Desde afuera


Elio Pedraza Vargas En los últimos años los cambios en el país son notorios, incluso la economía se ha modificado, dejando de lado la libre iniciativa para cercarla con el poder del centralismo que incluso está a punto de apropiarse del clima para que podamos vivir en el mundo del vicepresidente, aquel que contó en la clausura del primer Congreso Internacional YPFB Petróleo Gas que se realizó en nuestra ciudad. Y es una costumbre generalizada del partido de gobierno contar aventuras de monstruos (la oposición, incluida la prensa) y guerreros (ellos y sus SS) y magos (sus amautas), quienes día a día luchan para consumir la pócima que les hace inmortales y lograr con ese brebaje entrar en éxtasis generalizado que les permite ver la gran creación de seres mitológicos por el entrevero de pueblos.Pero no solo había sido una desmedida actitud de un oficialismo impregnado de un olor a podredumbre, también en el oficialismo departamental, el rostro de la angelical imagen al final del camino autonomista no había sido tal y tan solo hay pirañas y otros depredadores de la ilusión del pueblo, vilmente mentido, traicionado y dejado a los vaivenes de las olas de la política de terror implementada por la justicia boliviana al lado del brazo opresor que en teoría debería ser el protector del ciudadano, la fiscalía. Nosotros estamos afuera y lo vemos desde afuera, no conocemos los pormenores de traiciones, chantajes, mentiras, abusos, intrigas, componendas, acuerdos, “diálogo” y en fin todo lo que deseen decir que hay, y aún nos mienten cuando dicen que son transparentes, que han ofrecido un sin número de propuestas para llevar adelante la gobernabilidad de la Gobernación cruceña. Que fiasco el haber creído en individuos que se emborracharon con el poder y se creen los semidioses del cielo que es la gobernación y que con su soberbia e intolerancia se olvidaron de quienes a puro pulmón y en el anonimato anduvieron por brechas, calles, canales, avenidas, montes, serranías, a pie, en lomo de mula, de bueycaballo, que proponían levantar en alto la bandera cruceña y se gritaba a voz en cuello ¡autonomía carajo! Y ahora. No es con poses de víctima por lo mal que se trataron entre los que acordaron llevar adelante un sentimiento que está arraigado en el corazón del cruceño, no es un líder con una estructura miedosa, enana judicialmente y neófita políticamente la que llevará adelante el carro que este pueblo empuja a veces sin medir las consecuencias, porque está desesperado ante la inercia de quienes se comprometieron abrir aún más el camino de la autonomía. Y aún no lo han hecho.¿Qué nos pasó? ¿Dónde nos perdimos? ¿Qué hemos hecho cómo pueblo para merecer a todos los Asambleístas, que están tan alejados del ciudadano común que les exige respuestas? Realmente ni indígenas, ni dirigentes sindicales, vecinales o del lugar que sean y peor académicos están a la altura de una verdadera autonomía, porque tampoco el gobierno le entiende así tenga su ministerio de autonomía.Ahora como pueblo estamos como los alpinistas, que intentamos subir la cumbre más alta, pero llegamos a diferentes campamentos y no encontramos al líder que nos guie y peor tener ese apoyo logístico que sea capaz de informar de las tempestades o del mal tiempo y hay un silencio y una soledad, porque se teme que ante la incertidumbre una avalancha destruya el sueño por el que se luchó, se votó y se lo defendió en las calles, ante la arremetida de las hordas masistas que se apostaron en el plan tres mil, que por cierto no son nada, ni serán los ejércitos comandados por venezolanos, cuando el pueblo determine otra vez levantarse, por defender lo que le pertenece la autonomía y su patria.


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