Al igual que en la Unión Soviética, los signos de la descomposición total del sistema comunista de Cuba vienen dados por las denuncias de corrupción lanzadas por el propio gobierno contra los directores de las empresas públicas. Sobre unos 130 organismos controlados, poco más de la mitad, lograron la calificación de "aceptable" en tanto en el resto "se incrementaron los hechos delictivos y de corrupción", según las denuncias surgidas desde el propio gobierno.
Conscientes de que el final se aproxima, los altos burócratas empiezan a apropiarse del Estado sin el más mínimo recato, una rebatiña que preanuncia un desastroso final para la agonizante dinastía de los hermanos Castro. De esta manera, la "mafia cubana" se apresta a heredar medio siglo de "revolución" fracasada.
Editorial – El País, Montevideo