Periódico ABC arremete contra Evo Morales, tras críticas de este contra la prensa paraguaya

El principal diario de Paraguay ABC en su editorial del domingo dice que el presidente Fernando Lugo debe tomar prudente distancia de Evo Morales y agrega que “el maquiavélico gobernante boliviano no guarda buenas intenciones con nuestro país”.

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El narcotráfico no debe perturbar la paz del Chaco

Resulta irónico que al cumplirse 76 años de la firma del Protocolo de Paz que puso fin a la Guerra del Chaco, el presidente Evo Morales no haya encontrado mejor idea para evocar el histórico acontecimiento que justificar la militarización de esa frontera, que tanta sangre costó definir, con el absurdo pretexto de que la misma es para “combatir el narcotráfico”. Dicha militarización es una afrenta al Tratado de Paz, Amistad y Límites solemnemente convenido por ambos países ex beligerantes. El Paraguay lo ha honrado puntillosamente hasta hoy, y continuará haciéndolo hasta que Bolivia decida violentarlo con una nueva guerra de agresión. Ningún país se arma de guerra para combatir el narcotráfico.



Resulta irónico que al cumplirse 76 años de la firma del Protocolo de Paz que puso fin a la Guerra del Chaco y al dilatado pleito fronterizo que por casi medio siglo enturbió las relaciones entre nuestro país y Bolivia, el presidente Evo Morales no haya encontrado mejor idea para evocar el histórico acontecimiento que justificar la militarización de esa frontera, que tanta sangre costó definir, con el absurdo pretexto de que la misma es para “combatir el narcotráfico”; insinuando de paso que los paraguayos que están en contra del rearme de su país –y la prensa nacional que lo critica– son narcotraficantes, o protectores de los mismos.   

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La cínica e irresponsable actitud del Mandatario boliviano merece el más firme repudio del pueblo paraguayo, que tiene en suprema veneración el recuerdo de los héroes de esa cruenta guerra de agresión desencadenada contra el Paraguay por sus antepasados gobernantes. La militarización de la sagrada frontera del Chaco es una afrenta al Tratado de Paz, Amistad y Límites solemnemente convenido por ambos países ex beligerantes. El Paraguay lo ha honrado puntillosamente hasta hoy día, y continuará haciéndolo hasta que Bolivia decida violentarlo con una nueva guerra de agresión.   

Ningún país se arma de guerra para combatir el narcotráfico. Para ese fin refuerza su policía y sus instituciones de justicia y de seguridad interior. Las fuerzas armadas de cualquier país tienen como misión básica la defensa de la soberanía y de la integridad territorial, y en un Estado serio las amenazas a la seguridad nacional solo pueden provenir del exterior, de otros Estados. ¿Qué países vecinos amenazan a Bolivia en la actualidad? ¿Brasil, Argentina, Chile, Paraguay? Categóricamente, ninguno. ¿Contra quién, entonces, se previene militarmente Bolivia? ¿Qué amenaza contra su país llevó al presidente Evo Morales a firmar un convenio de cooperación militar con el gobierno venezolano de Hugo Chávez tan pronto asumió el poder? ¿Para qué quiere la ayuda militar que ahora le promete el Irán del tiránico y belicoso Ahmadinejad? Si Bolivia no tiene amenazas en ciernes, ¿para qué se arma? Si racionalmente no hay respuestas para estos interrogantes, entonces es Bolivia la que se prepara para agredir a algún país vecino, y Paraguay es el único objetivo estratégico al alcance de su actual capacidad militar. Otra conclusión no cabe. 

No deja de ser una paradoja que cuanto más Evo Morales proclama la vocación pacifista de su país, más escarba para desenterrar el hacha de la guerra con Chile. Hace apenas días, tras el triunfo de Ollanta Humala en las elecciones para presidente de Perú, acaso a impulsos de una ráfaga de delirio, patriótico o racial y con un ensueño afiebrado en la mente, su gobierno presentó ante la 41ª Asamblea General de la OEA celebrada en El Salvador, su demanda contra Chile por una salida soberana al Pacífico, a sabiendas de que es un reclamo de atención imposible, por mejor buena voluntad que tenga su ex contendor bélico.   

Aunque a priori al Paraguay no debería importarle el pleito de Bolivia con Chile, sucede, sin embargo, que en cierta medida la agresión armada de Bolivia contra el Paraguay por la posesión del Chaco fue consecuencia directa de la pérdida de su costa marítima a manos de aquel país en la Guerra del Pacífico, a finales del siglo XIX. Entonces, bien puede repetirse la historia. De ahí que el Paraguay debe mirar con atención la pretensión de Evo Morales de repudiar un tratado de límites vigente por más de cien años entre su país y Chile. Con toda razón, entonces, el Paraguay no debe descartar que en cualquier momento el gobierno del mesiánico Evo Morales, si es que se le vuelve muy difícil la gobernabilidad de su heterogéneo país, quiera hacer lo mismo con el Tratado de Paz, Amistad y Límite solemnemente firmado entre nuestro país y Bolivia en Buenos Aires, hace 73 años.   

Por otra parte, pese al diferendo que mantienen Chile y Perú por demarcación de límite marítimo, a estar por las declaraciones formuladas por el presidente electo Ollanta Humala en el sentido de que “el camino de Perú es un camino propio, sin copiar de otros países”, es improbable que se preste a los delirios de grandeza incaica de su homólogo boliviano, menos aún para tomar partido a favor de la absurda demanda contra Chile. Desde los tiempos de la efímera Confederación Perú-Boliviana del Protector Mariscal Santa Cruz, de comienzos del siglo XIX, Perú tiene negativa experiencia de alianza militar con Bolivia, sobre todo contra Chile.   

El presidente Fernando Lugo debe tomar prudente distancia de Evo Morales, para no comprometer los intereses nacionales del Paraguay. Definitivamente, el maquiavélico gobernante boliviano no guarda buenas intenciones con nuestro país, y lo tiene permanentemente en el tablero de su quimérico sueño geopolítico de “refundar” Bolivia. Lejos de confiar en sus protestas de amistad y de pacífica convivencia, tiene que desconfiar de las mentirosas justificaciones del fortalecimiento del poderío militar de Bolivia y su sistemática distribución sobre el área de influencia de nuestra frontera del Chaco.   

Por todo eso, en esta oportunidad nuestra acostumbrada celebración del Día de la Paz del Chaco debe incluir un elemento más de unción patria, enviando al hermano pueblo boliviano nuestro eterno compromiso de que, como en el pasado, solo iremos a la guerra contra ellos para defender lo que es nuestro; nunca para apoderarnos de lo suyo. Por más de que no pudimos recuperar nuestro límite arcifinio, el río Parapití, respetaremos siempre el Tratado de Paz, Amistad y Límites. Este es el mensaje del pueblo paraguayo al hermano pueblo boliviano en esta fecha de tan honda significación para ambas naciones hermanas.