Investigación: Autos ‘chutos’ burlan el control binacional

Los traficantes de vehículos indocumentados pasan a solo 200 metros de los puntos de control de Bolivia y de Chile. Lo descubrió un equipo de EL DEBER que recorrió en dos semanas la zona.

image Laguna. Después de viajar por caminos secundarios, los ‘chuteros’ lavan el vehículo antes de meterlo en un taller para que le cambien el volante a la izquierda

El Deber, Roberto Navia



Los traficantes de vehículos indocumentados pasan por las ‘narices’ de los carabineros de Chile y también tienen ‘la llave’ para abrir el cerrojo de la frontera boliviana. EL DEBER descubrió que el plan de lucha contra el contrabando de motorizados ‘chutos’, que lanzó el Ministerio de Defensa es perforado a plena luz del día y que el reforzamiento de las patrullas en la línea limítrofe que anunció el Gobierno chileno es vulnerado incluso a 200 metros del control aduanero que existe en Colchane.   

El Gobierno de Bolivia, tras promulgar el 8 de junio la Ley de Saneamiento Legal de Vehículos Indocumentados (cuyo plazo fatal vence el próximo viernes), envió 750 militares del Comando Conjunto Andino a las fronteras del altiplano para evitar la introducción ilegal de motorizados al país. La administración de Sebastián Piñera, por su parte, anunció que profundizó el control con carabineros para evitar la salida de vehículos robados hacia Bolivia. 

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Por encima de esas disposiciones existe una zona caliente en el territorio chileno y también en suelo boliviano que es considerada como la ruta de los ‘chutos’, y a través de la cual se rompen las intenciones de frenar la avalancha de una actividad que, de tan creciente y rentable que es, no cuenta con cifras exactas sobre el movimiento económico que genera. Lo sorprendente es que esa zona caliente no está lejos de los controles aduaneros ni militares de Bolivia y Chile. El pasado jueves, a las 15:30, un vehículo color blanco transitaba a 120 km por hora por la carretera asfaltada que nace en el puerto chileno de Iquique. Iba rumbo a Bolivia. El equipo de EL DEBER fue detrás de ese motorizado que no tenía placa chilena ni boliviana. Se trataba de una vagoneta Toyota Ipsum, como esas tantas que hay en Iquique y que en esas playas de vehículos están a la venta para ser introducidas a Bolivia de contrabando, rompiendo controles, vulnerando fronteras, buscando caminos que atraviesan el desierto chileno y el altiplano boliviano. 

La vagoneta blanca es veloz también en las curvas de esa carretera. Al tinglado del control aduanero, migratorio y de carabineros de Colchane (en la misma frontera) se lo ve a 200 metros, pero la Ipsum dobla a la derecha por un camino de arena, pasa por un pueblito abandonado y se estaciona a la sombra de una casa de adobe.

Después viene el golpe de gracia. Al motorizado el conductor le coloca una placa boliviana y luego lo maneja por un camino de tierra que sale a Bolivia, atraviesa a 300 metros de la Aduana nacional y se mete en Pisiga, en el pueblo fronterizo con casas de adobe y con patios amplios donde algunas personas suelen guardar los vehículos de contrabando. 

Ya son las 16:00 y en ambas fronteras los uniformados (carabineros en Chile y militares en Bolivia) no están a la vista.  Tampoco hay evidencias de la tecnología que algunas autoridades de Chile dijeron iban a aplicar, como ser el detector de vehículos en movimiento. Por su parte, los dos militares que están en el surtidor de Pisiga (Bolivia), a 800 metros de la línea fronteriza, dicen que no saben dónde se encuentran patrullando sus camaradas. “Puede que estén frontera adentro”, dice uno.

En Challapata, a 100 km de la ciudad de Oruro, los vendedores de vehículos indocumentados saben que esas placas son falsas o clonadas, que se las guarda en Pisiga y que desde ahí ‘alguien’ las lleva hasta el frente chileno, donde son colocadas a los vehículos que llegan desde Iquique. “Esa es solo una forma de introducir a los ‘chutos’”, asegura un hombre que tiene a la venta una vagoneta Toyota tipo taxi en $us 3.500.

Pero no todos los que logran cruzar la frontera llegan hasta Challapata, donde los que conducen esos vehículos o bien los venden a los compradores que llegan de diferentes partes del país, o bien se aprovisionan con alimentos y combustibles para seguir camino a Santa Cruz.

