Los cancilleres inauguran la cumbre que busca una respuesta regional al desafío más apremiante de la región: la inseguridad y el crimen organizado. La demanda boliviana por la salida al mar es el tema más polémico.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) llega a esta 41º Asamblea con un nuevo impulso, tras haber reincorporado el miércoles pasado en sus filas a Honduras, que permaneció suspendida por casi dos años en respuesta a la destitución del presidente Manuel Zelaya en junio de 2009.
La presencia de 22 cancilleres está confirmada para esta reunión en la capital salvadoreña que será inaugurada formalmente a las 18H30 locales (00H30 GMT del lunes) por el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y que se prolongará hasta el martes.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, no asistirá y en su lugar estarán el segundo del Departamento de Estado, William Burns, y el encargado de la diplomacia para América Latina, Arturo Valenzuela, según fuentes del Departamento.
Otra ausencia en la Asamblea será la del canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, en protesta por la readmisión de Honduras, a la que se opuso el gobierno de Rafael Correa por la falta de sanción contra los responsables del golpe y por la situación de los derechos humanos.
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Una de las figuras que más atención concentrará en la cita será el presidente hondureño, Porfirio Lobo, quien el lunes se hará presente para agradecer el retorno de su país al organismo continental, lo que puso fin al aislamiento internacional desde el golpe.
El escenario de esta reunión hace que su tema principal, la seguridad y la lucha contra el crimen organizado, tome mayor urgencia, ya que América Central es considerada, según la ONU, la región más mortífera del mundo fuera de las zonas de guerra.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) identificó que más de 79 mil personas fueron asesinadas entre 2003 y 2008 en Centroamérica, donde circulan casi tres millones de armas de fuego, y el Banco Mundial señaló que la criminalidad le acarrea a la región costos equivalentes a 8% de su PIB.
La OEA quiere coordinar una respuesta regional para atacar el flagelo, que también azota con dureza a México y zonas sudamericanas. Una acción consensuada se hace necesaria ante el "carácter transnacional del delito", declaró días atrás Insulza. Sin embargo, analistas y diplomáticos advierten de lo difícil de llegar a un acuerdo sobre esta sensible materia.
Insulza ha insistido en la necesidad de alcanzar "resultados concretos" y no sólo "palabras". Un primer paso en este sentido se dio el sábado, cuando la OEA firmó un acuerdo con una asociación que agrupa a policías de 20 países del continente, Ameripol, para impulsar la cooperación entre sus cuerpos policiales.
Otros temas que debatirán los cancilleres serán el reclamo de Bolivia a Chile de una salida al mar, que ha tensionado las relaciones entre ambos países, y el conflicto de Argentina y Reino Unido por las islas Malvinas.
AFP/EFE