¿Volverán los votos fantasmas?


La decisión gubernamental de quitarle el manejo de Identificación Civil a la Policía Nacional y traspasarlo a la órbita del Tribunal Supremo Electoral (TSE) no deja de plantear ciertas dudas. ¿Por qué se adopta esta medida a escasos cinco meses de un acto eleccionario? ¿Y por qué se concentran el padrón biométrico e Identificación en la misma institución?Están frescas en la memoria colectiva las irregularidades en la carnetización impulsada durante el primer gobierno de Evo Morales con asesoría venezolana, que se tradujo en votantes con dos o tres carnets de identidad. Recordemos también los sufragios de difuntos o la enorme cantidad de electores con más de cien años de edad. Cierto que Antonio Costas, quien estará al frente de Identificación, hizo un papel más aceptable que el de Exeni cuando se desempeñó al frente de la Corte Nacional Electoral, pero de todas maneras se dio en su gestión la subcontratación a una cuestionada empresa venezolana para la provisión de máquinas del padrón biométrico, lo que acabó produciendo una polémica sobre aparatos previamente cargados de votos.Si las elecciones judiciales de octubre ya adolecían de graves fallas estructurales de transparencia, tanto por las restricciones a la libertad de información como por el carácter monocolor que presumiblemente tendrán los candidatos (fruto de los dos tercios de la bancada oficialista en el Legislativo), la maniobra en Identificación ahonda la preocupación sobre estos comicios.¿Se procura evitar una posible victoria del voto nulo, una suerte de veto ciudadano a las ternas azules que dejaría al descubierto la [email protected]