El presidente Evo Morales, el viernes pasado, 16 horas después de que se confirmó que se sigue introduciendo vehículos indocumentados al país, destacó el rol que cumplen las Fuerzas Armadas en la lucha contra el contrabando, las mismas que informaron al mandatario de que las patrullas militares decomisaron ya 141 motorizados que eran introducidos ilegalmente a Bolivia.

Espártaco Ferrari, gobernador de la provincia del Tamarugal, al que pertenece Pozo Almonte, donde se llevó a cabo la audiencia que decidió la expulsión de los 14 militares que fueron detenidos en el salar de Coipasa el 17 de junio, destacó el trabajo de los carabineros que custodian la frontera de Chile, que, a través del reforzamiento implantado en atención a la ley que da las facilidades de legalización de vehículos en Bolivia, según él, han demostrado que los controles funcionan para evitar el robo de motorizados y que en el último mes se requisaron 360 vehículos en la frontera.

Una vez los rodados están en Pisiga, los traficantes de ‘chutos’ operan en las noches para salir por caminos secundarios hacia Challapata, donde llegan al mediodía de la jornada siguiente.

Después, en la ruta Challapata-Potosí, en un recorrido de cuatro horas que se hizo, se evidenció la circulación de 45 vehículos sin placa.

La vida despierta de noche

Pisiga es un pueblo con muchas puertas cerradas. Sus calles permanecen casi vacías y solo se ve gente entrar y salir de los alojamientos aguardando la llegada de algún bus que vaya a Iquique (Chile) o que esté de retorno hacia Oruro. Esas casas de adobe tienen patios. Dentro de algunos de ellos hay vehículos sin placa, algunos tapados con hule; otros, envueltos con telas. Acercarse mucho atrae la mirada desconfiada de los vecinos. “Los han dejado aquí hasta que saquen los papeles legales”, explica una mujer. En la noche, cuando el frío golpea con mayor fuerza y el viento del altiplano cae en esa altura de 3.800 metros sobre el nivel del mar, hay gente que entra y que sale de los alojamientos. Una funcionaria de la Aduana explica que es en la noche cuando el contrabando de vehículos se activa y que por eso los militares enviados para frenar el tráfico de motorizados se lanzan a patrullar por caminos abiertos para interceptar a los ‘chuteros’. 

De día, el único momento en que se ve aglomeraciones es alrededor de las 8:00, cuando empiezan a llegar los buses con pasajeros que van a Iquique. La gente se baja para desayunar rostro de cordero o charque de llama.

    La ley y  la frontera   

– El 2 de junio, el plenario de la Cámara de Diputados sancionó el Proyecto de Ley Nº 060/2011-2012 de Saneamiento Legal de Vehículos indocumentados o ‘chutos’, que se encuentren en territorio nacional, como una medida que se aplicará por única vez.

– La norma, entre sus disposiciones más relevantes, establece por única vez un programa de saneamiento legal de los vehículos automotores a gasolina, gas natural vehicular (GNV) y diésel, que deberán ser registrados ante la Aduana Nacional de Bolivia (ANB) por sus propietarios en los siguientes quince días hábiles, a partir de su publicación. Ese plazo vence este viernes.

– El diario EL DEBER recorrió desde Iquique (Chile), y siguió camino por Pisiga y otros pueblos de Bolivia. Tanto en territorio chileno como boliviano evidenció la circulación de rodados sin placa.

– A lo largo del trayecto aparecen también caminos de tierra. Por esa zona se transita por lo general de noche, con las luces apagadas y amparados únicamente por el reflejo de las estrellas.

Especial. Secuencia in fraganti

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15:45

La vagoneta sin placa dejó la ruta asfaltada Iquique-Pisiga y se metió por un camino de tierra.

15:46

Se refugia en un pueblo vacío, a 200 metros de la  Aduana de Colchane (Chile). Ahí le ponen placa boliviana.

16:00

La vagoneta ingresa a Bolivia  ya con placa nacional. La Aduana y Migración está como a 300 metros.

16:01

El vehículo marcha a Pisiga, que queda a 500 m del límite fronterizo que va quedando atrás.

16:02

El control chileno quedó atrás. El vehículo rueda por el camino de tierra y no por el pavimento que une a la carretera.