Adán y Evo

adan-chavez Por más que se autodefinan como “progresistas”, los regímenes de inspiración marxista-leninista han demostrado un carácter profundamente reaccionario en la práctica, al punto de reeditar la formación de dinastías al estilo de las viejas monarquías.

Lo hemos visto en Corea del Norte, donde Kim Jong Il sucedió en el poder al Kim Il Sung, y también en Cuba, con la posta gubernamental entre los hermanos Castro. Ahora, el mismo fenómeno podría repetirse en Venezuela, ante la enfermedad que aqueja al mandatario “bolivariano”.

Entre los sucesores posibles que más suenan se encuentra el hermano del presidente, Adán Chávez, un profesor universitario que representa al ala más dura del oficialismo, quien recientemente ha dicho que en un futuro cercano “no hay que descartar la posibilidad de una lucha armada” en su país.



Entre los competidores a la sucesión estaría el actual vicepresidente, Elías Jaua, quien no tiene bases políticas propias ya que su cargo no nació de una contienda electoral, dado que en Venezuela el vice es designado a dedo por el presidente. También el canciller Nicolás Maduro y el gobernador Diosdado Cabello, tal vez la única persona dentro del chavismo que ha logrado acumular cierta fortaleza política propia.

Pero la posibilidad de que Adán Chávez sea el sucesor parece la más fuerte, lo que ya ha dado lugar a que comiencen a circular las bromas sobre el ALBA, que podría contar entre sus filas a los presidentes “Adán y Evo”.

Sin embargo, el panorama de los países del bloque no parece nada paradisíaco o edénico, a no ser para los sectores ligados al narcotráfico, actividad que ha tenido una imparable expansión bajo los gobiernos del “socialismo del siglo XXI”.

En todo caso, la formación de dinastías es un síntoma más del signo claramente antidemocrático de estos regímenes, que bajo la falaz bandera de una supuesta igualdad no hacen más que concentrar todo el poder en manos de una cúpula minúscula y en las de sus caudillos entronizados…

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