Mientras una nueva encuesta confirma que en el país existe una mayoritaria opinión opositora al gobierno de Evo Morales, ex integrantes de esa administración salen a la palestra a cuestionar el rumbo del “proceso de cambio”.
52% de los encuestados en el muestreo encargado por Data Siete reprobaron la gestión del Movimiento Al Socialismo, mientras que apenas un 30% manifestó su respaldo al evo-linerismo. Está claro, por lo tanto, que las pretensiones de eternidad del régimen han caducado con rapidez.
Este contexto explica que varias figuras, estrechamente ligadas al proyecto neopopulista que azota a Bolivia en los últimos años, se desmarquen públicamente y ensayen diversas variantes de interpretación crítica, que por cierto no exhibieron mientras desempeñaron importantes cargos gubernamentales.
Hablamos nada menos que del ex viceministro de tierras, Alejando Almaraz, uno de los gestores de la “reconducción comunitaria” de la reforma agraria, política colectivista que ha contribuido a generar inseguridad jurídica y, por ende, una preocupante contracción en la producción alimentaria nacional.
Hablamos del ex constituyente del MAS, Raúl “Chato” Prada, surgido del linerista grupo Comuna e ideólogo del Estado Plurinacional. Responsable, por lo tanto, de buena parte de las políticas de desmontaje de la institucionalidad republicana.
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Hablamos también del ex embajador de Bolivia en Estados Unidos, Gustavo Guzmán, y del dirigente social Óscar Olivera, quien tuvo un relevante rol en los movimientos de desestabilización que culminaron con el ascenso al poder de Evo Morales.
Todos ellos se han agrupado en torno a un manifiesto en el que apuestan a presentarse como “más masistas que el MAS”, interpelando la “consolidación del modelo neoliberal” que supuestamente estaría llevando a cabo el gobierno, así como la pérdida de la “orientación transformadora expresada en la Constitución”.
Junto a estas críticas de izquierda, los desmarcados adjuntan también cuestionamientos de cuño demócrata-liberal, que suenan extraños en su caso: falta de independencia de poderes, violaciones a los derechos humanos, autoritarismo, represión… Aspectos todos en los que no repararon mientras fueron parte del staff gubernamental.
El surgimiento de este bloque de desertores es un buen síntoma del proceso de resquebrajamiento del régimen, pero está claro que estos “oportunos disidentes”, co-responsables del copamiento totalitario del Estado boliviano, no podrán ser parte de la solución…