ninguna duda— que pese al millonario respaldo económico por parte de Estados Unidos y la directa participación de la Drug Enforcement Agency (DEA), el narcotráfico apenas fue afectado, mientras la represión estatal tenía como único objetico al movimiento popular y cocalero.

Es que durante el periodo 2000 y 2005, las administraciones de Hugo Banzer Suárez, Jorge Tuto Quiroga Ramírez, Gonzalo Sánchez de Lozada, Carlos Mesa Gisbert y Eduardo Rodríguez Veltzé, la incautación de cocaína y la marihuana apenas alcanzó a 129,87 toneladas; mientras que entre 2006 y 2011 (8 de marzo), administración de Evo Morales Ayma, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) logró incautar 4.920,49 toneladas.

Es decir, decomisó 38 veces más droga que en los últimos seis años de gobiernos neoliberales, —como si ello fuera poco— sin la participación de la DEA y pese al boicot estadounidense que por razones políticas disminuyó considerablemente su apoyo económico a Bolivia para el combate al narcotráfico. Dicho de otro modo, el gobierno del principal mercado mundial de las drogas no asumió la responsabilidad que le corresponde.

El informe del Viceministerio de Defensa Social señala que durante los gobiernos neoliberales la incautación de cocaína alcanzó a 48 toneladas en seis años, mientras que en cinco años y dos meses, durante el gobierno del MAS, la fuerza antidrogas decomisó 120 toneladas de cocaína.

Respecto de la marihuana, las cifras oficiales indican que entre 2000 y 2005 fueron incautadas y eliminadas apenas 91 toneladas, mientras que de 2006 a marzo de 2011 la FELCN secuestró y destruyó un total de 4.801 toneladas. Es decir, el tráfico de marihuana —cuyo principal productor mundial es Estados Unidos— nunca mereció la atención de los gobiernos del neoliberalismo.

La FELCN, entre 2006 y el 8 de marzo de 2011, realizó un total de 58.478 operaciones antidroga en todo el territorio boliviano, frente a los 28.219 operativos que se hicieron en el periodo 2000 al 2005 con el asesoramiento y la participación directa de los agentes de la DEA.

Respecto de la coca ilegal, en los últimos años seis años de gestión neoliberal se logró incautar sólo 1.726 toneladas, en tanto que durante el gobierno del presidente Morales las unidades especializadas de la FELCN decomisaron 7.878 toneladas. Es decir, 4,5 veces más, pero en cinco años y dos meses de gestión.

Durante los gobiernos de Banzer, Quiroga, Sánchez de Lozada, Mesa y Rodríguez Veltzé, apenas se destruyeron 16 laboratorios de refinamiento de cocaína de alta pureza, en tanto que durante la administración Morales, 54 laboratorios de refinación fueron desmantelados y destruidos.

La FELCN, bajo el neoliberalismo y la participación de la DEA, halló y destruyó 9.696 fábricas de cocaína, mientras que durante el actual gobierno desmanteló 24.149. Respecto de las pozas de maceración de coca ilegal, entre 2000 y 2005 se incineraron 19.930 pozas, mientras que entre 2006 y este 8 de marzo: 29.129 pozas.

¿Qué pasó en estos últimos años para que el combate al tráfico de drogas haya coronado golpes tan contundentes en contra de las mafias del narcotráfico? ¿Por qué los resultados del neoliberalismo son tan magros, pese que contaron con millonarios recursos y la participación de la DEA?

La diferencia la hizo la férrea voluntad política del gobierno del presidente Morales para una lucha real en contra del narcotráfico, sin injerencias ni condicionamientos externos, con pleno respeto a los derechos humanos, con la mira puesta en erradicar una flajelo social, pero fundamentalmente en el marco de nuestra libertad y soberanía.

La diferencia la hizo una lucha real en contra del narcotráfico, sin injerencias, con   respeto a los derechos humanos, con la mira puesta en erradicar ese flajelo social y en el marco de nuestra libertad y soberanía.

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La Prensa: Autonomía financiera

La Cámara de Senadores debe aprobar la creación de los tributos municipales, aspecto que confirma la limitación del poder tributario.

El Presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Arce, comunicó que la Asamblea Legislativa Plurinacional aprobará en los próximos 90 días cuatro leyes relativas al régimen autonómico previsto en la Constitución Política del Estado, entre las cuales se prevé las leyes generales de Transporte, Telecomunicaciones, Clasificación de Impuestos y la Ley Básica de Regulación.

Si bien estas normas, así como otras que serán emitidas en lo venidero, son relevantes para concretar este régimen, la Ley de Clasificación de Impuestos adquiere relevancia particular toda vez que mediante ésta se alcanzará el verdadero concepto de autonomía, esto es, la Autonomía Financiera.

Dentro de la delegación tradicional de competencias públicas se tiene la autonomía política, la soberanía sobre las sumas recaudadas y la autonomía financiera. Los primeros dos tipos son ejemplos claros de Estados tradicionalmente centralizados, donde las competencias a favor de las entidades subcentrales (provincias, departamentos, municipios u otros) se limitan a la delimitación y libertad de definir políticas y el consecuente gasto público. Sin embargo, las entidades subcentrales no tienen ninguna responsabilidad sobre la definición de ingresos públicos, vale decir que no cuentan con facultades para crear impuestos. Dicho de otra manera, la potestad tributaria (facultad del Estado de imponer cargas públicas) reside exclusivamente, bajo el principio de reserva de ley, en el Órgano Legislativo (Congreso o Parlamento) del Estado Central. Las entidades subcentrales gozan de libertad sobre el gasto público, sobre la porción transferida por el Tesoro General de la Nación o sobre las recaudaciones de los denominados impuestos cedidos (impuestos creados por el Estado, pero que son recaudados por los municipios). Dentro de las características de la autonomía política o de la soberanía sobre sumas recaudadas está el poder relativo con que cuentan las entidades subcentrales para la creación de ciertos tributos. En nuestro caso, por ejemplo, los municipios cuentan con facultades para crear tasas y/o contribuciones especiales. Para este efecto existe un procedimiento legislativo mediante el cual la Cámara de Senadores debe aprobar la creación de los citados tributos, aspecto que confirma la limitación del poder tributario.

Al contrario de lo señalado anteriormente, la autonomía financiera, además de contemplar las facultades de definir políticas públicas y otorgar soberanía sobre las sumas recaudadas, permite a las entidades subcentrales, bajo un marco de constitucionalidad, crear impuestos, tasas y contribuciones especiales de acuerdo con el régimen jurídico de cada Estado. Únicamente en este contexto se logra el verdadero alcance de la Autonomía en el cual el Estado Central, así como cada departamento, municipio o comunidad indígena originaria cuentan con competencias para crear y recaudar los tributos que sustenten sus fines públicos.

Si bien el Capítulo Octavo de la Constitución Política del Estado establece la distribución de competencias entre el Estado Central, los departamentos, municipios y comunidades indígena originarias, entre las cuales se encuentra la facultad de crear y recaudar tributos, resaltamos que la norma fundamental no determina qué tipo de impuestos serán recaudados entre los distintos niveles de administración del Estado. Dicho aspecto ha sido delegado a una Ley del Estado Plurinacional. En este sentido, la Ley de Clasificación de Impuestos adquiere especial relevancia en el régimen autonómico toda vez que es la que distribuirá entre el Estado Central y las entidades territoriales autónomas los tipos de impuestos que serán recaudados por cada uno de ellos, y con esto otorgará libertad de ejercer un verdadero gobierno autónomo.