Inaceptable actitud de Bolivia

VAHIDI OK Hace unos días, el ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, uno de los altos funcionarios iraníes infructuosamente buscados por la justicia argentina por su presunta participación en el atentado terrorista perpetrado en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), arribó sorpresiva y pomposamente a Bolivia para participar en el 59° aniversario del Colegio Militar de Aviación de Bolivia, en la ciudad de Santa Cruz.

Esa visita oficial evidencia, una vez más, la existencia de una muy preocupante y estrecha intimidad entre el gobierno de Evo Morales y la autoritaria teocracia iraní que, entre otras cosas, ha financiado en Bolivia una red radial de cobertura nacional desde la cual se propaga constantemente el discurso único del oficialismo.

Ambos países acaban de firmar un convenio para agilizar las visitas de sus respectivos ciudadanos sin que haya intensidad de tráfico alguna que pueda justificar ese curioso paso, que es común cuando existen, en cambio, flujos sostenidos de turismo.



La visita oficial del ministro Vahidi a Bolivia, que fue breve y muy visible, bastó para provocar una protesta formal de nuestro país, puesto que sobre el funcionario pesa un pedido oficial de captura de la justicia argentina. Esto ha sido complementado con una notificación roja de Interpol que también pende sobre él y que pone al mundo entero sobre aviso respecto de una orden de detención por su presunta participación en episodios criminales.

Bolivia no podía pretender que ignoraba lo que sucedía. Vahidi estuvo en el centro mismo del palco oficial y recibió honores, junto con las máximas autoridades bolivianas, a lo largo del evento antes mencionado.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Ante la natural protesta argentina, el canciller de Bolivia envió, por nota, un escueto pedido formal de disculpas, lo que ciertamente no disimula la gravedad de lo sucedido, que puede calificarse de incidente imperdonable y que sugiere que nuestro vecino tiene más intimidad e intensidad en su relación con Irán que con la Argentina, a tal punto que permitió el ingreso y la partida de Vahidi sin perturbación alguna, en lugar de ponerlo, como debía, a disposición de nuestra justicia.

Para evitar que se repitan episodios inaceptables de esta lamentable naturaleza, nuestra cancillería, mediante la notificación especial del caso, debería cerciorarse de que Bolivia está inequívoca y específicamente al tanto de todos y cada uno de los nombres y apellidos de los iraníes buscados por la justicia argentina.

La creciente intimidad de Bolivia con Irán augura que los intercambios de visitas y atenciones entre altos funcionarios de ambos países no disminuirán, en el corto plazo al menos. De esa manera, nuevos episodios como el protagonizado por Vahidi serían imperdonables.

Algo similar debería hacerse respecto de Venezuela, Cuba, Ecuador y Nicaragua, países que parecen haber aumentado sus vínculos bilaterales con el régimen iraní. Se trata de una medida necesaria para que tampoco ellos se sorprendan de las consecuencias de episodios como el acaecido en Bolivia con la invitación y la visita de Vahidi.

Editorial II – La Nación, Buenos Aires